LAS PROCESIONES
Ha
salido un término que tiene importancia en la liturgia de la Misa: LAS
PROCESIONES. Y hablamos, naturalmente,
de las procesiones en el proceso de la celebración de la Eucaristía.
La
PRIMERA PROCESIÓN es la de la salida del sacerdote al Altar. Ya se explicó que se suele hacer por el
camino más corto desde la sacristía al Altar, en las Misas diarias. En otras
ocasiones se hace una salida algo más solemne, aunque sólo fuera el
Sacerdote. En Misas de más solemnidad,
se hacen de manera que se entre desde el fondo por el pasillo central. Precedería Cruz Alzada, Ciriales, incensario,
acólitos, ministros, Evangeliario, y Sacerdote o sacerdotes. Hay música y canto.
¿Sólo
por solemnidad? No. Porque procesión
indica proceder hacia, progresar desde…
Es, pues IR HACIA EL ALTAR, irse dirigiendo al lugar de la Celebración.
La
SEGUNDA PROCESIÓN es la ida al AMBÓN para la. PROCLAMACIÓN del EVANGELIO. Precede el Canto del ALELUYA, que ya es parte del rito del Evangelio, y los
fieles deben –por tanto- estar DE PIE. [Si no se canta, no hay que
leerlo]. Para el Evangelio va al AMBÓN
el que va a proclamarlo, previa una oración en silencio, inclinado hacia el
Altar. El Leccionario (que incluye el Evangelio) está ya situado en el ambón. Si es más solemne se va con CIRIOS, INCIENSO,
EVANGELIARIO portado en alto, bien por el Diácono que lo va a cantar/leer, bien
por un Sacerdote.
La
TERCERA es al OFERTORIO, cuando se
hace PRESENTACIÓN DE OFRENDAS…, y era –como ya se dijo- el momento en que los
fieles llevaban al Altar sus dones en especie.
Insisto siempre en que no es sólo ir
porque hay que ir allí sino caminar hacia…, en orden a presentar la
ofrenda al Altar.
Y la
CUARTA es IR A RECIBIR LA COMUNIÓN,
o sea: ir al encuentro de Jesús.
Por tanto no es ir “porque la Comunión se da ALLÍ” (pues también en las
grandes concentraciones va el sacerdote a los fieles, por facilitar). El sentido es mucho más profundo, ya que acercarse a participar del
Cuerpo/Sangre de Jesús debe significar salir
de una actitud para dirigirse a otra nueva, porque la Comunión no debe
representar nunca un rutina, una costumbre, una devoción.
En
Misas solemnes, hay una Procesión de regreso, por lógica necesidad. Sin embargo cada fiel debiera llevar
conciencia de PROGRESAR hacia una vuelta a su origen enmarcada por la
experiencia vivida. No se puede salir lo
mismo que se entró, ni debiera salirse de la Iglesia hablando como quien da por
terminada “la cosa”. ¡Mucho debe
llevarse dentro!..., y si hubiera vida interior, se buscaría permanecer un rato
antes de marcharse del templo, y salir con una deseo de silencio del alma. Lo malo es que se ha perdido el sentido del
silencio…, seguramente porque lo que falta es la misma vida interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!