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Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Ti:
en tu despedida anunciaste a los apóstoles que ibas a prepararles un sitio de
permanencia definitiva a tu lado.
Haz que ese pensamiento de abrazarte para siempre,
en ese eterno vivir cara a cara contigo, estremezca de exultación y jubilo
nuestras horas más tristes. Que la idea del Cielo, realísima y concreta,
ilumine nuestro viaje por la tierra desierta.
Levanta cada día nuestro corazón al deseo de las
cosas eternas, dispuestos a todo para conquistar esa presencia y posesión de
Ti.
Convéncenos de que los sufrimientos de la presente
vida, no son de comparar con aquella gloria venidera.
Corazón de Jesús, que ofreces tu Cielo a los que
crean en Ti y se consagren por el Bautismo, haz que te seamos fieles a través
de los mayores vértigos, en las horas de mayor renuncia y en las soledades y
vacíos aparentemente más estériles. Fieles hasta el fin a tu Iglesia, fieles al
Apostolado de tu Corazón, fieles a la doctrina que Tú nos enseñaste.
Y al llegar a la playa, como tus apóstoles, a través
de la noche, por el inmenso mar de la vida, Te encontremos sonriente en la
mañana trasfigurada, y exhalemos en tu Corazón, gastados por servirte, el
último aliento del nuestro.
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