18 diciembre.-
José
Ayer se leía la genealogía de Jesús como
descendiente de David, de la tribu de Judá. HOY se explica cómo es descendiente
de David: a través de José, el esposo de María. (“En sus días se
salvará Judá”). Cierto que el hecho que se lee en el evangelio de la Misa de
hoy está fuera de un orden más lógico, que hubiera sido después de la Encarnación.
Lo
que hoy aparece es:
-
Que José es varón JUSTO, leal, fiel a Dios, y cabal ante su conciencia.
-
Que al saber que su prometida está encinta, (y no precisamente de él), no
quiere denunciarla por adúltera, y prefiere él apartarse y desaparecer.
-
Otros interpretan que al saber que el hecho se ha producido sobrenaturalmente y
por acción de Dios, Él no entra en “disputarle” a Dios sus derechos, y prefiere
retirarse.
-
Dios, por su parte, le sale al paso.
-
Y le sale al paso “en sueños”, en bruma, en misterio, no en evidencias
palpables. ¡En fe!
-
Dios le anuncia que José va a ser legalmente el padre de Jesús. Por tanto: no abandone a María. Y,
segundo, José va a ejercer su derecho de padre, poniéndole el
nombre al Niño, y NOMBRE DADO POR DIOS. (Eso es definitivo para un hebreo, que
ve en ello la acción personal de Dios).
-
José “se despierta del sueño” y se va a recoger a María para conducirla a “su
casa”, como su esposa. El Niño nacerá, a la vista de todos, como hijo de un
matrimonio.
-
Se cumple al pie de la letra la profecía del A.T.
SERMÓN DEL
MONTE
Bienaventurados los misericordiosos
Empezaría
diciendo algo muy simple: Los que tienen
corazón. Porque no todos lo tienen. “Tener corazón” es tener capacidad de
sentimientos humanos…, de tener capacidad de ponerse en la piel del otro…, de
no guiarse por la frialdad de las ideas…, de no vivir según las reacciones traumáticas…,
de no ser “puro corazón” que se ofusca por las heridas del YO.
Ser
misericordioso es experimentar con el corazón iluminado por la
racionalidad, el sufrimiento ajeno, sin negar el que yo causo…, el que el
otro me causa. Muy distante del exceso de sensibilidad,
con el que ni uno vive ni deja vivir. Por eso he dicho que la “razón” (que nos
distingue de los irracionales, tiene su puesto en el mismo corazón: por eso la
Sagrada Escritura habla de “los
pensamientos del Corazón de Cristo”. En realidad no es el corazón el que
piensa. Pero vale hablar de esa forma cuando el corazón se sobrepone a todo,
pero sin perder la luz de la razón. Es ser mansos y humildes de corazón,
esas dos características que Jesús se atribuye a sí mismo, y Jesús no era un
manojo de sentimientos sino una persona muy equilibrada, en la que sobresalía
su amor a las personas, y amor brotado del mismo corazón. “Miseri-cordia” es
poner la persona de parte del que sufre (=”mísero”). Una traducción comprensible sería: “corazón amable”, “corazón compasivo”…,
pero más bien “con-pasivo” para expresar que no es la compasión que va “de
arriba abajo” sino el vivir como propio el padecimiento ajeno, meterse hasta la
raíz de ese padecer. Unas veces triste y otras alegre: sufrir con el que sufre,
alegrarse con el que se alegra.
Unas
veces será tender la mano con delicadeza por si el otro quiere apoyarse en
ella. NUNCA apabullando con falsa “caridad” impositiva. Otras veces, es
metiendo el hombro bajo el problema ajeno para solucionar lo que uno puede solucionar,
y porque así lo está necesitando el que sufre. Y otras será quitarse uno de su “labor”
para poder dedicar tiempo de regocijo a quien está alegre y celebra.
La
MISERICORDIA es forma profunda de la caridad;
es aquello de Pablo a los filipenses: poner al otro por delante de uno mismo. San
Pablo la expresa como “hija de Dios”: Bendito
sea Dios, Padre de las misericordias”. Y es la palabra más repetida en la
Sagrada Escritura, porque es la expresión externa más identificativa de Dios.
Todo
eso nos lleva a volver sobre nosotros, sobre nuestros pensamientos, nuestras
actitudes, nuestros sentimientos y reacciones…, nuestras formas de acudir a las
soledades, a las celebraciones, a los padecimientos y congratulaciones, a las
tristezas o las alegrías, a las necesidades de cada uno en la situación
concreta en que está cada uno AQUÍ y AHORA.
El libro “MISERICORDIA” (con el aval del Papa)
va a ser presentado mañana a las 8 de la tarde en el AULA ARRUPE (Jesuitas,
Plaza de San Ignacio, Málaga). ¡Buena
oportunidad!, y gran oportunidad en este momento histórico en el que Papa está
insistiendo en una RENOVACIÓN DE LA IGLESIA desde estas coordenadas.
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