miércoles, 1 de octubre de 2014

1 octubre: EVANGELIZACIÓN

     El próximo día 3
es PRIMER VIERNES,
e inauguramos el Curso
del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
en el Grupo de Málaga
a las 5'30
en el Salón de Actos de los Jesuitas.

Llamadas al Reino
          Empiezo por la Santa del día: Santa Teresa del Niño Jesús, malamente nombrada como “Santa Teresita” por parte de gente del pueblo. Es una santa de mucha envergadura y su nombre no merece diminutivos. Su infancia espiritual no es la de una niña sino la de una santa de cuerpo entero, que entendió que la fe auténtica se vive desde lo más simple del Evangelio: la pobreza que se significa en el “niño”…, y la cercanía del niño a Jesús…, que enseña que quien no se haga como niño no entra en el Reino. Y ella optó por esa forma básica de espiritualidad. Que va inserta precisamente en su madurez plena de quien comprendió que –en la Iglesia su vocación era el AMOR. Y lo vivió desde su constante oración, y oración misionera que abarca al mundo, y que le valió el patronazgo del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN, junto al misionero que recorrió tantas millas y tantos países en su afán de llevar a Jesucristo: San Francisco Javier.
***   ***
          Seguimos con el libro de Job, con grandes saltos en los datos que nos ofrece la lectura continua. Hoy en 9, 1-12, 14-16. Job representa al personaje que reconoce la grandeza de Dios y la pobreza del hombre. Dios lo puede todo y despliega los cielos y camina sobre el mar. Si cruza junto a mí, no puedo ni mirarlo. ¿Quién le reclamará? Por eso Job representa al fiel que no reclama nada y que se pliega ante Dios. Ni tiene que pedirle cuentas, ni Dios se las tiene que dar. En la desgracia, pues, Job permanece fiel
          El Evangelio nos trae tres llamadas al seguimiento de Cristo. Un individuo viene y se ofrece incondicionalmente: dondequiera que vayas. A tal generosidad Jesús responde con plena sinceridad: Seguirme a mi supone que el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza; menos que los pájaros que tienen nido o que las zorras que tienen madrigueras. Jesús no engaña, no crea falsas expectativas. Si quiere seguirlo, ya sabe desde el principio en qué condiciones es. Si prevalece el “dondequiera que vayas”, este sujeto se une al grupo de discípulos. Si se echa atrás ante tal planteamiento, queda fuera, a pesar de su ofrecimiento. Él ha venido. Él debe ver cómo responder a la palabra de Jesús.
          A otro, lo llama expresamente Jesús. Un “Sígueme” típico de las vocaciones evangélicas. Un “sígueme” sin más explicaciones. Una elección libre de Jesús. El individuo se halla ante un dilema socia: es el hijo de familia que ha quedado sin casar, y por “norma judía” él debe quedarse acompañando de por vida a su padre, hasta que muera. Por eso su respuesta a Jesús es: Déjame primero cumplir mi compromiso de permanecer junto a mi padre hasta que muera.
          La vocación divina no está dependiendo de normas sociales. Dios llama y llama AHORA. Por tanto Jesús le pone por delante el primero de todos los mandamientos: Amarás a Dios sobre todas las cosas. Y tus hermanos, que se ocupen de tu padre. Tú, sígueme. Tú tienes la llamada. Yo cuento contigo.

          Yo arrimo el agua a mi molino”, y pongo aquí lo que es la evangelización: algo que supera las razones y las costumbres humanas; algo que rompe los esquemas, y que plantea de lleno la voluntad de Dios…, la llamada de Jesús. Se puede quedar esta persona en sus formas sociales. Pero no habrá entrado en el terreno del Evangelio. Tiene que romper esquemas…, y será evangelizado, objeto de la buena nueva de Jesús. Lo mismo que el tercero que se ofrece con condiciones. Y Jesús le corta esa trama: O sí o no. Con Jesús no caben las condiciones: no se puede poner la mano en el arado y mirar atrás. No vale querer estar con Él…, “a mi manera”. La evangelización  es otra cosa…

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