HOY ES PRIMER VIERNES
Todos los que pueden hacerlo,
están invitados
a nuestra reunión a las 5'30
en el Salón de Actos de los Jesuitas (Málaga)
Una urgencia
muy urgente
El salto que la lectura
continuada ha dado en el libro de Job es abismal: ayer estábamos en el capítulo
19, y hoy en el 38 y 39. Ha omitido la liturgia la declaración de inocencia que
hizo Job, y los largos y prolijos discursos de sus amigos queriendo corregirlo.
Hemos pasado directamente a la palabra de Dios a Job que, al declararse inocente
en medio de su sufrimiento- emplaza a Dios a una respuesta: Ojalá hubiera quien me escuchase; ¡aquí está
mi firma, que responde el Todopoderoso! Y el Todopoderoso responde hoy con
la 1ª lectura, preguntándole a Job por las maravillas de la Creación…: ¿era Job
tan importante que ya estaba allí cuando Dios creaba y adornaba el mundo? ¿Fue
Job quien aconsejó u orientó a Dios?
¿Sabe Job dónde se encierra la luz o dónde tienen su casa las tinieblas? Y le
dice Dios: Claro que tú sabrás pues has
nacido entonces y has cumplido miles de años…
Y Job se humilla de su arrogancia y “me siento pequeño; me llevaré la mano a la boca; he hablado una vez y
no hablaré dos…”
Job tuvo ese momento de su desesperación para pedir a Dios
una explicación. ¡Tantas veces nos encontramos nosotros en situaciones y
reacciones parecidas… Que la misericordia de Dios nos haga sentir entonces que
somos demasiado pequeños e ignorantes para preguntar a Dios por qué hizo o dejó
de hacer. Admiramos en Job su paciencia, y no debemos perder esa admiración. Ni
pensar que Job perdió enteros porque en un instante sacó su YO a relucir… Todo
eso son partes de la vida humana. Lo importante es cómo se sale de ello. Los
hay que se encaraman más y se pelean con Dios. Job siguió en su línea de hombre
fiel, y tras su tormenta interior, le vino la calma de la humildad. Lo malo no
es equivocarse sino no rectificar.
El Evangelio (Lc 10, 13-16) presenta una situación
semejante –en parte- Los habitantes de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm han sido
tan engreídos y encerrados en sí mismos, que la predicación de Jesús no ha
entrado allí. Jesús ha predicado, ha realizado sus obras mesiánicas… Pero esos
pueblos no han dejado un resquicio a la evangelización. El problema es que si
ya recibieron ese alimento y no lo han tomado, ¿qué se les puede dar ahora? Y
Jesús les conmina; si Sodoma y Gomorra, las ciudades escandalosas, hubieran tenido
la luz que Cristo trajo después, hubieran hecho penitencia…, se habrán
humillado, habrían cambiado. Lo malo es cuando se les ha puesto el espejo
delante y no han querido ver su realidad. En vez de tener la humildad de Job, que
reconoce su error, se han subido más de tono, cubriendo su soberbia con otro
acto de soberbia. Y Jesús les anuncia: Bajaréis
al abismo.
Y como Jesús no da por perdido nada, aún insiste, pensando
en sus discípulos evangelizadores: Quien
a vosotros oye, a mí me oye; el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza, y
rechaza al que me ha enviado.
Lo que ellos llevaron y lo que Jesús trae es EVANGELIO. El
tema en cuestión es si vivir el
evangelio constituye una nueva manera de vivir, o si el evangelio se queda
como “aparte” con un claro divorcio entre evangelio y vida. Que no es extraño.
¡Que es real! Que es el tema que hoy están predicando los Papas: una nueva
evangelización es indispensable. Si Corozaín y Betsaida y Cafarnaúm son
capaces de retomar los orígenes –la llamada de Jesús, el modo de Jesús, las
condiciones de Jesús- habrá un regreso al evangelio, BUENA NOTICIA que
Jesucristo les presenta.
Job suplica la respuesta de Dios ante su llamada. Y ello me lleva a meditar que sólo pensamos que Dios responde a nuestra súplica, cuando nos resulta favorable nuestra petición, en caso contrario...entendemos que Dios silencia, que hace caso omiso a nuestra súplica, e incluso que "desaparece". Evidentemente, damos de antemano a Dios la "respuesta" que ha de darnos, se lo ponemos en bandeja como debe actuar, sin tener en cuenta que Dios tiene sus planes, planes que a veces nos desconciertan, pues El no actúa con nuestra lógica humana.
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