El papa Francisco ha realizado la audiencia general de este
miércoles en el Aula Pablo VI, donde le ha recibido una gran multitud de fieles
procedentes de todas las partes del mundo. A pesar de que el Año Jubilar
concluyó el domingo pasado, esta semana ha decidido proseguir con las
catequesis sobre la misericordia. En concreto, ha reflexionado sobre “aconsejar
y enseñar”.
De este modo, en el resumen hecho en español, el Santo Padre ha
explicado que la catequesis de hoy está dedicada a dos obras de misericordia
muy relacionadas entre sí: “dar buen consejo al que lo necesita y enseñar al
que no sabe”. La falta de instrucción –ha advertido– es una grave injusticia
que atenta contra la dignidad de las personas. Asimismo, ha observado cuántas
personas y sobre todo niños, a causa del analfabetismo, “caen víctimas de la
explotación y de otras lacras sociales”.
Por esa razón, el Pontífice ha subrayado que “la Iglesia ha
sentido siempre la necesidad de comprometerse en el campo de la enseñanza para
cumplir su misión de evangelización”. Además, ha recordado que muchos santos
han consagrado su vida a la educación de los más desfavorecidos, “sabiendo
que ese es el camino para superar la miseria y la discriminación”.
El Santo Padre ha aseverado que “dar buen consejo al que lo
necesita” es un verdadero “acto de amor” hacia las personas que están
“desorientadas o tienen dudas”. Recordando que todos podemos tener en algún
momento dudas sobre la fe, ha indicado que “la escucha de la Palabra de Dios y
la catequesis nos ayudan a superar esas dudas”. Pero –ha recordado– además es
importante concretar la fe en nuestra vida, para que no se convierta en algo
teórico y abstracto. “Cuando practicamos la fe, sirviendo a los hermanos y
especialmente a los más necesitados, entonces muchas dudas desaparecen porque
sentimos la presencia de Dios que nos ama”, ha afirmado el Pontífice.
A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua
española. Así, les ha exhortado a pedir a la Virgen María “que nos ayude a
tener un corazón atento a las necesidades de las personas que nos rodean”,
para que también ellas “puedan experimentar el amor que Dios les tiene”.
Después del resumen de la catequesis en las distintas lenguas,
el Santo Padre, como es habitual, ha dirigido unas palabras a los jóvenes, los
enfermos y los recién casados. A ellos ha recordado que el domingo pasado
concluyó el Jubileo Extraordinario. “Pero no se ha cerrado el corazón de Dios
para nosotros pecadores, que no cesará de inundarnos con su gracia”, ha
asegurado. Del mismo modo ha pedido que “no se cierren nunca nuestros
corazones” y “no dejemos de cumplir nunca las obras de misericordia corporales
y espirituales”.
La experiencia del amor y
del perdón de Dios que hemos vivido en este Año Santo –ha concluido– permanezca
en nosotros como inspiración permanente en la caridad hacia los hermanos.
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