Esta
tarde ha venido a verme Francisco Javier.
Me pide el favor de que –en su nombre- exprese su arrepentimiento y petición de perdón por las últimas
intervenciones que ha tenido en los COMENTARIOS.
Lo hago
en aras de la fiel amistad que nos une, y con el sentimiento de una marcha
definitiva e irrevocable.
Quedo
como único administrador del blog, aunque con el absoluto hándicap de mis
desconocimientos informáticos, de los que él es un maestro.
Y desde
luego tengo que expresarle el inmenso
agradecimiento por el gran servicio que ha hecho al APOSTOLADO DE LA
ORACIÓN al crear este blog, tan ricamente ilustrado y con tan estupendo dominio
del medio.
Cumplida
su petición, es muy posible que queden flecos de carencias para entrar en el
blog a algunos usuarios habituales, como ya me han comunicado esta tarde. Intentaremos solucionar, si fuere necesario,
y sé que cuento con Javier para el asesoramiento necesario.
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