miércoles, 26 de febrero de 2020

26 febrero: Ayuno y abstinencia


LITURGIA        Miércoles de Ceniza
                      Comienza el período cuaresmal; esta primera parte hasta el domingo se define como días de Ceniza, que comienza con la imposición simbólica de la ceniza sobre la cabeza, en demostración de nuestra poquedad y nuestra necesidad de penitencia, para abrirnos más a que nos dejemos llenar por Dios. Así queda expresado en la 2ª lectura (2Cor,5-20-6,2): Reconciliaos con Dios, o más bellamente expresado: Dejaos reconciliar por Dios, puesto que es él quien lleva la iniciativa. Y ha dejado que Jesús cargue y se envuelva en los pecados de toda la humanidad, para que así él nos lleve a ser justos ante Dios. Es lo que pide un tiempo de gracia como éste que comenzamos ahora, y que es el día de salvación.

          Para que eso sea realidad, tenemos una 1ª lectura (Joel.2,12-18) en el que se nos pide que sea nuestro corazón el que se abra a Dios, porque eso vale mucho más que los holocaustos y los sacrificios. El ayuno que Dios pide es el que se realiza en el dominio de las realidades de la vida, del que el ayuno de alimento es un signo exterior recordatorio. Las demás privaciones y sacrificios están al servicio de una entrega mucho más profunda, y que será donde Jesús va a poner el acento en el Sermón del Monte. (Mt.6,1-6.16-19)

          Este evangelio ha recogido tres aspectos fundamentales para insistir en la interioridad a la que nos llama el Señor y que expone en estilo repetitivo con tres temas típicos de la espiritualidad cristiana:
          LA LIMOSNA. Y advierte Jesús que no debe hacerse ostentosamente haciendo ver que da uno algo de sus bienes, sino que debe hacerse en lo más secreto; en eso que expresa Jesús –en su estilo extremoso- diciendo que tu mano izquierda no se entere de lo que hace tu derecha. No vayas tocando la trompeta por delante como hacen los hipócritas para demostrar su generosidad. La limosna que se da, sea en lo oculto, de modo que sea Dios el que la ve. Y Dios dará la paga merecida.
          LA ORACIÓN: cuando ores no lo hagas para ser visto de los hombres y que la gente te alabe; no ores con ostentación de que oras. No poniéndote delante de los demás para que te vean, sino entrando en tu interior y orando a Dios con el corazón. Y Dios, que ve el corazón, te pagará. Dios ve en lo escondido, y ahí es donde hay que rezar al Padre, que está también en lo escondido profundo.
          EL AYUNO. El ayuno, el sacrificio, no es para ir por la vida con la cara triste mostrando a los hombres que se está haciendo ese sacrificio. Al contrario, dice Jesús, perfúmate, lávate la cara, presenta un rostro alegre. Y así no serán los hombres los que vean que ayunas, sino tu Padre del Cielo que ve en lo interior. Y Él te recompensará.
         
          Quien dice esas tres características, dice de todo en general. La vida del cristiano tiene que vivirse en el fondo del alma: Los verdaderos adoradores adoran al Padre en espíritu y verdad. Cuando queremos distinguir la sinceridad de la persona, un signo cierto es la naturalidad. Por eso las apariencias externas para significar más devoción o más profundidad, son siempre sospechosas. Y de esto debieran tomar nota aquellas personas que pretenden manifestar más su “mundo interior” con posturas que resultan llamativas y que no responden a ese principio evangélico de vivir la vida cristiana en el interior y no en las manifestaciones externas, que podrán advertirlas los hombres pero no suponen una mayor intensidad de verdad en el corazón.

          La fórmula de imposición de la Ceniza que más se usa es la de Conviértete y cree el evangelio. Convertirse que es ponerse en otra tesitura de la vida, abierta a Dios. Y tal novedad de vida se centre en CREER EL EVANGELIO, en ir transformando la vida en un evangelio viviente, de modo que se tome de Jesucristo el estilo nuevo de interioridad, austeridad, fe, servicio, oración, amor a los demás, compasión…, y todas esas características de Jesús que el evangelio nos pone delante, y que vamos succionando en el día a día para acabar siendo fieles seguidores de ee evangelio de vida que Cristo nos ha puesto delante.

5 comentarios:

  1. Hoy es cumpleaños de nuestro P. Cantero. Muchas Felicidades Manolo, y ya van unos cuantos, deseo que Dios te conserve como ministro suyo por muchos años.

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  2. Ana Ciudad2:20 p. m.

    Muchas FELICIDADES, Padre.Todos deseamos que cumpla muchos más haciendo tanto bien a todos los que se cruzan en su vida.

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  3. Cumpleaños feliz.Rezamos por usted, jesuita ejemplar y ojalá pueda publicar algún libro más.Un fuerte abrazo de Luisa( Safa de Osuna) y Juan.

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  4. José Antonio10:35 p. m.

    Me uno a la felicitación en este día. Unidos en Dios y agradecido a El por su labor pastoral.

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  5. Convertirse es algo muy necesario siempre pero hoy lo es más.

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