02 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Prepararse para la Navidad con la
oración, la caridad y la alabanza: con el corazón abierto para dejarse
encontrar por el Señor que todo lo renueva. Estas son las palabras del papa
Francisco en su homilía de este primer lunes del tiempo de Adviento en la Casa
Santa Marta.
Comentando el pasaje del Evangelio de hoy, en el que el centurión
romano pide con gran fe a Jesús que cure a su siervo, el santo padre ha
recordado que en estos días “empezamos un nuevo camino”, un “camino de la
Iglesia … hacia la Navidad”. Vayamos al encuentro del Señor, “porque la Navidad
–ha precisado- no es sólo un acontecimiento temporal o un recuerdo de una cosa
bonita”:
“La Navidad es algo más: vamos por este camino para encontrarnos
con el Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo:
encontrarlo con el corazón; con la vida; encontrarlo vivo, como Él es;
encontrarlo con fe. El Señor, en la palabra que hemos escuchado, se maravilló
de este centurión: se maravilló de la fe que el tenia. Él había hecho un camino
para encontrarse con el Señor, pero lo había hecho con fe. Por eso no sólo él
se ha encontrado con el Señor, sino que ha sentido la alegría de ser encontrado
por el Señor. Y este es precisamente el encuentro que nosotros queremos: ¡el
encuentro de la fe!”
Pero más allá de ser nosotros los que encontremos al Señor – ha
subrayado el pontífice – es importante “dejarnos encontrar por Él”:
“Cuando somos nosotros solos los que encontramos al Señor, somos
nosotros –digámoslo, entre comillas – los dueños de este encuentro; pero cuando
nos dejamos encontrar por Él, es Él quien entra en nosotros, es Él el que
vuelve a hacer todo de nuevo, porque esta es la venida, lo que significa cuando
viene Cristo: volver a hacer todo de nuevo, rehacer el corazón, el alma, la
vida, la esperanza, el camino. Nosotros estamos en camino con fe, con la fe de
este centurión, para encontrar al Señor y, sobre todo, ¡para dejar que Él nos
encuentre!”
Pero se necesita un corazón abierto: “un corazón abierto,
¡para que Él me encuentre! Y me diga aquello que Él quiere decirme, ¡que no es
siempre aquello que yo quiero que me diga! Él es Señor y Él me dirá lo que
tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una masa. ¡No,
no! Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así,
abstracto: ¡es un amor concreto! De persona a persona: el Señor persona me mira
a mí persona. Dejarse encontrar por el Señor es precisamente esto: ¡dejarse
amar por el Señor!”
En este camino hacia la Navidad – ha concluido el papa – nos
ayudan algunas actitudes: “La perseverancia en la oración, rezar más; la
laboriosidad en la caridad fraterna, acercarnos un poco más a los que están
necesitados; y la alegría en la alabanza del Señor”. Por tanto: “la oración, la
caridad y la alabanza”, con el corazón abierto “para que el Señor nos
encuentre”.
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