23 de octubre de 2014 (Zenit.org) - "No se puede ser cristiano
sin la gracia del Espíritu Santo" que nos dona la fuerza de amar. Así lo
ha afirmado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la capilla
de Santa Marta esta mañana de jueves. La reflexión de hoy ha estado centrada en
la Carta a los Efesios en la que san Pablo describe su experiencia de Jesús,
una experiencia "que le ha llevado a dejar todo" porque "estaba
enamorado de Cristo". Ha recordado que el acto del apóstol es "un
acto de adoración": dobla, sobre todo, "las rodillas delante del
Padre" que "tiene el poder de hacer mucho más de lo que podemos pedir
o pensar". Usa "un lenguaje sin límites": adora este Dios
"que es como un mar sin playas, sin límites, un mar inmenso". Y Pablo
pide al Padre, por todos nosotros, "para ser potentemente reforzados en el
hombre interior, mediante su Espíritu".
Y lo explica así: "Pide al Padre que el Espíritu venga y nos
refuerce, nos de la fuerza. No se puede ir adelante sin la fuerza del Espíritu.
Nuestras fuerzas son débiles. No se puede ser cristiano, sin la gracia del
Espíritu. Es precisamente el Espíritu quien nos cambia el corazón, quien nos
hace ir adelante en la virtud, para cumplir los mandamientos".
Tal y como Francisco ha recordado, después san Pablo pide otra
gracia al Padre: "la presencia de Cristo, para que nos haga crecer en la
caridad". El Pontífice ha subrayado que el amor de Cristo "que supera
todo conocimiento", "no se puede entender" si no a través de
"este acto de adoración de esa inmensidad grande".
De este modo, el Santo Padre ha proseguido afirmando que "esta
es una experiencia mística de Pablo y nos enseña la oración de alabanza y la
oración de adoración. Delante de nuestras pequeñeces, de nuestros intereses
egoístas, muchos, Pablo estalla en esta alabanza, en este acto de adoración y
pide al Padre que nos envíe el Espíritu para darnos fuerza y poder de ir
adelante; que nos haga entender el amor de Cristo y que Cristo nos consuele en
el amor. Y dice al Padre: 'Gracias, porque Tú eres capaz de hacer lo que
también nosotros no osamos pensar'. Es una bella oración... es una bella
oración".
Para finalizar, el Obispo de Roma ha observado que "con esta
vida interior se puede entender que Pablo haya dejado perder todo y considere
todo basura, para ganar a Cristo y ser encontrado por Cristo. Nos hace bien
pensar así, nos hace bien adorar a Dios, también a nosotros. Nos hace bien
alabar a Dios, entrar en este mundo de amplitud, de grandiosidad, de
generosidad y de amor. Nos hace bien, porque así podemos ir adelante en el gran
mandamiento -el único mandamiento, que está en la base de todos los demás-: el
amor; amar a Dios y amar al prójimo".
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