miércoles, 6 de junio de 2012

¿De que color son las vestiduras?


Apocalipsis  3: 1 - 6, 14 - 22

1Al Angel de la Iglesia de Sardes escribe: Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tu conducta; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto.
2Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras llenas a los ojos de mi Dios.
3Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
4Tienes no obstante en Sardes unos pocos que no han manchado sus vestidos. Ellos andarán conmigo vestidos de blanco; porque lo merecen.
5El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que me declararé por él delante de mi Padre y de sus Angeles.
6El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.


El Señor nos habla a cada uno de nosotros por medio de esta revelación transmitida por San Juan. También habla a la Iglesia de todos los tiempos, y habla también a la Iglesia peregrina que estaba en Sardes. La Iglesia es el conjunto de personas que la forman. El Señor advierte por medio de esta Palabra a los creyentes que viven una vida sólo de aparente piedad. Su conducta exterior dice una cosa, pero el Señor que es quien de verdad conoce las conductas, advierte amorosamente de que esos creyentes no están vivos, a pesar de ser conocidos sus nombres entre los vivos, e incluso ser reconocidos exteriormente. El Señor dice claramente que en realidad están muertos. ¿Cómo se puede estar muerto estando vivo? Por el pecado, las malas actitudes, no seguir los consejos evangélicos, no seguir la Palabra de Dios en la vida, etc.

El Señor avisa amorosamente mientras hay tiempo en esta vida, que es necesario avanzar en la santidad. Lo hace hablando de algo que ya habló en otra ocasión en una hermosa parábola. Debemos estar en vela. Es decir, no se puede uno dormir pensando que ya se tendrá tiempo para esto o para aquello. El mañana es ahora. Estos creyentes a los que habla Jesús están aparentemente vivos, pero la conducta les revela como muertos, pero hay una esperanza. Se trata de darse cuenta, oir esta Palabra y "reanimar lo que está a punto de morir", "reanimar lo que le queda vivo a cada uno". Todos los creyentes tienen algo bueno, pero la Palabra es clara, si no se oye la voz del Señor que invita al cambio de conducta, lo que a esos creyentes les queda, también morirá, y lo perderan. Por eso, invita Cristo a hacer buenas obras y cambiar conductas.

Todos los creyentes reciben a lo largo de sus vidas, de una forma u otra la Palabra de Dios que enseña como deben ser las conductas. El Señor insta al arrepentimiento, y en adelante a guardar la Palabra de Dios, recordando que ya la recibieron y la oyeron a lo largo de la vida.

La revelación simboliza la santidad con la vestidura blanca, y enseña que hay algunos que no han manchado sus vestiduras. Estos son los que han oído la Palabra de Dios, se arrepienten, confiesan sus pecados y la guardan. Esos merecen andar con Cristo, que es el ÚNICO SANTO. Estarán con Cristo ahora y siempre.

En cambio hay otros a los que Cristo les advierte muy seriamente, de que si no hacen caso a esta Palabra, y no están preparados, la muerte les sorprenderá cuando menos lo esperen, y luego ya no hay posibilidad de merecer nada.

Esta vida tiene un resultado final. O se gana o se pierde. El que gana es el vencedor. A su vestidura blanca se le pondrá otra (será revestido), que simboliza la resurrección y la victoria sobre la muerte. La salvación. En el juicio no será borrado por tanto su nombre del libro de la vida. Nuestros nombres son inscritos en ese libro el día de nuestro Bautismo. Cristo dará la cara por estos creyentes el día final. En cambio a los otros les dirá: "No os conozco".

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