APÉNDICE
Acabadas las explicaciones y
reflexiones que se me han ido ocurriendo, acabo el presente tema de la Misa con
esas expresiones vulgares que se suelen utilizar en el lenguaje ordinario.
Nací y viví bajo le expresión:
OÍR MISA. Fue el modo normal de decir. Y no dejaba de tener su fundamento en aquel
silencio total de quienes íbamos a Misa.
“Más callados que en Misa”,
que era un refrán también del acervo popular.
Si encima de todo la Misa era en latín y con el sacerdote de espaldas,
no era tan descabellado ir a oír Misa. Cada fiel cristiano llevaba su “Misal de
Fueles”, generalmente bilingüe –latín/lengua vernácula- y seguíamos la Misa
perfectamente
Hoy comprendemos que es un
modo muy impropio de hablar porque a la Misa no se va a “oír”, aunque también
se ha de OÍR, ¡y de qué manera!, la Palabra de Dios.
El americanismo nos metió
una expresión mucho más absurda. El
Sacerdote VA A DAR MISA. Eso sí que no tiene por dónde cogerlo, aunque
sea la forma hoy habitual, y bien expresiva de la lejanía del pueblo de lo que
realmente se hace en ese momento.
Quisiera encontrar una
explicación que justificara, aunque fuera de lejos, tal dicho. Pero no lo encuentro. Porque casi puedo
asegurar que ni siquiera se refiere como “dar la Comunión”.
MISA: expresión habitual, normal, y –si se entiende
en su valor- muy expresiva. Vamos al
ENVÍO…, a ser enviados, a recibir el
encargo de Jesús.
Es lógico que perdida la
cultura latina, la palabra “misa” se queda como nombre propio de un hecho
concreto. Y como tal modo de expresión. Poco
o nada significativo.
EUCARISTÍA. Ya nos elevamos a la esencia de aquella Acción
de Gracias que se utilizaba en los primeros tiempos de la Iglesia, y
que consta en los escritos del Nuevo Testamento.
“Celebrad la Acción de Gracias” era ya una realidad bíblica y teológica. Y como “acción de gracias” es exactamente la
palabra: EUCARISTÍA, CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA tiene
todos los parabienes y preferencias de un tiempo –siempre tan pendular- de la
historia. No es entonces extraño que en
unos Ejercicios Espirituales se describa en el “horario” el tiempo de “EUCARISTÍA”. Como todas las cosas, sería bueno y muy
loable si no fuera excluyente. Porque
igualmente mantiene su sentido “Celebrar
la Santa Misa”, que necesita –como la “eucaristía” su traducción para
hacerlo inteligible. Si ahí es celebrar
la acción de gracias, aquí será celebrar el envío…, el importantísimo
momento de recibir el mandato de Cristo en los momentos previos a su Ascensión:
ID
AL MUNDO ENTERO…, o vais enviados al mundo para bautizar, predicar,
hacer discípulos…
PARTIR EL PAN
fue expresión utilizada en los escritos del Nuevo Testamento, con toda la
riqueza de contenido que supone “partir un mismo pan para comer todos de el”: porque
sois uno los que coméis del mismo Pan, con todo el valor y exigencia de
tal expresión, que encierra el sentido esencial de la COMUNIÓN, como el hecho
que nos une a todos, para que seamos UNO
como el Padre y Cristo son UNO. Y
porque si estáis divididos, no sea que os
devoréis, que también advierte San Pablo.
Como añadido final, que no
sé si dije en su lugar (el de LA PAZ), añado un dato a saber por los fieles:
Como
me gusta no dejar flecos prácticos sin tocar, he de advertir que la INSTRUCCIÓN
LITÚRGICA oficial sobre la Celebración
de la Misa, advierte expresamente que el
Sacerdote nunca debe abandonar el presbiterio (o su lugar de Presbítero celebrante)
para ir a dar la paz a los fieles.
LITURGIA DEL DÍA
Seguimos con la 1ª lectura
que nos cuenta las intrigas y crímenes de aquellos reyes. Y Dios sobresaliendo siempre por encima
providencialmente, para ir construyendo la HISTORIA DE LA SALVACIÓN, en medio
de tanta barbarie humana. El pueblo, y
los escritores sagrados, en su modo de ver la vida –donde Dios tenía que ser el
que manejara todos los hilos- atribuyen a un Dios “enfadado” los desastres que
vienen sobre aquel pueblo.
En el Evangelio Jesús viene
a dar la gran respuesta: Dios es siempre providente,
y conduce todo al bien. Las barrabasadas y las preocupaciones son humanas y
sólo humanas, porque Dios está sobre cada persona con su mano providente
amorosa. Que si ya se cuida de lirios y
pájaros, ¡Cuánto más de los hombres y mujeres que son sus hijos!
Lo que sí advierte claramente
Jesús es que hay dos realidades imposibles de unir: Dios y “el dinero”. Claro:
para un occidental, “dinero” es moneda, euros, dólares, denarios… En realidad expresa todo elemento de “poder”
(de falso poder). Sería una escapatoria
fácil para el que no tiene dinero…, que vería tranquilamente este evangelio
como que no va con él. Pero el PODER más
grande y perjudicial que hay en la humanidad es EL PROPIO YO, con el que siempre nos acabamos anteponiendo al mismo
Dios.
De ahí la conclusión de
Jesús: Buscad primero el Reino de Dios y su santidad. Lo demás es añadidura… Vivir el HOY… “ayer”
Y “mañana” no existen. HOY hay que
vivirlo y rendir lo mejor.
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