domingo, 16 de junio de 2019

16 junio: La Santísima Trinidad


Mes del Sagrado Corazón.- 
             JESÚS PASÓ POR EL MUNDO HACIENDO EL BIEN
             Una preciosa fotografía de Jesús. Una síntesis perfecta de su vida. Cualquiera que se llegue al Evangelio, lo que descubre más fácilmente es que Jesús va repartiendo sus favores a derecha e izquierda, a hombres y mujeres, a ricos y a pobres, a niños y a viudas, a enfermos contagiosos y a pecadores recalcitrantes, en momentos particulares y en medio de muchedumbres. A enfermos y a muertos.
             No se puede concebir a Jesús si no es así.
             Transigiendo con muchas carencias y limitaciones de la debilidad humana…  Siempre buscando la parte positiva…  Y su intransigencia con los fariseos, los hipócritas o el “raposo” de Herodes…, no son negativas suyas sino la cerrazón de aquellos que no dejaron un resquicio para poderles entrar y favorecer.  Fueron los que se negaron a tantas ayudas y a las mismas gracias del Espíritu Santo, al que blasfemaron no atendiendo a sus insinuaciones.
             Murió Jesús con la satisfacción de haber hecho bien todo.

             No les digo que miren la pintura o bosquejo que cada uno se tiene trazado de sí mismo, porque todos nos consideramos (para nuestros adentros), lo mejor.  Digo que seamos capaces de recopilar esas fotografías que nos hacen desde fuera. Unos, que nos consideran santos, generosos, bondadosos, sencillos, trabajadores, humildes…, personas de oración, seres de corazón abierto a las necesidades de otros…, y que les falta poco para ponernos en los altares.
             Y otra fotografía que nos saca con muchos lunares: egoístas, personas que vamos a lo nuestro, autosuficientes, revestidos de traje de camuflaje, un tanto “camaleones”, aparentes, engreídos, inmisericordes al pensar, juzgar, hablar…, vagos, comodones, encerrados en nuestro yo. De falsa humildad. De seres “interesados” que damos para recibir.
             Es evidente que son fotografías distorsionadas, y que no responden a la realidad ni las unas ni las otras.  El arte del examen de conciencia sincero es el que va superponiendo esos planos antagónicos y es capaz de sacar, a solas, unas consecuencias prácticas y concretas.  Ni tanto ni tan calvo…, pero  Y ahí estará el verdadero arte de la conciencia cristiana, que ni se quita pulgas de encima, ni se las echa.  Pero mira con ojos diáfanos qué hay debajo de todas esas cosas.  Incluso saca de la propia recámara nuevos datos que sólo Dios y uno mismo saben, pero que están ahí.

LITURGIA: Santísima Trinidad
                      Celebrados los grandes misterios de Jesucristo: la navidad, la Pasión y Muerte y la Resurrección, culminados por la realización de la Promesa en Pentecostés, hoy la Liturgia recopila todo el misterio bajo la adoración a la Santísima Trinidad, con la mirada hacia las tres Personas divinas, que son un solo Dios, y que actúan al unísono en los diversos misterios que hemos contemplado.
          No pretenden las lecturas darnos una clase sobre la Santísima Trinidad. Más bien quieren hacernos presente que la obra de cada una de las tres Perdonas es obra al mismo tiempo de las tres.
          Así la 1ª lectura (Prov.8,22-31) nos eleva a la Sabiduría de Dios. Y nos hace una descripción que es como una mirada a la eternidad de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu viven desde siempre y a ellos se debe esa acción de “jugar con la bola de la tierra y gozar con los hijos de los hombres” cuando llega el momento de la Creación, obra de los tres.
          En la 2ª lectura (Rom.5,1-5) Pablo comienza diciendo: Ya que hemos recibido la reconciliación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Para acabar con una mirada al Espíritu: Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos ha dado. Y ha quedado expresada la obra de las tres Personas.
          Más explícito aún el Evangelio: Jn.16,12-15. Jesús se despide de sus apóstoles en la última Cena, y les dice que le quedan muchas cosas por decirles, pero ahora no pueden cargar con ellas: cuando venga el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena. El Espíritu dirá las palabras de Jesús, y Jesús dice las palabras del Padre: Todo lo que tiene el Padre es mío, y el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará.
          ¿Nos quedamos sólo en el recuerdo del misterio? En realidad Dios no revela inútilmente. La fe en la Trinidad nos enseña la manera de vivir unidos los que somos diversos…, de poder tener un solo corazón los que somos distintos. Poder ser familia aun con la diversidad de pareceres. Poder formar parte de una sociedad donde cada uno piensa a su modo. Mientras se mantenga la línea de la Verdad, es posible entenderse y tenemos que intentarlo.
          Cuando recibimos hoy la Eucaristía, recibimos a Jesús. Pero Jesús no vive solo. Es la segunda Persona de la Trinidad. De ahí que somos Templos de la Santísima Trinidad, de la que misteriosamente participamos al comulgar.
          De hecho la celebración se desarrolla en un constante recuerdo de la Trinidad: Hemos comenzado En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En el canto del Gloria hemos alabado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. En el Credo haremos acto de fe en las tres Personas. Acabaremos la plegaria Eucarística Por Cristo, con él y en él, al Padre la gloria en unión del Espíritu Santo. Y saldremos bendecidos con la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. La fe cristiana no puede prescindir de este gran misterio de amor.


