jueves, 2 de octubre de 2014

2 oct.: Ángeles de la Guarda

El Ángel de la guarda
          Estamos quizás hechos a pensar en el Ángel de la Guarda de los niños. En parte porque Jesús habla expresamente de ese Ángel de los pequeñuelos, que está ante Dios viendo el rostro de Dios. Y, en parte, porque la representación gráfica del tal “ángel de la guarda” ha pintado al angel que protege a un niño.
          Por lo pronto tenemos una realidad: HAY ÁNGELES DE LA GUARDA puesto que Jesús habla de ellos y en momento importante de su enseñanza. . No es una ciencia ficción. El ángel de la guarda aparece también, cinematográficamente, en “Qué bello es vivir”, en la historia de aquel hombre desesperado que va a tirarse por un puente, y aparece aquella figura de hombre que le libra, le acompaña y le devuelve a la felicidad del hogar, tras muchas peripecias y extrañas situaciones.
          Hoy celebramos en la liturgia al Ángel Custodio (o ángel de la guarda). Lo que sí será útil es pensar que no sólo existen esos ángeles de “uso personal”, sino que la familia tiene su ángel de la guarda; el pueblo, la ciudad, las regiones, las naciones…; las comunidades, los grupos… Para todos hay un ángel de la guarda.
          Pero como en todo lo divino ni coacciona, ni obliga, ni impide, ni manda. Es ángel protector que quiere ayudarnos a una parada en el camino, una reflexión, un aprender de cualquier circunstancia (aunque la hubiera captado como mala el primer golpe de vista). El ángel de la guarda respeta la libertad que nos dio Dios, y su misión es esa mano invisible que llega a insinuar hasta el último momento posible que hay un peligro o que hay un buen atajo para ganar tiempo… Una “conciencia” que despierta en nuestra conciencia la posibilidad de rectificar, reaccionar a tiempo, corregir, impulsar una buena idea… Tendríamos que ser más conscientes de que ese NUESTRO BUEN ÁNGEL está ahí, y que muchos buenos impulsos no nacieron de casualidad dentro de nosotros, sino que allí estuvo nuestro protector, el que está viendo siempre el rostro de Dios

          El libro de Job nos presenta [19, 21-27] otra bella página de fe y humildad de ese personaje, que derruido físicamente en su desgracia, sigue pensando en que cuando de ese su cuerpo maltrecho le arranquen la piel… (le llegue la hora de la muerte), “ya sin carne, veré a Dios; yo mismo le veré y no otro; yo con mis propios ojos”. Es de una belleza grande. Y para apuntalar más todo ese inmenso sentimiento de esperanza, concluye con las ansias de su pecho, que le hacen desfallecer. Algo aquello de Santa Teresa: Muero porque no muero. ¡Y aún no tiene el autor una noticia de otra vida, pero en el mismo sentir de Job se está pidiendo esa otra vida…, y por ello las ansias que le hacen desfallecer.

          En el Evangelio [Lc 10, 1-12] volvemos a tema conocido: el envío que hace Jesús de 72 discípulos a misionar. Características: de dos en dos; en carencia de apoyos humanos: ni alforja de comida, ni cinto de dinero, sin bastón de ayuda. Lo que llevan en el zurrón es LA PAZ. Con ella han de llegar a las casas, a los pueblos… En ella está la fuerza de su misión. Sin ella (si no la encuentran, salir a otro lugar). Pero con paz o sin ella, hay un mensaje evidente y decididamente real: EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA DE VOSOTROS.  Tan cerca que ese Reino lo trae y lo encarna Jesucristo…, y ellos vienen como avanzadilla. ¡Está cerca! Acogerlo o no, es cosa de cada cual. O de dos en dos.

TENÉIS EL BOLETÍN DE OCTUBRE dos pasos más abajo.

Día 3: PRIMER VIERNES
Inauguración de Curso en Málaga
Jesuitas.- 17'30 horas. Salón de Actos

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