miércoles, 28 de septiembre de 2011

Día 28.- EL EVANGELIO DEL DÍA

Es un Evangelio impactante. Tres personajes, con parecido y diferencias. En lo parecido son tres vocaciones a seguir a Jesús.
El primero SE OFRECE él mismo y con amplitud incondicional; "Te seguiré a donde vayas". Jesús no le dice sí o no. Honradamente le oplantea lo que es su vida: "El Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza". Ni nido como los pájaros, ni guaridas como las zorras. Seguirlo es SEGUIRLO A ÉL y como Él es. A fondo perdidio. Porque ES ÉL. Jesús, evidentemente, no es un maestro del marketing. Presenta la verdad. El que quiera, ahí la tiene, y él recibe con los brazos abiertos. Pero no endulza la píldora.
Otro es directamente llamado: "Sígueme". Lo mismo que Pedro, Santiago, Andrés, Juan, Felipe, Mateo... Una palabra directa. Ni a dónde ni para qué. Sino seguirlo A ÉL. El valor es Él. Y el que había sido llamado se topa con una dificultad de las costumbres judías: a él le tocaba ser el que permaneciera con su padre mientras viviera, porque sus hermanos se habían casado. Jesús -con expresión muy oriental (y como a Él le gustaba, rasgante), le dice que se ocuopen sus hermanos del padre: "Deja a los muertos enterrar a los muertos". Nadie estaba de cuerpo presente. Simplemente alguienn tenía que acompañar la vejez del padre. ¿Y por qué le va a tocar al que ha sido llamado por el Señor? Si hay una llamada, hay una llamada.
El tercero, otro que es generoso..., con condición previa. Que ni es mala ni ilógica. Pero no es incondicional. No pregunta primero. Ya trae él su condición por delante. Jesús le respondió: "Quien pone la mano en el arado y mira atrás, no sirve para el Reino"

No dice el Evangelio qué hizo cada uno. ¿Aceptó el primero un seguimiento a la intemperie, aunque cobijado bajo ese gran paraguas que es "donde quiera que vayas Tú?
¿Siguió la llamada de Jesús el segundo, simple y llanamente porque así contaba Jesús con él (que ya es un privilegio de amor)
¿El tercero aceptó la renuncia que se le pedía por razón del tesoro escondido que es en sí mismo el Reino de Dios?

No sabemos. Puede ser que todfos tuvieran el clorazón tan abierto que rompieran con todo su plateamiento personal o social y dieran el paso adelante.
Puede que alguno, no...
A mí se me queda un tufo que me desasosiega. Siendo el NOMBRE algo tan especial y definitivo para un hebreo, no nos queda constancia del nombre de ninguno. Y eso es sospechoso, cuando Jesús conoce a cada uno POR SU "NOMBRE".
Y como siempre la pregunta que me salta es: ¿mi NOMBRE?; ¿la RESPUESTA a ese Nombre?
¿Me quedaré sin nombre en el Evangelio personal que Cristo diseñó para mí?

1 comentario:

  1. Francisco Javier4:40 a. m.

    Una de las cosas que nos interpelan a los que confesamos ser católicos, es la falta de compromiso y de vivencia del seguimiento de Jesús. Porque si siguiéramos a Jesús de verdad, otro gallo nos cantaría. Pero no es así. Vamos a lo nuestro. Cada uno a lo suyo, y esa es la antítesis del cristianismo. Nos falta caridad, nos falta compromiso, nos falta sinceridad, nos falta amor al hermano, nos falta espíritu evangélico, nos falta espíritu de auto crítica, nos falta visión del "objetivo" común que tendríamos que tener todos. ¿Seríamos capaces de vender al Señor por 30...?

    ¡Misericordia, Señor!

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