domingo, 26 de febrero de 2017

26 febrero: La Providencia de Dios

Liturgia del 8ºA domingo del T.O.
          Muy breve la primera lectura pero una joya en el Antiguo Testamento. Isaías (49, 14-15) refiere aquella queja de Jerusalén que llega a decir que “me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado”. Y ante esa queja sale Dios a la palestra y habla en primera persona: ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura y no conmoverse por el hijo de sus entrañas? –Pues aunque una madre se olvide, yo no me olvidaré de ti.
          Es de una ternura especial y nos refleja preciosamente el Corazón de Dios. No concibe Dios que una madre pueda olvidarse de su hijo de pecho. Pero hasta si eso fuera posible, Dios dice de sí mismo que eso no le pasa a él. Dios nos tiene escritos en la palma de su mano o en las niñas de sus ojos, y eso no hay quien lo pueda borrar.
          Enlaza directamente con esa pieza maestra del evangelio de san Mateo (6, 24-34) que continúa aún presentándonos el Sermón del Monte. El núcleo de este evangelio está en la afirmación de la PROVIDENCIA DE DIOS…, el cuidado amoroso que tiene Dios de todas las cosas. Y lo va desarrollando en dos temas básicos a la vida de la persona: comida y vestido. Y nos dice Jesús: No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando qué vais a vestir. Y se va a dos seres diminutos de la naturaleza para expresar que ya en ellos se realiza el cuidado de Dios. Los pájaros, que ni siembran, ni siegan, ni almacenan, sin embargo vuestro Padre celestial los alimenta.
          Y los lirios silvestres, que ni trabajan ni hilan…, y sin embargo su belleza natural es tan especial que ni Salomón con todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos.
          Pues bien: los pájaros tienen su alimento y los lirios su belleza. ¿Y no valéis vosotros más que los pájaros y más que la hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa al horno?
          No andéis, pues, agobiados sobre lo que vais a comer o con qué os vais a vestir. Los paganos se preocupan de esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
          No extrañaría que saltara al pensamiento esas imágenes tremendas de niños escuálidos y adultos famélicos y que surgiera la pregunta o incluso la duda: ¿Dónde está ahí la providencia de Dios? Y la respuesta está en el terrible problema de la manipulación del hombre que va esquilmando las riquezas naturales de países que podrían tener sus recursos naturales suficientes, pero donde la mano del hombre ha creado espantosas bolsas de miseria por enriquecerse a costa de los países pobres. Ese problema que se define como el “del norte y el sur” para expresar cómo el “norte” (los potentados) abusa del “sur” (los pobres) a los que les han quitado sus recursos naturales, sus medios naturales de vida, o se les ha sometido a regímenes abusivos de caciques que revierten sobre ellos mismos las ayudas que llegan desde el exterior. Las mismas guerras tribales que reducen a la miseria a núcleos enteros de población de diferente etnia. Pero la tierra tiene recursos para alimentar a todos y para que todos encontrasen ese “alimento de los pájaros” y ese “vestido de los lirios”, a los que acude la grandeza de la mano de Dios.
          Precisamente este evangelio ha comenzado yendo a la raíz del problema: Nadie puede estar al servicio de dos amos; no podéis servir a Dios y al dinero. Y es que el servicio de Dios está en oposición a ese abuso del capital, que maneja diabólicamente los hilos de la vida real. Y concluye este evangelio con otra llamada muy fuerte: Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se dará por añadidura.
          Y todavía concretando más, enseña Jesús a vivir el día de hoy y no agobiarse por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. Una reflexión de una actualidad permanente, tanto más cuando que la vida moderna se ha hecho un ajetreo estresante que no deja espacio a la serenidad. Vivir el día de hoy es el gran secreto de la felicidad, porque ya no preocupa lo que pasó ayer ni lo que puede ser mañana. “HOY” como “la habitación” en la que uno vive arropado por la providencia de Dios. Resolver el hoy, y ya hay menos preocupación.
          Quiera cada uno saber vivir su vida de HOY y sacarle a la EUCARISTÍA toda su fuerza HOY, por la que la venida de Jesús al alma quiere realizar el cambio que hoy es posible, y con el que ya podríamos darnos por satisfechos. Que mañana llevará su propio afán, pero eso lo dejamos hasta que mañana se convierta en un nuevo HOY, si el Señor nos lo quiere dar.


          Rogamos al Señor que, en su providencia, actúe en el mundo de hoy.

-         Que la Iglesia Católica sea el amparo de necesitados. Roguemos al Señor.

-         Que el corazón de los fieles cristianos se haga lugar de acogida y ayuda de los que sufren. Roguemos al Señor.

-         Que tomemos en serio que se no se puede servir a Dios y a los propios intereses. Roguemos al Señor.

-         Que la Eucaristía nos sea botón de fuego que nos recuerde el sentido de nuestra caridad con el prójimo. Roguemos al Señor.


Llévanos, Dios, a buscar primero el tu Reino y su justicia, y danos lo demás como generosidad de su Corazón de Padre y Madre.

          Lo pedimos por Jesucristo N.S.

1 comentario:

  1. La vida humana está llena de ansiedades. El capitalismo salvaje en que vivimos nos hace enfermar de ansiedad...Sólo nos sentimos tranquilos cuando nos sabemos acompañados y cuidados por Dios. Él conoce nuestras necesidades, su vínculo con nosotros es irrompible; más fuerte que el de una madre con el hijito de sus entrañas. Aunque conscientes del amor que Dios nos tiene, le hacemos trampas a Jesús: Él nos predica la generosidad y el desprendimiento; pero, a menudo, nos dejamos envolver por el sistema y la paz no llega...No se puede servir a Dios y al dinero. Sólo en Dios podemos descansar.

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