lunes, 27 de octubre de 2014

27 octubre: Bajando a realidades

Esquema substancial
          En la carta a los fieles de Éfeso da Pablo un esquema substancial de lo que es la vida cristiana (4, 32-5, 8). Empieza por una expresión genérica –sed buenos- que va a ir explicitando en características sucesivas. No es el mero “ser buenos” sino la bondad que hace comprensivos, perdonándoos unos a otros Y hasta aquí todavía ha entrado poco, Todas esas cosas las puede tener una “buena persona”, pero que no pasa de ahí. La siguiente característica ya define de qué “bondad” está hablando Pablo: la que comprende y perdona como Dios os perdonó en Cristo. Y eso no sólo significa “comprensión” y “perdón” sino olvido, echarse las cosas atrás –a las espaldas- de donde nunca más vuelven a salir. Dios no regurgita nuestros fallos. Lo que ya ha pasado, para Él es absolutamente pasado; más aún: no ocurrido.
          Pues sed imitadores de Dios No se le puede imitar en la santidad suprema suya pero sí en efectos concretos de esa santidad. Y aquí ha puesto esa definitiva comprensión y perdón. Y eso, como propio de hijos queridos que viven el amor como Cristo…
          Las concreciones que hace Pablo no son ni completas ni complexivas; son un ejemplo como podría haber puesto otras. Y ahí es donde a nosotros nos toca ir poniendo las que a nosotros incumben, las que son nuestros puntos flacos. Y saber enfocarlo todo a esa misión: lo vuestro es alabar a Dios. Y meteos esto bien en la cabeza… Que nadie os engañe con citas rebuscadas; no tengáis parte con ellos…, porque vosotros –como cristianos- sois luz. Vivid como gente hecha a la luz.
          La experiencia da lo difícil que es eso; porque las tinieblas ofuscan y porque la mirada al propio interior es siempre un viaje muy difícil. Pero hay que intentarlo. Y lo cierto es que es de gran provecho recorrerlo.
          El Evangelio (Lc 13, 10-17) sigue un esquema que ya es consabido. Cristo acude a la sinagoga un sábado, y allí hay una mujer encorvada (atribuido a “un espíritu”, como era típico de una sociedad primitiva). Jesús le dice que queda libre de su enfermedad, y –mediante una imposición de manos-, la mujer se endereza. Los fariseos protestan porque interpretan aquello como una violación del sábado, y Jesús les hace ver lo insensato de aquella reacción, porque ellos esa misma mañana han llevado al buey o al burro a abrevar y para eso lo han tenido que desatar. ¿Y no se puede “desatar” a una pobre mujer que lleva 18 años encorvada?
          Quedaron abochornados los puritanos. La gente sencilla se alegró mucho.
          Se me ha venido a la mente la profunda enorme hipocresía de una sociedad actual que se manifiesta a favor de los animales y no se abochorna de no defender igualmente, masivamente, la vida humana en sus dos extremos de la vida. Se me ponen delante aquellos fariseos tan celosos de una ley del sábado (que por otra parte eran ellos los que la habían llevado al ridículo), y no les importaban los pobres enfermos –ellos y ellas- que iban apareciendo por las sinagogas en diferentes ocasiones. Se me ponen delante los defensores acérrimos de la justicia (aplicable a los demás), pero que ellos no se la aplican, o como decía Jesús, no la rozan ni con el dedo meñique.
          Yo –además- tengo “el defecto” de no querer quedarme en lo que “ocurre fuera” (que es muy fácil de enjuiciar, aunque no se tengan datos), mientras “dentro” (dentro de uno mismo o en el ámbito inmediato de lo propio), se dejan sin colar tantas zurrampias personales…

          También eso es parte del esquema substancial.

3 comentarios:

  1. Me llama la atención de este Evangelio, que Jesús atribuye la enfermedad de la mujer a Satanás. Y sabemos que el poder de satanás, aunque lo tiene y puede causar graves daños espirituales o físicos (CIC 395), llega Jesús y la libera.

    Del fragmento de la Carta a los Efesios me llama la atención algo habitual en el lenguaje de San Pablo, pero que a mi personalmente me gusta. Llamar santos a los creyentes de Efeso. La santidad está en sintonía con el consejo de ser imitadores de Dios. Al seguir leyendo veo que no se nos pide que imitemos a Dios con amenazas, sino por causa de que somos "hijos queridos suyos". Y nos pone el Apóstol delante unas realidades que como entonces, hoy siguen presentes en el mundo. La fealdad de ciertos pecados, que hace incompatible con esa santidad que Dios quiere de nosotros. El mundo tiene un lenguaje y unas formas que no deben ser las nuestras. La televisión no ayuda.

    Sigo leyendo y observo que para el pecador no arrepentido si existe una amenaza en el texto. Es imposible heredar el Reino de Dios siendo practicante de cierto tipo de pecados. Y cita: fornicación - impureza - codicia, lo cual es idolatría.

    Pero el mundo tiene muchas y diversas explicaciones para "convencernos" a los creyentes de que estamos equivocados. De que "vivamos la vida" y nos dejemos de hacer caso a Dios. El Apóstol llama a esto: "vanas razones". Y nos advierte del peligro de ser engañado por estas. ¡Cuidado con la televisión!. Se nos pide "no tener parte con ellos", es decir, el mínimo contacto, y sólo en caso de necesidad imperiosa.

    El que no quiere hacer caso de esto, se considera por el Apóstol, como un rebelde.

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  2. Ana Ciudad2:53 p. m.

    La mujer de la que nos habla el Evangelio,queda libre de su enfermedad.Ya puede mirar a Cristo ,al cielo a la gente y al mundo:las maravillas de todo lo creado por Dios.
    También nosotros,con la ayuda de la gracia,veremos a Cristo Glorioso lleno de majestad que nos recibe en su Reino.Le reconoceremos como al Amigo que nunca nos falló, a quien procuramos tratar y servir aún en lo más pequeño.Estamos metidos en un mundo,en las tareas que a cada uno nos ha correspondido y amando este mundo es dónde debemos santificarnos.
    Podemos decir con San Agustín ."La sed que tengo es llegar a ver el rostro de Dios;siento sed en la peregrinación,siento sed en el camino;pero me saciaré a la llegada
    Acudamos a la misericordia de Señor, para que nos conceda esedon,vivir de fe para poder andar por la tierra con los ojos puestos en el cielo,con la mirada fija en Él,en Jesús.

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  3. Deseo dejar mi comentario agradecido, por las magníficas luces que me trae su homilía y me descubren riquezas que contiene la Escritura Sagrada y que usted nos va mostrando, llevado por el ministerio sacerdotal en el Espíritu Santo. Gracias, P. Cantero. Un filial abrazo.

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