SAN JUAN BAUTISTA
Celebramos hoy el Nacimiento de
Juan Bautista, único santo del que se celebra su natalicio. La Iglesia celebra siempre el día de muerte
de los santos, porque es el día en que nacen para el Cielo. Pero de Juan Bautista se celebra su
nacimiento porque ya nació a este mundo con la santidad de quien había sido
purificado en el mismo seno materno, al llegar la Virgen a casa de Isabel, su
pariente anciana embarazada, y desde el seno de María –donde ya va Jesús- se
produce ese trasvase de santidad y tanto Isabel como el hijo de sus entrañas,
sin llenos de Espíritu Santo, y hasta el niño de Isabel da saltos de gozo en el
seno de su madre.
Los otros dos Nacimientos que
celebra la Iglesia son el de Jesús, que es santo, y el de María, concebida ya
sin pecado original, inmaculada en su concepción.
La fiesta de Juan Bautista tiene un
rango superior al del domingo normal y por eso hoy la celebración solemne
litúrgica estará dedicada al Bautista.
La primera lectura es un presagio
de Juan en la vocación de Isaías, hombre elegido por Dios desde antes de nacer,
y destinado a preparar el camino a la llegada –aún distante- del Mesías. Se
preguntó el profeta si merecían la pena sus sufrimientos…, y Dios le confirma
como elegido para una misión.
Esa misión queda expuesta en síntesis
en l segunda lectura, con un Juan Bautista que sabe que él no merece ni ser el
criado del que viene detrás…, de Jesús.
Y sin embargo Dios lo ha destinado a estar ahí como profeta que ya
señala con el dedo a Jesús, como el Cordero de Dios, el que
esperaban.
El Evangelio es el que da la nota
al expresar los caminos misteriosos de Dios. Nace el hijo de la vejez de
Zacarías e Isabel. A los 8 días era el
momento de ponerle el nombre. Se reúnen allegados y amigos para la fiesta, y todos
le hacen cucamonas al niño, llamándolo Zacarías –como su padre- según la
costumbre de Israel. Isabel corte esa
forma y dice que el Niño se va a llamar
Juan. No le dan crédito porque ni es
costumbre, ni su testimonio de mujer es válido en aquella sociedad. Preguntan a Zacarías y es más tajante
aún. Él no dice que el niño se va a llamar…, sino que JUAN ES SU NOMBRE. Los invitados se estremecen. Quiere decir que
no están ante una situación normal. Si “Juan ES su nombre”, quiere decir que
Dios está de por medio, porque sólo Dios señala nombres definitivos, porque un
nombre puesto de antemano expresa una misión
peculiar.
Se preguntan qué va ser este Niño, porque la mano de Dios está con él.
No puedo menos que ir a un tema que
me es recurrente y acuciante. Dios tiene
puesto un nombre peculiar a cada persona. Un nombre que no es el nombre de
pila que nos pusieron nuestros padres, sino ese NOMBRE por el que el Señor nos nombra…, nos marca un camino, no
señala una trayectoria. Un nombre que
hemos de ir componiendo en la fidelidad a los diversos pasos de la vida en que
nos vamos encontrando y en los que hemos de tener una respuesta particular,
acorde con la voluntad de Dios. Una
especie de nombre que se va componiendo a base de saber acoger “las letras” que
van viniendo en la vida diaria, y que no quedará cerrado hasta el momento de la
muerte.
Por eso la COMUNIÓN de este domingo y día de Juan Bautista nos
aporta un sentido muy especial a nuestra participación en la Eucaristía:
¿alguna “letra” de mi nombre e misión vendrá hoy al venir Jesús a mí, y
hablarme desde mi interior…, algo así como haciéndome saltar dentro de mí
mismo, como saltó el Bautista en el seno de su madre, porque le había llegado
el Espíritu Santo?
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