Día 26.- EL EVANGELIO DEL DÍA

Pienso en la paciencia infinita de Jesús. Pienso en el dolor que tenía que producirle esta dureza de sus propios apóstoles. Ellos no se enteraban, no querían enterarse, tenían miedo a enterarse y optaron por no preguntar aquello de los anuncios de Jesús..: le esperaba un fracaso humano.

Es inútil explicar a quien no sabe, no puede o no quiere entender. Y Jesús se vale de una "estratagema" muy simple: coger a un niño de la mano, ponerlo a su lado (el niño se dejaba hacer), y acabar diciéndoles que o se dejan conducir y llevar cono el niño, o no lo acogen a Él. Es más: no acogen a Dios y el camino de Dios. Porque sólo el "más pequeño" es el que es más adulto para poder entender.

Y ¡miren qué "maravilla" en el modo de entender la lección!: el "hijo del Trueno", Juan (al que tenemos por angelito) se viene a Jesús, como quien ha hecho una proeza (que no puede estar más distante de lo que le acaba Jesús de enseñar), que -muy celoso él- llega al Maestro a ufanarse de que han visto a uno "que no era de los nuestros" que andaba por ahí echando demonios en nombre de Jesús. "Y se lo hemos querido impedir".

"Los nuestros", "los que no son de "nosotros". Terrible distinción... Aquí, "sólo nosotros"... Aunque el que echa demonios lo hace en nombre de Jesús. Aunque está haciendo una obra buena. Pero "no es de los nuestros" [¡Adónde nos lleva esto!]...

Y es el propio Jesús quien le corrige..., ¡una vez más!: "No se lo impidáis, porque si no está contra nosotros, está de parte nuestra".

¡¡¡Seguía Juan sin hacerse como niño, sin dejarse coger de la mano de Jesús!!! Todavía estaba en el "tuyo" y "mío". Todavía no había entendido a Jesús. Y esto es algo muy serio a estas alturas.

"El más peqñeho entre vosotros es el más importante". Que sinifica que "el más grande -o que parece serlo- está al final de la fila". Y es que entender la Redención como humillación, servicio, sencillez, donación, acogida..., es estar llegando a ser adulto.