LECTURAS DEL DÍA
Hoy tenemos una variante en la
narración del libro de los Reyes. Los extranjeros han visto in Israel
totalmente vulnerable por la locura de sus reyes. Y el que ahora es rey de
Asiria decide invadir Palestina. El rey
Ezequías, hombre que es fiel a Dios, ve claramente que el ejército enemigo es
muy grande y que no puede salirle al encuentro para impedir la toma de
Jerusalén. Y en vez de reunir soldados,
se va al Templo con la carta amenazadora del rey de Asiria. Y Dios le dice que ésta es una causa de Dios
y que no se inquiete. De hecho el propio
ejército asirio se destruye a sí mismo. “Un
ángel de Dios”, que era la fórmula usada para hablar de Dios mismo que
providencialmente interviene. Y DIOS
SALVA A SU PUEBLO. Es la gran lección:
la salvación viene de Dios; no de los
reyes ni de los ejércitos.
EVANGELIO en la misma línea de
ayer: nada de “evangelios fáciles” ni de planteamientos a nuestro gusto. Cierto, dice Jesús, que es inútil echar las
perlas a los cerdos. También dijo en
otra ocasión, con mucha más suavidad, por las circunstancias, que “el pan de
los hijos no es para los perrillos”. Aquí es muy claro que no se pierda el tiempo en pretender enseñar a quien no quiere aprender…,
a quien va manipulando la misma Palabra de Dios para llevarla a su
terreno. Porque, se quiera o no se
quiera, el camino del Reino es estrecho y la puerta que accede a él, más
estrecha todavía. Quien pretende avanzar
por la autopista de la vida, que permite muchas velocidades, esos ni siquiera
llegan a ver la puerta. Se les pasa de
largo. ¡Y ésta es experiencia que
estamos viendo todos los días”, y a poco que nos miremos, veremos el poso de
mentira que encerramos dentro “los espirituales”, si no nos dejamos convencer
por Jesús que está advirtiendo lo contrario: LA PUERTA ES ESTRECHA y sólo la
descubren, y entran por ella, los que se toman en serio el Reino, el Evangelio,
la doctrina completa de Jesús. Pero ese es el camino que lleva a la vida.
La otra manera de “saber vivir”, de
“vivir la vida”, de crear un evangelio de chocolate, es muy fácil. Pero hace perder la perspectiva auténtica de
la VERDAD. ¡Y muchos entran por ahí!,
apostilla el Señor.
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