LITURGIA DEL DÍA
La insistencia evidente de
este día está marcada por Jesús en esa “justicia” (=fidelidad) que no tiene más sentido que en el interior y desde el interior, Muy superior a la de los
fariseos, tan externa y tan buscando las alabanzas y reconocimientos de la
gente. ¡Pues ahí llevan ya toda su paga!, dice Jesús. Porque tanto si se ora, como si se ayuna,
como si se hace limosna, debe ser todo tan “sin
tocar la trompeta” que quien vea la verdad de esa alma sea Dios. Lo que no se contradice con la otra palabra
de Jesús. Que al verlo los otros, alaben al Padre del Cielo. Porque cuanto se hace en el interior, acaba
pregonándose desde las azoteas, y no de palabra sino por los efectos que
producen. Y esos se ven por mucho que se
pretendan ocultar.
Elías se va de este mundo.
Parecería que es la única persona que no ha muerto, tal como queda descrito en
palabras. Lo que hay en el fondo es más llano: que Eliseo, su discípulo, queda con el espíritu y poder de Elías, y eso
perdura porque Dios está presente en el
mismo hecho, que –a la ida- realiza Elías con su manto, yal regreso lo hace
Eliseo con el mismo manto. ¿Dónde está Dios?
Pues exactamente en la misma realidad que ahora continuará el discípulo
Eliseo. No deja de llamar al interior
nuestro ese hecho: lo que el Maestro, Jesús, hizo en su ir por el mundo, nos
toca a nosotros repetir en este andar regresando a las realidades de nuestro
mundo concreto actual, personal, familiar, social. ¡Y ahí ESTÁ DIOS!
“TOMAD Y COMED”
Partamos del hecho
histórico: Jesús da a tomar un pan ácimo. Difícil es “tragar” sin
masticar. Jesús dice: “Tomad y comed”, y
no dice “tomar y tragad”. Salvo esas
costumbres que se meten sin saber por qué, no recuerdo haber leído nunca que no
se pueda comer la Sagrada Forma, Hostia del Sacrificio, la participación activa
en la cena del Señor. Sé que me
enseñaron que no se podía tocar con los
dientes… Y que así fue lo que se
decía, pasado de boca en boca y no por algún fundamento o documento. Sus problemas de escrúpulos, ansiedades y
preocupaciones, creó en muchos casos.
Cuando una cierta conciencia
de madurez mental se empezó a desarrollar en el pensamiento cristiano,
situaciones como ésta cayeron por su peso. ¿No había dicho Jesús “Tomad y comed”?
¿No era un alimento al alma sobre las especies del alimento normal del
cuerpo? El pan de la mesa ¿no se comía? ¿Y no fue en el transcurso de una cena donde
Jesús hizo aquel “cambio”? ¿Y qué tenía
de menos el diente que la lengua?
Una razón quedaba –y con
cierto valor práctico, al tratarse ya de las “Formas” pequeñas (obleas) que se
utilizaron por razones de conveniencia en Comuniones más numerosas: una oblea no tiene entidad material para ser
masticada, y sí encierra el riesgo de quedar entre la dentadura. Pero es que, casi ni queriendo- se puede “masticar”
en toda regla una oblea así. Lo que no
impide que pueda ser tomada en la forma más cómoda para el comulgante.
Si miramos la Hostia grande
que comulga el Sacerdote, sería imposible tomarla sin intervenir los dientes.
Y las Comunidades que
utilizan el pan ácimo –como tal pan, con entidad material con cuerpo- no
podrían no masticar, porque lo imposible entonces es tragar sin más.
Muchas veces la fuerza de
costumbres moralizantes se han acabado haciendo norma, y la norma ha rebasado
la lógica. Y éste es un caso.
Añadiré a lo dicho el
último día sobre el ayuno eucarístico, hasta dónde llegan las “costumbres
moralizantes”. El sacerdote de antes del Concilio, al depositar el vino y la
gota de agua en e el cáliz, había luego de limpiar con el purificador la más
mínima gota de agua o vino que hubiera quedado adherida a las paredes internas
del cáliz. Confieso que nunca me planteé el por qué, y lo vi como pura limpieza.
Mi jocosa sorpresa, recientemente escuchada a un compañero, es que el profesor explicaba
tal moo de proceder en función del ayuno
eucarístico, ya que si había quedado algo en esas paredes del cáliz, al
beber, aquella gota se bebía antes que La sangre del señor…, ¡y se habría
quebrantado el tal ayuno! Hoy ve uno
estas cosas como auténtico chiste. Lo
curioso es con la naturalidad que lo vivimos, sin hacer problema, ni tener el
espíritu crítico de hoy. Y a lo mejor
había que concluir que ni tan claro ni
tan calvo. Y que posiblemente “mañana”
podremos reírnos de la problemática de muchos de hoy sobre temas de iglesia, en
los que somos tan críticos…, a veces ridículamente críticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!