DÍA DEL AMOR
“Caminar cuatro
metros sin amor es caminar al propio sepulcro, con los sudarios encima”. Así dice un poeta moderno. Hoy fiesta
solemne del SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, es fiesta de caminar con amor hacia le plenitud
de una vida. Si en el mundo
dominara el amor: en las personas, en los mayores y en los jóvenes, en los
hombres y en las mujeres, en los creyentes y en los ateos, en los ricos y en
los pobres, ,en los blancos y en los amarillos…, acababan “las crisis”, las
violencias, los odios, las zancadillas, el afán de herir como deporte
diabólico.
¿De
qué nos habla hoy la historia de la salvación?
De un Dios que, cuando Israel era niño y era joven y desconocía aún lo
que había detrás de cada suceso, Dios lo llamó a salir de la esclavitud de
Egipto. Y como el pueblo ni se daba
cuenta de ello, usó Dios de correas de
amor…, de potencia de mucho amor. Y
hasta le llevaba en brazos y le daba de comer. Se enternecían las entrañas de
Dios, se conmovía su Corazón.
Y San Pablo –siendo él el más
insignificante- se emociona que a él se la le ha encomendado dar a conocer a
los paganos las insondables riquezas del amor
de Cristo, a las que “mide” sin medidas…: lo largo, lo ancho, lo alto y lo profundo… Y no pone metros, ni siquiera esas
incomprensibles medidas espaciales que hoy manejan los científicos… El Corazón de Cristo rebasa todas esas
medidas… No tiene parangón.
Y quedó patente cuando el soldado
cruel se atrevió pegar la lazada al crucificado, con tal fuerza que le atravesó
todo el pecho y le llegó al corazón. El
soldado descargaba su saña inhumana.
Cristo dejaba abierto el camino
hacia su Corazón para que podamos todos entrar por él y sentir el fuego de
amor que allí sigue ardiendo…
Y desde ese Corazón nos llamará a
los sencillos, humildes (los otros no saben entrar) para que llevemos nuestros
fardos pesados, que nos agobian, y Él se encargará de aliviarnos el peso.
No dice que no haya yugo en el que
cree en Él. Pero es yugo suave. El yugo es propio de esclavos. Hay
esclavitudes que aplastan; y esclavos felives que tienen la mayor dignidad: Yo soy la Esclava del Señor. La Esclava más libre que ha dado la
historia. Y Cristo no promete quitarnos
la carga…, pero sí hacer de Cireneo que unas veces ayuda y otras toma en
brazos, cuando ya está uno que no puede dar el paso, ni ayudado.
Ésta es la fiesta de hoy. Por eso brota solo:
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: EN TI CONFÍO.
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