Las tentaciones no deben
ni asustarnos, ni desconcertarnos, ni desanimarnos
El Santo Padre pone punto final al Sínodo extraordinario de los
Obispos vivido con espíritu de colegialidad y sinodalidad
18 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre dio inicio al
Sínodo de los Obispos pidiendo a los padres sinodales que hablaran con libertad
y escucharan con humildad. Y así se han vivido estas dos semanas. Esta tarde,
ha llegado su segunda intervención, y lo ha hecho tras la votación y aprobación
de la Relatio Synodi. Un discurso "maravilloso", ha dicho el padre
Federico Lombardi, en la sesión informativa a los periodistas.
Francisco ha comenzado indicando que "podría decir
serenamente que -con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad- hemos
vivido realmente una experiencia de Sínodo, un recorrido sinodal, un camino
juntos", ha afirmado Francisco. Y como en todo camino -ha aclarado el
Papa- hay momentos de carrera rápida, casi como queriendo ganar tiempo y
alcanzar lo antes posible la meta; otros momentos de cansancio, casi como
queriendo decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor.
Así, ha observado que "ha habido momentos de profunda
consolación escuchando el testimonio de verdaderos pastores que llevan en
el corazón, con sabiduría, las alegrías y las lágrimas de sus fieles".
También ha habido momentos de gracia y de consuelo "escuchando los
testimonios de las familias que han participado en el Sínodo y han compartido
con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial". Del mismo
modo ha hablado de un camino "donde el más fuerte ha sentido el deber de
ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los
otros, también a través de los debates".
Y como en todo camino ha habido tentaciones. En este momento del
discurso, el Santo Padre se ha detenido para analizar las tentaciones vividas.
En primer lugar "la tentación de la rigidez hostil", es
decir "el querer cerrarse dentro de lo escrito y no dejarse sorprender por
Dios. En el tiempo de Jesús eran los escrupulosos, hoy en día
"tradicionalistas" e "intelectualistas". En segundo lugar
la tentación del buenismo destructivo, "que en nombre de la misericordia
engañosa une las heridas sin curarlas ni medicarlas antes; que trata los
síntomas y no las causas y las raíces". Estos son, ha aclarado el Papa
"progresistas y liberales". La tercera tentación es la de
"transformar la piedra en pan" para romper el largo ayuno, pesado y
doloroso, y también "transformar el pan en piedra" y lanzarla contra
los pecadores, los débiles y los enfermos. Una cuarta tentación, "bajar de
la cruz", y hacerlo para "contentar a la gente, y no permanecer, para
cumplir la voluntad del Padre; de inclinarse al espíritu mundano en vez de
purificarlo y doblarlo al Espíritu de Dios". La última tentación indicada
por el Santo Padre es la de "descuidar la 'depositum fidei', considerándose no
custodios sino propietarios y dueños o, por otra parte, la tentación de
"descuidar la realidad" utilizando una lengua minuciosa y un lenguaje
de lijado para decir muchas cosas y no decir nada.
Por eso, el Papa ha advertido que "las tentaciones no deben
ni asustarnos ni desconcertarnos y mucho menos desanimarnos", porque
"ningún discípulo es más grande que su maestro". Por tanto, si Jesús
fue tentado, sus discípulos no pueden esperar un trato mejor. A propósito, el
Obispo de Roma ha reconocido que "me hubiera preocupado mucho y
entristecido si no hubiera habido estas tentaciones y estas discusiones
animadas".
Sin embargo, Francisco ha reconocido que ha visto y escuchado -con
alegría y reconocimiento- discursos e intervenciones llenos de fe, de celo
pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de valentía y de parresía.
Esta es la Iglesia, ha exclamado el Papa, "que no tiene miedo
de arremangarse para echar el aceite y el vino en las heridas de los
hombres", "que no mira la humanidad desde un castillo de crital para
juzgar y clasificar a las personas".
La Iglesia, "la verdadera esposa de Cristo, que busca ser
fiel a su Esposo y a su doctrina". La Iglesia que "no tiene miedo de
comer y de beber con las prostitutas y los publicanos". La Iglesia,
"que tiene las puertas abiertas para recibir a los necesitados, los
arrepentidos y no solo a los justos y a aquellos que se creen perfectos".
Y ha añadido que "cuando la Iglesia, en la variedad de sus
carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la
fuerza del sensus fidei, de
ese sentido sobrenatural de la fe".
Haciendo referencia a quien ve una Iglesia peleada, ha afirmado
que el Espíritu Santo ha conducido la barca a lo largo de la historia, a través
de sus ministros, "también cuando el mar era contrario y los ministros
infieles y pecadores".
De este modo, el Papa ha recordado que era necesario "vivir
todo esto con tranquilidad, con paz interior, también porque el Sínodo se
desarrolla cum Petro et
sub Petro, y
la presencia del Papa es garantía para todos".
A continuación, Francisco ha recordado cuál es la tarea del Papa,
"garantizar la unidad de la Iglesia", "recordar a los pastores
que su primer deber es alimentar el rebaño que el Señor le ha confiado y tratar
de acoger -con paternidad y misericordia y sin falsos miedos- las ovejas
perdidas". Y ha precisado: "me he equivocado aquí. He dicho acoger:
ir a buscarlas".
Además, ha subrayado que el Papa "no es el señor supremo sino
el servidor supremo", "el garante de la obediencia y de la
conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y a la
Tradición de la Iglesia".
Al concluir, el Pontífice ha indicado que aún queda un año para
madurar, con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y
encontrar soluciones concretas a tantas dificultades e innumerables desafíos
que la familia debe afrontar. La Relatio
synodi, ha precisado, es el resumen fiel y claro de todo lo que se
ha dicho y discutido en el aula y en los círculos menores.
Y tras su tradicional "no os olvidéis pido de rezar por
mí" llegó el fuerte y largo aplauso por parte de los presentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!