sábado, 4 de febrero de 2017

4 febrero: Venid a descansar

Liturgia
          Remate final de la carta a los Hebreos (13, 15-17. 20-21) con unas recomendaciones a sus destinatarios, unas que miran a Dios directamente, y otras que se refieren a las relaciones entre las personas: Ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre. En las relaciones entre iguales aconseja: No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente. Y como de lo que se trata es de que esos hebreos (=judíos) superen su formas religiosas más basadas en rituales externos, advierte el autor que la actitud nueva que ha aconsejado, debe ser  el verdadero sacrificio y holocausto que se ofrezca ahora a Dios, porque son los que le agradan.
          Respecto de los que están al cargo de la comunidad, exhorta a la actitud de obediencia con docilidad a los que son responsables de las almas de ellos: vuestros jefes. Esta formulación hace pensar que se refiere a los superiores que tengan en su nueva vida como cristianos, porque ellos son los “responsables de sus almas”.
          Y concluye con una petición al Dios de la paz –que hizo subir de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús en virtud de la sangre de la nueva alianza (aquí ha metido el núcleo de la fe cristiana)- os ponga a punto en todo bien para que cumpláis su voluntad.

          En el evangelio (Mc 6, 30-34) hay una reacción de Jesús ante la noticia de la muerte de Juan Bautista: marcharse a otro lugar, poner tierra por medio, alejarse de aquel foco de maldad del hombre que es capaz de tal barbaridad. El hombre que, a su vez, tenía gana de conocer a Jesús, del que venían haciéndose conjeturas de si era un profeta vuelto a la vida o el mismo Juan Bautista que hubiera resucitado.
          Jesús invita a sus discípulos a pasar a un sitio desierto y tranquilo donde descansar un poco. Así se lo ofrecía a los Doce. Y explica el evangelista que la razón de fondo es que acudía a él tanta gente que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer. Y en efecto subieron a la barca y atravesaron el Lago para buscar ese lugar en el que pensaron que podrían estar más a solas.
          Nos cuenta el texto de Marcos que muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Jesús y los apóstoles tomaron aquella travesía con mucha calma, dejando de remar durante ratos y aprovechándose de esa tranquilidad para comentar tantas y tantas cosas como les habían acontecido en una misión apostólica de la que acababan de regresar.
          Lo que no contaban era con ese movimiento de masas que se estaba produciendo en tierra, de tantas personas que intuyen la dirección de la barca y, por tierra, pasando pos villas y pueblos, van comunicando que el taumaturgo va a desembarcar en tal lugar. Y las gentes se van uniendo al grupo primero, tomando consigo a sus enfermos, y yéndose al lugar en el que esperaban que llegaría la barca.
          Y así resultó que el día de descanso que Jesús había ofrecido a los suyos, quedó truncado por el reclamo evidente de la necesidad que le presentaban a Jesús. No sólo eran los enfermos que habían situado en primera línea; era aquella muchedumbre que se ha presentado allí, ansiosa de Jesús. ¿Cómo podía Jesús desairarlos? ¿Cómo podía Jesús darles esquinazo? El resultado fue que los Doce se quedaron sin su descanso y que Jesús se dedicó a las multitudes y a sus enfermos, con ese sentimiento profundo de Jesucristo de verlos como ovejas sin pastor.

          ¿Por qué buscaban a Jesús con aquella insistencia? ¿Acaso no tenían mentores entre sus maestros religiosos de Israel? Pues la verdad es que no los tenían. Y Jesús se hace cargo de ello. Son ovejas que buscan un pastor, un Pastor Bueno, uno que se ocupe de las ovejas por el bien de ellas, y que no pretenda tener a las ovejas como beneficio propio. Y encontraban en Jesús ese pastor… Y Jesús era consciente de ello y se daba a aquellas gentes, unas veces enseñando, otras veces conviviendo desde la sencillez, otras veces curando a sus enfermos… Y la gente tiene su olfato muy fino y sabían encontrar lo que buscaban.

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