viernes, 8 de septiembre de 2017

8 sepbre.: Las "mil Vírgenes"

El nacimiento de la Virgen María
Liturgia
                      Fiestas como las de hoy son las más difíciles de abordar en una explicación de la liturgia del día, porque no hay ningún texto bíblico que recoja el núcleo de la celebración. Los textos son muy laterales al sentido mismo de la fiesta, y sólo por aproximación puede uno entrar en el meollo de lo que celebramos.
          Por el contrario, la piedad popular se ha apropiado del sentido de la fiesta y ha encontrado en el día de hoy la base de sus propias celebraciones en honor de la Virgen bajo múltiples advocaciones que jalonan la geografía hispana, encontrando en el hecho del Nacimiento de la Santísima Virgen María, una base para festejarla bajo esas muy diversas advocaciones. Si María nació, los pueblos y las ciudades tienen razón suficiente para hallar en esa criatura de Dios la fuerza de un Patronazgo, de una confianza en el cuidado maternal que María quiere ejercer sobre sus hijos, que la invocan. Y podremos decir con verdad que en esa labor maternal, María no se separa de los otros hijos díscolos que no la honran con sus obras y actitudes y criterios. La verdad es que –acorde con aquellas palabras de María: Me llamarán dichosa todas las generaciones, es un hecho llamativo que tantas personas que viven al margen y en contra de la Iglesia y de la misma acción de Cristo, sin embargo no han eliminado de sus vidas a María. Sobre ellas ejerce la Virgen su acción protectora, y será para muchas almas como el bote salvavidas en medio del naufragio de su indiferente existencia tan alejada de la religión y la espiritualidad.
          En las lecturas de hoy, (Miqueas 5,2-5) hallamos una profecía sobre el nacimiento de Jesús. Jesús nace de María, y el nacimiento de Jesús nos retrotrae al nacimiento de María, que un día alumbró la madre de María, entregando al mundo el eslabón primordial de la cadena, de la que nacería Jesús. En esto coincide con el argumento del Evangelio de San Mateo (1,1-16.18-23) en el que hallamos la genealogía de Jesús y su nacimiento de la Virgen María. En esa genealogía se van poniendo los pasos de descendencia desde Abrahán, el hombre prototipo de la fe del pueblo de Dios, hasta llegar a David. David hará ya referencia al Mesías porque el Mesías será conocido como “el hijo de David”. Y el eslabón es José, el esposo de María, de la cual –sin obra de varón- nacerá el Hijo de Dios. Volvemos a lo anterior: no se habla del nacimiento de María, pero María aparece ya en la escena bíblica y su nacimiento es para la historia de la salvación el paso decisivo de Dios para el nacimiento de Jesús, el Redentor.
          De ahí esa concatenación que nos ha puesto delante la carta a los Romanos (8,28-30) en la que Pablo dice que Dios ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó; a los que predestinó, los llamó; a los que llamó los justificó (=los hizo justos, los santificó),  a los que justificó los glorificó. Entra María en directo en esa relación, porque ella ha sido elegida, escogida, predestinada, llamada, justificada y glorificada.
          Con antelación al hecho mismo del nacimiento de Jesús, a María se le predestinó a ser imagen de Jesús, que es el Santo de los santos. Y María, su madre, había de ser santa e inmaculada para ser arca digna de contener en su seno al propio Hijo de Dios.

          Aunque sea un dato repetitivo, celebramos en la liturgia sólo tres nacimientos: el de María, el de Juan Bautista y el de Jesús, porque son los únicos que nacieron en gracia de Dios, sin la mancha del pecado. María, por inmaculada en su concepción por privilegio de Dios. Jesús, porque es el mismo Hijo de Dios, que no puede tener pecado. Y Juan Bautista porque fue santificado en el seno de su madre al recibir la visita de María, encinta del Hijo de Dios.
          De los demás santos celebramos la fecha de su muerte porque ellos sólo pueden ser declarados santos por el decurso de su vida.


          Puesto que escribo desde Málaga, tengo que hacer expresa alusión a Nuestra Señora de la Victoria, Patrona de la Ciudad, que la celebra con solemnidad litúrgica y fiesta laboral. La imagen de Nuestra Señora de la Victoria saldrá en procesión desde la Catedral para ser devuelta a su Santuario, donde es habitualmente venerada por un pueblo que necesita invocar el triunfo y la victoria del bien sobre el mal, evocando la victoria de María, y la razón histórica de su advocación en estas tierras malagueñas, ya en tiempos de los Reyes Católicos.

1 comentario:

  1. Desde el siglo VI se venera en Jerusalen el lugar donde nació la Virgen María, hoy, Basílica de Santa Ana. El Creador, antes de todos los tiempos , ya la habia elegido para que fuera la Madre de nuestro Redentor; los planes de Dios hacia los hombres siempre han sido de misericordia y de salvación. Hoy, en España comparte las historias de muchos pueblos; los españoles felicitamos a nuestra Madre con mucho cariño en el día de su Cumpleaños.
    Ella vino para salvar a los pecadores, descendiendo de pecadores, sin haber cometido pecado alguno, fuera capaz de borrar los pecados de todos. LLama la atención la genealogía de las mujeres que nos ofrece el Evangelio. Todas encarnan unos valores mesiánicos que nos sugieren que estaban ordenados según los planes divinos: Tamar encarna el valor de la justicia; Rajab la fe,Rut el servicio a Dios y Betsabé la lucha por el Reino. Tanto ellas como José y María estaban predestinadas para hacer la voluntad de Dios.

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