          A Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo adoramos.

-         Padre, Dios todopoderoso, envía en nombre de tu Hijo el Espíritu Santo sobre la Iglesia. Roguemos al Señor.

-         Para que la Iglesia se mantenga en la unidad de la caridad y de la verdad plena, Roguemos al Señor.

-         Ayuda, Padre, a todos los que sufren por causa de Jesús, y dales tu Espíritu de fortaleza. Roguemos al Señor.

-         Que las familias puedan mantener la unión en medio de la diversidad. Roguemos al Señor.


          Al Padre, por medio de Jesucristo y la fuerza del Espíritu Santo, damos las gracias y suplicamos.
          Que vive y reina por los siglos de los siglos.

2 comentarios:

  1. Pasar por el mundo haciendo el bien, es decir, no hacer lo malo a nadie. Ser justo con el prójimo en nuestro trato. A nadie le gusta recibir males de los demás, ni ser juzgado o criticado injustamente. Como Jesús, ayudar a todo el que reclama nuestra ayuda, aunque a veces Jesús no podía ayudar, como ocurrió en Nazaret. Puede ser por falta de fe del otro, puede ser que el otro rechace el bien como les ocurrió a muchos fariseos religiosos de su época. Pero el enfoque es positivo, lo importante es enfocarse en vivir la vida que Dios nos regala, haciendo el bien en todas las situaciones posibles. Marcando la diferencia con el mal, y evitando las ocasiones de hacer el mal o rechazando las tentaciones de hacer lo malo, porque hemos sido creados para hacer el bien aunque tengamos libertad.

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  2. 2º comentario: para nuestros adentros. ¿Que vemos al mirar? ¿Vemos defectos, vemos errores, vemos virtudes y cosas buenas? ¿Vemos pecados? ¿Tenemos conciencia de lo que es un pecado? Conforme cumplo años, me voy dando cuenta que la vida de una persona está completamente tejida por las distintas vivencias, sensaciones, experiencias, fracasos, éxitos, traumas. No hay nadie, en mi opinión que se libre de eso. Pero llego a la conclusión de que Dios ya contaba primero con que todo en nosotros se desarrollaría así con nosotros. El conoce cada célula de nuestro cuerpo, cada átomo de nosotros, ya que nos ha creado. Los que no terminamos de conocer somos nosotros. Siempre hay margen de mejora, pero Dios nos debe conducir a ella. No podemos hacer nada por nosotros mismos sin El. A veces, como las semillas que se siembran en la tierra, el resultado no es inmediato (nunca lo es), pero es que Dios lo ha ordenado así. Lo natural es que el resultado no sea inmediato, sino que el crecimiento sea progresivo siempre que se vayan dando las condiciones óptimas para la persona. ¿Nos creemos los mejores? Bueno, esa pregunta tiene también una respuesta compleja y difícil. También se puede caer en la falsa humildad de negar que somos los mejores, pero en nuestro interior creerlo. Y honestamente creo que en la vida existen mejores y peores (en referencia a lo que hacemos a los demás), porque lo he visto y lo he experimentado. Y es hasta posible que uno crea acertadamente que es mejor que otra persona concreta en algunas facetas, pero por razón de las envidias y de los celos podemos llegar a ser falsos humildes, y negar que tenemos bondad (por Gracia de Dios). Lo importante a mi juicio es tratar con toda la voluntad, ser honestos. Pero el punto de referencia de la honestidad es Cristo, así que hay que mirar constantemente a El.

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