“Políticamente
incorrecto”
Efesios 6, 1-9 no es “políticamente
correcto”. Señalar deberes y no derechos, no es políticamente correcto. Y Pablo
señala deberes. Que leídos desde la “otra parte” son derechos. Pero no se
presenta desde ese ángulo, porque lo que importa recalcar es que la vida seria
de las personas y los estamentos tiene que tener unas obligaciones que vivir
para hacer posible la convivencia social. Y porque –como Pablo va señalando-
ninguno de esos deberes son una tiranía del poder sino una actitud de respuesta
a la fe y a la relación de la persona con Dios. Y aquí está el gran valor (y la
gran carencia de hoy): que Dios es el metro patrón para medir todas nuestras
actitudes y actuaciones.. Hoy se dice: es
un referente.
Así, los hijos obedezcan
a sus padres, porque eso es justo
[y “lo justo” es lo bueno porque está en el fiel de la balanza]. Y los padres no exasperen a sus hijos: educadlos
y corregidlos como haría el Señor.
[Otra cosa “justa”, buena, en el fiel…].
Los criados (en
una época normal de esclavitud) obedezcan,
respeten a sus amos como a Cristo.
Los amos se dejen de amenazas, porque ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo.
En cualquier caso, no son las apariencias humanas sino la
elevación del pensamiento a lo más alto, a lo más determinante, ¡a Dios!, que
es el perfectamente JUSTO (=BUENO).
A propósito de estas dos últimas recomendaciones yo aconsejo leer la
carta de San Pablo a Filemón, porque sin eso no entenderemos nunca adónde nos
lleva nuestra fe cristiana en la relación de “amos”/subordinados. Y una vez
leída, revertir sobre uno mismo, que es la única manera de sincerarse ante la
propia conciencia (bien formada) y ante Dios.
El Evangelio (Lc 13, 22-30) hace una pregunta muy típica: ¿Serán muchos los que se salven? Y Jesús
no responde si muchos o pocos. Lo que sí dice es lo que hay que hacer para esa
entrada en el Reino de Dios: llegar cuando la puerta está abierta, lo que requiere esfuerzo. Al Reino no se entra como a la pastelería. Entrar
por la puerta estrecha. [Algunos guías de la Alhambra de Granada
explican “con picante” una entrada muy estrecha al Patio de los Leones: dicen
que el Califa hacía pasar por ella a las mujeres del harén, y la que no entraba
bien por gruesa, no la quería]. Jesús no rechaza, pero advierte que hay que
entrar por esa puerta. El “inflado” de sí mismo no cabe… Por eso vendría el “no os conozco” -Es que comimos y bebimos a
tu mesa… -No sé quiénes sois. Tampoco
es políticamente correcto puesto que muchos pretenden hacer una Jauja de la fe
y de la religión, y que “aquí to er mundo
e güeno”. Y Jesús dice. –Pues no. Aquí va a haber llanto y rechinar de dientes porque vamos a ver a los de fuera llegar
antes (pasar por la puerta estrecha), y que los primeros se quedan los últimos…
Por lo menos hay hoy materia de revisión. Y eso es
fundamental para “controlar la obesidad” de tantos que “comieron y bebieron con
Él, a su mesa” pero comieron demasiado y “perdieron la línea”. El “guía de la
Alhambra celestial” nos está diciendo que hay que “adelgazar”. Y yo diría: todos, un poco más…
En los Evangelios me encuentro con cosas dulces y bonitas y cosas menos bonitas. Hoy para mi, Jesús está advirtiendo de una realidad. La pregunta: "¿Son pocos los que se salvan?, no la elude Jesús. La contesta con un ejemplo. Una casa con dos puertas, una ancha y fácil de traspasar y otra estrecha y difícil de traspasar. No oculta Jesús el desastre que supondría tratar de entrar en la casa por la puerta ancha. Tampoco oculta la dificultad de entrar en la casa por la puerta estrecha, y habla de "muchos" que queriendo entrar no lo conseguiran. Y me pregunto: ¿Quienes son esos? ¿Quien quiere entrar y no lo consigue?. Y el texto cita a Jesús diciendo: "Muchos". Eso tendría que servir para hacernos reflexionar. "El Señor no les abre". Y estos muchos se extrañan, porque aparentemente tenían muy claro que habían hecho méritos para entrar. "Han comido y bebido con el" (¿Eucaristía?), y han escuchado sus predicaciones (...), sin embargo ellos quedan fuera. Allí está hablando a Judios, pero el mensaje es también para los no judios.
ResponderEliminarSolución al problema: Acudir a Cristo para ser salvados. Sólo El puede salvarnos. Reconocer los pecados. Confesiones bien hechas, y que la hora te pille luchando por entrar. Plena confianza en la misericordia de Dios. Tratar de hacer el bien y no el mal.
Si alguien tiene alguna duda que lea el salmo de hoy.
Mi comentario hoy se basa en el salmo.
ResponderEliminarEste salmo nos enseña a alabar a Dios,dignísimo de toda alabanza por su infinita grandeza,por su gran misericordia y por la sublimidad maravillosa de sus obras.Pero sobre todo por su inmensa bondad y generosidad,ya que todo lo que somos y tenemos y podemos ser,a¨´EL se lo debemos.
Cristo nos enseñó a bendecir a Dios.Leemos en un pasaje del Evangelio :"Yo te bendigo Padre,Señor del cielo y de la tierra porque has ocultado estas cosas a los sabios ................Sí,Padre, porque tal ha sido tu beneplácito.Todo me ha sido entregado por mi Padre..........."
Es la mejor y más completa bendición al Padre , que ha salido de labios humanos.
¡No pierdas la calma!.La rabia perjudica la salud,el rencor daña el hígado, la amargura envenena el corazóz.
ResponderEliminarControla tus emociones
Sé dueño de ti mismo.
No eches leña al fuego de tu aburrimiento.Olvida y continúa la marcha para no perder la paz.
Piensa antes de hablar o escribir,y no cedas ante tus impulsos
MINUTO DE SABIDURÍA.