1 octubre.- EVANGELIO DEL DÍA

Cabe tomar el de la fiesta de Santa TERESA DEL NIÑO JESÚS, o el correspondiente al Sábado. Prevalece el del sábado allí donde no es fiesta directa la santa de Lisieux. Y conste que es NUESTRA COPATRONA DEL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN.

Al cabo de un tiempo regresaron "los 72". Venían eufóricos. ¡Hasta habían echado demonios al pronunciar el Nombre de Jesús! El Maestro les dice que, en efecto, "Él veía caer a Satanás como un rayo", "porque os di poder" para todo eso. Y, sin embargo, más importante que echar demonios de otras personas, lo verdaderamente importante es haber sabido vencer los demonios que cada uno lleva dentro, de tal modo que el resultado sea "que vuestros nombres están escritos en el Cielo".
Es muy fácil "echar demonios" de los demás. Arreglaríamos el mundo muy pronto si nos dedicáramos a "hacer mejores a los demás"... ¡Pero qué difícil es quitar un vicio propio, una mala costumbre, un mal sentimiento, un recelo, un "guardar dentro", un perdonar con el alma total...! Esos "demonios" son el colesterol de nuestras arterias, y si no lo cuidamos, hasta podrían provocarnos la angina del alma..., el infarto del CORAZÓN. Que ya anunció Jesús que "del corazón salen las cosas buenas o las malas".
Jesús está llevándolos a esa mirada ADELANTE y no a lo que ya hicieron... La vida avanza y ahora os tocan otros exorcismos más peliagudos, del día a día.
Y juntamente con esa advertencia, Jesús prorrumpe en alegría porque "la gente sencilla entiende estas cosas". No la entienden los pagados de sí mismos, los que nunca descubren sus propios demonios, "los sabiondos y entendidos". La HUMILDAD, la sencillez, la capacidad para sentir dentro, fuerte y sin angustias, que "soy un pobre pecador". El que llega a sentirse pecador, imperfecto..., gozosamente pecador y gozosamente imperfecto, no porque justifique sus fallos sino oporque vive admirado y embelesado con la misericordia de Dios, ese provoca la alegría de Jesús, y ese es feliz también.
"¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien"; "dichosos vosotros que me veis y aventajáis así a los mismos grandes profetas, que no llegaron a verme y a experimentar el gozo de la redención".