06 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - El santo padre ha invitado a
rezar con insistencia y con la certeza de que Dios escuchará nuestra oración
durante la homilía de Santa Marta de esta mañana. Por ello, ha explicado que la
oración tiene dos actitudes: es "necesaria" y al mismo tiempo es
"segura" del hecho que Dios, en sus tiempos y en sus modos, cumplirá
la necesidad.
La oración, cuando es verdaderamente cristiana, oscila entre la
necesidad que siempre contiene y la certeza de ser cumplida, aunque si no se
sabe exactamente cuando. Quien reza no teme molestar a Dios y nutre una
confianza ciega en su amor de Padre. Confianza ciega como la de los dos no
videntes del pasaje del Evangelio de hoy, que gritan detrás de Jesús su
necesidad de ser sanados. O como el ciego de Jericó, que invoca la intervención
del Maestro con una voz más alta de quien quiere callarlo. El santo padre recuerda
que el mismo Jesús nos ha enseñado a rezar como "el amigo
molesto" que mendiga la comida a media noche, o como "la viuda con el
juez corrupto".
Francisco ha afirmado: "no sé si quizá esto suena mal, pero
rezar es un poco molestar a Dios, para que nos escuche. Pero, el Señor lo dice:
como el amigo a media noche, como la viuda al juez... Es atraer los ojos,
atraer el corazón de Dios hacia nosotros... Y esto lo han hecho también los
leprosos que se le acercaron: 'Si tú quieres, puedes curarme'. Lo han hecho con
una cierta seguridad. Así, Jesús nos enseña a rezar. Cuando nosotros rezamos,
pensamos a veces: 'Pero, sí, yo digo esta necesidad, se lo digo al Señor una,
dos, tres veces, pero no con mucha fuerza. Después me canso de pedirlo y me
olvido de pedirlo'. Estos gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice:
'Pedid', pero también nos dice: 'Llamad a la puerta' y quien llama a la puerta,
perturba, molesta".
Insistir hasta los límites de molestar pero también con una
certeza inquebrantable. El santo padre ha indicado que los ciegos del Evangelio
son ejemplo: "se sienten seguros al pedir salud al Señor".
Y ha proseguido el papa: "y la oración tiene estas dos
actitudes: es de necesidad y es segura. Oración de necesidad siempre: la
oración, cuando pedimos algo, es de necesidad: 'tengo esta necesidad,
escúchame, Señor'. Pero también, cuando es verdadera, es segura; '¡Escúchame!
Creo que tú puedes hacerlo porque tú lo has prometido".
"Él lo ha prometido": eh aquí la piedra angular sobre la
que se apoya la certeza de una oración. De este modo ha insistido Francisco
recordando que "con esta seguridad nosotros decimos al Señor nuestras
necesidades, pero seguros de que Él pueda hacerlo". Y ha añadido: rezar es
sentir que Jesús nos dirige la pregunta de los dos ciegos: ¿tú crees que puedo
hacer esto?
Para concluir, el santo padre ha explicado que "Él puede
hacerlo. Cuando lo hará, como lo hará no lo sabemos. Esta es la seguridad de la
oración. La necesidad de decir la verdad al Señor. 'Soy ciego, Señor. Tengo esta
necesidad. Tengo esta enfermedad. Tengo este pecado. Tengo este dolor...', pero
siempre la verdad, como es la cosa. Y Él siente la necesidad, pero siente que
nosotros pedimos su intervención con seguridad. Pensamos si nuestra oración es
de necesidad y es segura: de necesidad porque nos decimos la verdad a nosotros
mismos, y segura, porque creemos que el Señor puede hacer aquello que le
pedimos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!