DÍA 1 DE JUNIO
COMIENZA EL MES DEL AMOR
PRIMER VIERNES DE MES
¡FELICIDADES,
CORAZÓN DE JESÚS!
Una fecha especial que hace coincidir el
comienzo del mes con el Primer Viernes. Y
en el Primer Viernes hay ya una identificación con el CORAZÓN DE JESÚS. Felicitemos al AMOR de ese Corazón, y
busquemos vivir los sentimientos más profundos de sus entrañas de misericordia.
LA
LITURGIA DEL DÍA nos debe llevar a
ello desde una comprensión muy especial (que desarrollaremos esta tarde D.m., en
la ORACIÓN MEDITADA ANTE EL SANTÍSIMO).
Como avanzadilla vaya la mirada a la
carta de san Pedro que, ante la idea de un final de la vida, pide que vivamos
con sobriedad. Que no es no poder vivir, sino con la moderación con que un
cristiano debe saber usar o prescindir de las cosas. ¡Sin tensión!, que es froto del amor propio,
sino con ese amor mutuo que cubre la multitud de los pecados. Cubre esos pecados propios, porque el que ama
ya tiene un escudo de defensa. Cubre los
pecados ajenos porque sabe tender un manto de amor sobre ellos.
Y estad alegres cuando compartís los
padecimientos de Cristo, muy
perecido a decirnos que un santo triste es un triste santo. En la alegría se manifiesta la Gloria de
Dios.
El Evangelio es un juego de símbolos muy especialmente
significativos. De una parte la higuera, un árbol que era como el
emblema de la prosperidad de cada familia israelita: cada uno tendrá su higuera plantada en su viña, de expresa un
profecía. Ir directamente a la higuera llena de follaje y sin frutos (que no
fuera tiempo de higos es lo de menso, ¡o lo “de más” para convertirlo en
signo!), que expresa la realidad de aquel pueblo. De ahí que se seque así… Porque en definitiva lo que ha fallado ha
sido la fe (como Jesús explica). El
otro, el Templo, el signo supremo. Lo
que no son culpables son los feriantes que han ido a ganarse su vida a costa de
un alquiler para los dirigentes del Templo. Lo que Jesús deja claro es que la
casa de oración, Casa de Dios, está sufriendo el “bandidaje” de quienes
la aprovechan para enriquecer sus bolsillos. Por eso la reacción contra Jesús
no viene de los mercaderes que Jesús envía a plantar sus tenderetes fuera del
Templo, sino de los sacerdotes que están traficando con lo que no es suyo.
LA HOMILÍA
El comentario que se hace en la Misa –sobre las lecturas y con las lecturas-
es la HOMILÍA. No es un “sermón”, no es
un comentario que se le ocurra al Sacerdote a propósito de algo sucedido, o de
necesidades del momento, ni siquiera es
una meditación de ese Evangelio leído.
La HOMILÍA es el momento de desglosar las Lecturas, de facilitar a los
fieles la comprensión de las lecturas, y el SENTIDO de esas lecturas en un DOMINGO
determinado. [El domingo es cuando hay
una lección concreta para la pedagogía litúrgica]. Los otros días normales son menos “homilía”
como tal, porque las dos lecturas no van expresamente “casadas” entre sí. Pero siempre deben ser la oportunidad de “traducir”
el mensaje a los fieles…, enseñanza básica desde La PALABRA.
Por eso LA PALABRA no es una parte de menos importancia, ni menos sagrada
que la Consagración. Por eso LA PALABRA
necesita una verdadera atención sacramental. Por eso LA PALABRA no es una narración de cosas pasadas sino una vivencia DE
HOY, en MI REALIDAD CONCRETA, como Palabra particular de CRISTO A MÍ.
Aunque sea un texto que no sea del
Evangelio o el Nuevo Testamento, SIEMPRE ES PALABRA DE DIOS, que está
comunicándome sus maravillas en la Historia de la salvación. Y la homilía debe
saber separar mucha paja del narrador bíblico del trigo que hay siempre debajo,
a través del cual va desarrollándose el mensaje divino. [Al decir “paja” no estoy diciéndolo en modo
peyorativo, sino que el narrado [=hagiógrafo], tiene que contar una historia o
tiene que crear una parábola para hacerse entender de un pueblo que no
comprendía conceptos sino “hechos”, “cuentecillos pedagógicos”. De ahí la necesidad de la homilía para ir
dejando libre el hilo conductor y el sentido real que el Espíritu Santo
trasmite y lo hace PALABRA DE DIOS.
y busquemos vivir los sentimientos más profundos de sus entrañas de misericordia...ya que de no ser así, el peligro de la condenación eterna está ahí rondando. ¿De que vale ganar el mundo entero si pierdes el alma?
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