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Corazón
de Jesús, principio y fin de todas las cosas, Rey y centro de todos los
corazones: Tú aseguraste tu triunfo a pesar de todos los enemigos porque las
fuerzas del Infierno no pueden contra Ti.
Te
rogamos, por el Corazón Inmaculado de tu Madre, Reina asunta al Cielo, urgidos
por estas promesas, que venga a nosotros tu Reino, que se encienda tu día, que
aceleres tu triunfo espiritual y social sobre las naciones todas.
Y
porque sentimos inflamarse nuestro corazón con el fuego que mana del tuyo y
busca incendiar toda la tierra, sellamos el homenaje de amor y fidelidad que
te hemos venido testimoniando durante este mes, haciendo el ofrecimiento total
de consagrar nuestras vidas, no sólo en promesa, sino en dura realidad de cada
día, a implantar en nosotros y extender por la tierra el reinado de tu Corazón.
Desde
lo íntimo de nuestros corazones, desde este mundo en ruinas, sin norte y sin
amor, clamamos por tu Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de
justicia, de amor y de paz.
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