Dos posiciones
contrarias
Una,
el pagano Naamám, que empieza rechazando la solución del profeta de Israel,
porque él se cree digno de mayores honores, y porque en su tierra tiene ríos
más importantes que el Jordán. Pero acaba plegándose con humildad y halla su
salud. Otra, la de los nazaretanos con Jesús: empiezan con muchos parabienes,
pero no soportan que Jesús –uno del pueblo, bien conocido- pueda atribuirse el
ser Mesías. Y reaccionan queriendo despeñarlo. Los “malos” que, con humildad,
salen buenos. Los buenos que, por engreídos, se hacen malos.
La
CUARESMA, como advertencia. Ser fiel a Dios no es algo que se lleva como “título
de posesión”. Hay que estarlo construyendo cada día. De “buenos”, está harto
Dios. Lo que necesita son santos.
Ya
ha quedado solo Jesús. Muy solo. Porque la chusma que le rodea no es más que
chusma Pedro, Santiago y Juan ya han desaparecido. Judas, se esfumó. De los 8,
ni supo más Jesús. El de la sábana, huyó. Han quedado los criados de los
sacerdotes, una “turba multa” que Juan llega a confundir en su evangelio con
una cohorte romana.
Los
que han quedado, han atado fuertemente a Jesús. Habían sido avisados por el
traidor que tuvieran cuidado con Jesús, que era muy escurridizo. Sus manos
atadas y una cuerda fuerte –a modo de ronzal ¿quizá echado al cuello?- para
plena seguridad. Los sacerdotes, los ancianos, felices. Nunca pensaron que
aquello fuera tan fácil. ¡Benditas las 30 monedas de plata que pagaron! Tantas
veces como decidieron echarle mano y temieron por la gente, y ahora se les ha
venido a las manos. Y muy oportuna hora la de la este comienzo de media noche,
porque toda la ciudad duerme. Y comenzaron a caminar. Jesús no podía con su
cuerpo, después de aquella noche tan dura, de tanta lucha interior y tanta
soledad. Por eso le empujaron unas veces, tiraron del ronzal otras… Apenas
podía subir aquel camino junto al torrente. Los “atrapadores” subían con unas
fuerzas pletóricas, estimuladas por el sentimiento de triunfo. La risotada del
mal cuando –contra toda razón- ha ganado la partida.
Pero
yo quiero hacer una parada, una foto fija de esas manos atadas de Jesús, porque
tengo muchas preguntas en mi mente: ¿Por qué le han atado las manos? ¿Cómo? ¿Quiénes?
¿Para qué?
Le
han atado porque era peligroso.
Porque un hombre honrado en medio de la barahúnda de corruptos y comodones, era
un peligro constante y una “conciencia” sorda que les limaba a cada paso sus
propias corrupciones y mentiras. Era
peligroso porque Judas había prevenido que lo era, y no hay peor cuña que
la de la misma madera. Y Judas sabía muy bien que en el terreno religioso y
mesiánico, Jesús andaba en las antípodas de aquel nacionalismo cerrado que la
casta religiosa y el propio Judas deseaban. Lo mejor era tenerlo atado con
cuerda corta. Así ya no molestará más ni acusará más de los desvíos religiosos
de los fariseos y mentores del pueblo.
¿Cómo?
Le atan con cuerdas, que era lo que más a mano tenían aquel personal que había
salido a prenderle. Le atan con los prejuicios de los enemigos religiosos, con
el pasteleo de la autoridad civil… Le atan los padres/madres de familia que no
quieren “influir en sus hijos” y le dejan “libre elección” cuando sean mayores…
(aunque llegan a mayores sin la menor base para poder elegir con conocimiento
de causa). Le atan las manos esos políticos interesados en una masa amorfa que
no tenga criterios, a la que puedan manipular con el cebo de carnaza y carencia
de valores; unos dirigentes que van soltando cuerda y tanteando terreno para ir
rompiendo todos los frenos. Lo atan esos educadores corruptos que trasmiten su
materia emborrizada en falacias y resentimientos, y mentiras flagrantes que
desvían, alteran y ocultan la realidad de la Historia.
¿Quiénes?
Evidentemente todos esos… Y también los cristianos que se han asentado y
redondeado en sus “puestos”, en “sus modos”, en “sus prácticas”, en sus “asociaciones/hermandades…”,
y en ellas han hecho un “reino de Taifas independiente”, cerrado, con aires de
superioridad y de “éste es mi sillón” y aquí no caben dos… Los que pretenden,
por su parte, que el sillón sea suyo, y entonces quedan atadas las manos de la
UNIDAD que Jesús pedía, y la PAZ que distinguía su estilo. Y ahí andamos todos
los “devotos” de “lo nuestro”, tan nuestro que no cabe otro más…, ni hay “otros
más” que se consideren llamados porque tienen establecido en su mente un
división de incompatibles “estamentos estancos”.
Están
como agentes “apresadores” los medios de comunicación, que exaltarán todo lo
que es desorden y le darán pábulo, y callarán y acallarán lo que puede ayudar a
un equilibrio beneficioso…
¿Para
qué? Para que Jesús esté callado, oculto, desprestigiado y condenado… Para que
se vaya borrando del mapa su nombre y lo que enseñó. Porque la sociedad de hoy
ha perseguido a Dios hasta “atarlo” con las sogas invisibles del “ninguneo”, y poder erigir ídolos de
cartón que se les maneja a golpe de calle, de eslóganes, de gritos ofensivos y
agresivos en vez de reivindicativos…, y cambiantes según conveniencias. Chusma
que se escurre como anguilas, y ataca como leones…, aunque salvo la media
docena que organiza y son “actores”, el resto es “mero reparto” de figurantes…,
a los que se les dan unas consignas y unos instrumentos de ruido para que
aquello aturda más y meta más miedo. Un espantoso circo de la mentira, pero con
buen aforo para que sigan entrando y envenenándose los organizadores de este
macabro espectáculo.
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