sábado, 15 de febrero de 2020

15 febrero: ¿Dos multiplicaciones?


LITURGIA       
                      Salomón acabó fallando a Dios creando lugares de culto para los dioses de sus esposas, por lo cual Dios le retiró su favor y lo hizo a través del profeta Ajías de Silo que hizo una parábola en acción dividiendo su manto en 12 piezas: dos para la dinastía de Salomón en su hijo Jeroboán, y 10 que entregó a otros. Los dos que dejó a Salomón y a Jeroboán eran en atención a David, en quien la promesa de dinastía sin término seguía vigente.
          Pero Joroboán se convirtió en un idólatra empedernido, creando dos becerros de oro y diciéndole a la gente: Éste es tu Dios. Y aparte otros muchos lugares de culto idolátrico (1Reg.12,26-32; 13,33-34), que llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.

          En el evangelio de Marcos tenemos la narración de una segunda multiplicación de panes y peces, aunque la descripción es tan similar a la de la más conocida, que puede pensarse que es una nueva redacción del mismo hecho.
          Había mucha gente, no tenían que comer, Jesús sintió lástima de esta gente que llevan tres días sin comer y si los despido en ayunas se van a desmayar por el camino; algunos han venido de lejos. Como pude observarse hay un calco de exposición con lo que ya conocemos más normalmente.
          Los discípulos preguntan de dónde van a sacar panes en despoblado para tanta gente y que queden satisfechos. Y aquí viene la diferencia: Jesús pregunta cuántos panes tienen y responden que siete.
          Mandó Jesús que se sentaran en el suelo (lo que indica que estamos en primavera lo mismo que en la otra ocasión), tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias y los fue dando a los discípulos y los discípulos a la gente. Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo y mandó que se los sirvieran también.
          La gente comió hasta quedar satisfecha y de los trozos que sobraron, llenaron siete canastas. Los que comieron eran unos 4,000.
         
          Los paralelismos de las dos narraciones son tan acusados que muestran que más que dos multiplicaciones hay dos tradiciones que le llegan al evangelista, y que él las incorpora a su narración, pero que una es un calco de la otra, y sólo varían los números de los panes y de los comensales. Lo cual no es extraño porque una responde a las “doce tribus de Israel” [las 12 canastas recogidas en una multiplicación], y la otra al número 7 simbólico de una cantidad más indefinida.
          Los 5,000 varones o las 4,000 personas no son una variación tan notable en un cálculo de esa envergadura.

          Luego tenemos el capítulo 8 (14-21) donde las cosas se ponen complicadas, pues sería Jesús mismo, según el evangelista, el que hace alusión a las dos multiplicaciones en el razonamiento con que Jesús les quiere hacer ver a los discípulos que se guarden de “la levadura de los fariseos”.
          Yo no tengo elementos para dirimir el caso pero he preguntado a personas más especialistas en conocimientos bíblicos, que dan por descontado que en realidad sólo hubo una multiplicación. No sé decir más. El lector se acogerá a lo uno o a lo otro, y podrá llevar la misma razón el que acoge una solución o la otra.

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