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Corazón de Jesús, Padre y Cabeza de la Iglesia
nacida de tu costado abierto, por la cual somos mística y verdaderamente
miembros tuyos, regados por tu Sangre y vivificados por tu Espíritu.
Haznos comprender y sentir el gran misterio encerrado
en Ti y en tu Iglesia. Persuádenos de que jamás podremos amar al Espíritu, a lo
místico, a lo invisible de tu Iglesia, si no amamos a lo visible, a su Carne.
Que comprendamos intensamente que solo a través de
tu Iglesia y de sus sacerdotes, elegidos tuyos, es como eres para nosotros camino,
verdad y vida, salvación y santificación.
Haz que vivamos la maravilla sobrehumana de haber
sido incorporados por ella, como miembros sayos, no solo a tu Redención, sino
de algún modo a tu Encarnación.
Que este amor deslumbrado y gozoso de tu Iglesia,
nos haga sentir con ella; nos haga hijos amantes e incondicionales de tu
Vicario, el Romano Pontífice; respetuosos colaboradores de la jerarquía y de
todos nuestros hermanos; nos haga conserva- intacta la propia fidelidad a la
legitima autoridad por Ti establecida, hasta ser dignos, si es preciso, de
sufrir por tu nombre afrentas, persecuciones, cárceles y muerte.
Y otórganos, por último, Señor, ser insobornables,
y consecuentes con toda la tradición y virtualidad de la doctrina de tu
Iglesia, y de su estilo de acción, quemando en su servicio todas nuestras energías,
dispuestos al supremo testimonió de la sangre.
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