Hoy, 4 de
marzo, comienza la
NOVENA DE LA
GRACIA
en honor de San
Francisco Javier.
“Sed santos”
El
evangelio de hoy es continuación inmediata del de ayer. Aquel pobre joven rico se perdió el tesoro que
Jesús le ofrecía. No supo el pobre hacer el trueque de sus “muchos bienes” –bagatelas-
por el “tesoro escondido en el campo”
que Jesús le estaba ofreciendo. Efectos de la miopía humana. Jesús reaccionó
doloridamente y expresó las consecuencias: “Es
más difícil que un rico entre en el Reino que hacer pasar a un camello por el
ojo de una aguja”. Se espantaron los apóstoles. Y Pedro salió con su gozo
del buen proceder de los del grupo: “Ya ves
que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Estaba satisfecho. Y
Jesús no quiso empeñar el momento y le dio la respuesta esencial y abierta a
todo hombre o mujer: Os aseguro que quien
deje casa, o hermanos, padre o madre, o hijos o tierras por mí y por el
evangelio, recibirá ahora en este tiempo cien veces más (casas y hermanos, y
madres e hijos y tierras, con persecuciones…), y después, la vida eterna.
Quedaba
asentado el principio o criterio. Ni un vaso de agua dado en nombre de Jesús, se
pierde. Y Jesús fue muy prudente. Porque la realidad es que podría haberle
salido al paso a Pedro y haberle hecho una pregunta un tanto insinuante…: ¿De verdad, Pedro, que lo habéis dejado
TODO? Porque seguís pensando en quién ser “el primero”; seguís rechazando
la cruz y os da miedo hasta tocar el tema… Habéis dejado familia, barcas,
redes, compañeros…, y todo eso es muy valioso y meritorio. Y me habéis seguido.
Pero ¿no conserváis en vuestras alforjas “alguna cosa” de la que no os habéis
desprendido? Porque Yo os enseñé que seguirme a mí no era un paseo ante gentes
que aclaman, sino negarse a sí mismos, tomar
la cruz de cada día… ¿Seguro que habéis dejado el YO…, que habéis negado
ese deseo de ser “primeros, a la derecha, el mayor…?
Porque
“dejar cosas” es siempre menos comprometido; posponer el propio Yo, ceder el
puesto a otro, ir desapareciendo, pasar desapercibido, tener a los otros como
superiores…, es más todavía. Y hasta bajando a los detalles: ¡qué trabajo
cuesta atemperar un afecto, echarse a un lado, reconocer ese “suave” desorden en
el interior de la persona…! Haber dejado TODO es mucho más e lo que os vais
contentando “los buenos”. Sabéis los entresijos y recovecos que se albergan en
las entretelas del corazón, y lo fácil que es ver la paja en el ojo ajeno sin
reparar –siquiera- en la vida del propio. Llegar hasta ahí y empezar a DEJARLO TODO…, es una tarea mucho mayor que dar
dinero y posesiones. El joven rico no falló por “sus muchos bienes” materiales;
le faltaron arrestos para DAR SU PROPIO YO.
Encaja
muy bien hoy la carta que San Pedro, ya traspasado el umbral de su
personalidad, y transformado por Pentecostés, escribe en la que es hoy 1ª
lectura: Como hijos obedientes no os
amoldéis más a los deseos que teníais antes.. [Bien que sabía él de esas
cosas “de antes”…]. El que os llamó es santo; sed también vosotros santos en
toda vuestra conducta. SERÉIS SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO. Ahí es nada… Nuestra llamada a la santidad es consecuencia de la misma santidad de
Dios. Y esa santidad, que nunca podría llegar a ser como la de Dios, la
presenta Jesús en HABERLO DEJADO TODO.
Y “todo”, abarca expresamente lo íntimo del ser, sin quedarse en dones de “cosas”.
Por
eso es curioso que haya quienes digan con tanta facilidad que “no entienden el
evangelio”, o que les aburre, o que no sacan nada… ¿Cómo leemos el evangelio
para que nos quedemos lo mismo que si hubiéramos leído el “Pulgarcito”? ¿Cómo
es posible que no sintamos que nos levanta ampollas de ilusión –y de
sinceridad- dentro del alma? ¿Cómo pudo Pedro sentirse tan ufano de haberlo dejado todo, cuando en realidad
estaba lleno de sí, como lo siguió mostrando hasta que llegó el momento de sus
negaciones, en las que vio entonces su verdadera imagen, que era PARA LLORAR?
Estamos
a un paso corto de la CUARESMA. Mañana mismo esteremos inmersos en ese signo de
la Ceniza… Bien está el signo de
algo que se esfuma, se vuela, se escurre entre los dedos… Mejor, si en ese
signo estamos viéndonos a nosotros mismos (cuando hay incineración de nuestro
pobre cuerpo). Si supiéramos unir esos dos conceptos, y la Ceniza de mañana viniera
a mostrarnos la realidad de hoy, bien fácil que sería DARLO TODO, desprenderse
del Yo-mismo, y empezar a ocupar “el lugar que corresponde”. Labor que bien
puede ocuparnos esta CUARESMA. Los gestos externos –ayunos, vigilias,
privaciones, sacrificios, etc.- tendrán que conducir a ALGO MAYOR. De lo
contrario se convierten en signos vacíos y en lo que es peor: analgésicos de
nuestra realidad más real.
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