El evangelio del día
Lc 10, 21-24.- “Te doy gracias...”
Pretendo
tocar temas prácticos, que no es “explicar el evangelio”, sino hacer pie
en él para dar una pincelada.
“Obras
son amores”. Eso es evidente. Lo primero
del amor entre dos personas, es el hecho de amar y que se vean las obras
de amor. Pero quizás nos falta
también EXPRESAR EL AMOR. Quizá en esto
sea más sensible la mujer.
No
basta querer a alguien; no basta estar satisfecho con lo que esa persona
hace. SE NECESITA manifestárselo: alabar
lo que ha hecho, reconocerle su bondad, y hasta el simple detalle de expresar lo
bien que ha preparado una cosa...; el arte que ha tenido para sacar algo
adelante.
El
amor expresado se va alimentando a sí mismo; va adquiriendo valores, va dando
cariño. Y el amor que se alimenta, no decae.
Hoy es frecuente escuchar: “se nos ha ido el amor”. ¿Y cómo no se
va a ir si se vive la vida tan egoístamente que sólo se piensa en sí mismo?
¿Cómo no se va a pasar el amor cuando no se piensa más que en disfrutar y
pasarlo bien? ¿Acaso puede darse amor sin sacrificio y sin detalles pequeños,
diarios, de amor...? El cariño es planta delicada..., es como el pan que ha de
amasarse todos los días. De lo contrario
“se pone duro”, se reviene.
Si pudierais contar cada cual vuestras
historias de amor... Por eso: TE DOY
GRACIAS, SEÑOR, y eso es ya una buena experiencia de Adviento, que prepara
mejor el encuentro con el Señor.
ZACARÍAS EN EL TEMPLO
San Lucas (1,
5-17) ha investigado a fondo, minuciosamente. Y por eso empieza “antes” su
evangelio. Había un sacerdote, Zacarías, del turno de Abías, que vivía en las
montañas de Judea. Estaba casado con una gran mujer, tan religiosamente buena
como él. La pena que soportaron ambos era el no tener hijos, un baldón para el
judío. Los sacerdotes servían al Templo por turnos. Y ahora le toca el turno a
Zacarías. Se despide de su esposa y marcha feliz hacia el servicio de su
ministerio, honra del sacerdote. Había todo un ritual sagrado de vestirse los
ornamentos para oficiar, y de desvestirse. Había de oficiar el ofrecimiento del
incienso, ese aroma que sube hacia el Cielo y es símbolo de la oración.
Zacarías entró en
el Santuario, como tantas otras veces y se disponía a ofrecer el incienso con
todo su recogimiento y emoción… Lo que no contaba él era con la inesperada
visita de “un ángel”. Zacarías se quedó quieto, admirado, temeroso, casi
petrificado. No podía reaccionar. Miraba, casi sin ver. El “ángel” habló como
todo lo que es intervención de Dios: “No
temas”. Por ahí se empieza cuando el mensaje es de Dios. “Zacarías: tu oración ha sido escuchada”.
De verdad pienso que Zacarías no podía hacerse cargo de qué “oración” suya era
la que hubiera escuchado Dios. A estas alturas de su vejez y la de Isabel,
“aquella oración” había ya pasado de su punto de mira. ¿Qué oración suya era la
que nada menos que un ángel le anunciaba como “escuchada por Dios”.
Y el ángel sale
por donde menos esperaba Zacarías: “Tu
mujer, ISABEL, te dará un hijo, a quien pondrás por nombre JUAN”. ¡Ahora sí
que era para echarse a temblar, porque allí había varios elementos
sobrenaturales, casi como dichos de paso, pero bien comprensibles a un
israelita! Dos ancianos –estériles-, a quien se les anuncia un hijo…, y tal
hijo que trae NOMBRE ya puesto de antemano! Aquí es donde Zacarías se encuentra
ante lo sagrado…, ante el terror interno reverencial…
Más aún: Un hijo,
en cuyo nacimiento, se gozarán muchos…, ¡y no digamos tú…! Un niño que será grande a los ojos de Dios, consagrado [no beberá vino
ni licor]; y será lleno del Espíritu Santo…, y convertirá a muchos de los hijos
de Israel al Señor su Dios… Si el ángel se llega a detener aquí, era para
que Zacarías quedase ante una perplejidad muy fuerte. ¿Acaso se le anunciaba al
propio Mesías? ¿Qué diferencia podía haber? Quedaba ahí el NOMBRE, que ese no
encajaba con el del Mesías…
La gente esperaba
fuera extrañada. ¡Algo especial ocurría allí dentro! ¡¡¡Y vaya si ocurría!!!
Yo, ahora, me
quedaría metido en la piel de aquel hombre, que está en este momento como si
hubiera bebido mosto, que no sabe ni lo que debe decir o lo que debe callar.
Nosotros nos quedamos igual, pero orando. No como en una novela por entregas y
de aventuras sino que ha entrado Dios directamente, y eso sólo se entiende DE
RODILLAS, y como “gente sencilla”. El mundo, realmente, empieza a estar DEL
REVÉS. [Del libro: QUIÉN ES ESTE]
La 1ª lectura es muy importante. Habla del ESPÍRITU DE DIOS que nos llega con la venida del Mesías. Algo que va a cambiar al mundo. Es un Espíritu con "siete" efectos (siete es la plenitud en la simbología oriental). Y concluye con el "espíritu de TEMOR DE DIOS". Para cualquier entendido medianamente en la Biblia, sabe que ese "temor" expresa el amor: el de Dios hacia nosotros y el que corresponde desde nosotros hacia Dios, porque nunca se hizo algo grande desde el temor. Y San Pablo nos dice que hemos recibido un "espíritu de amor para no recaer en el temor.
ResponderEliminarEse espíritu en nosotros tiene que hacer "milagros". Así como la esperanza del Mesías provoca los imposibles del lobo habitando con el cordero, el oso con el león, la pantera con el cabrito, y el niño jugando con la serpiente", el encuentro nuestro con Jesús ha de provocar los "imposibles-posibles" de cambio interior de muchas cosas. Parece imposible dominar los vicios o defectos. Pues la presencia en nosotros de Jesús ha de provocar la posibilidad. Parece imposible cambiar actitudes adquiridas. ¡Pues poca fuerza tendría en nosotros la Eucaristía y la Oración si no nos pusiéramos a dar pasos en esa dirección de cambio y mejora!
La venida del Mesías no es para nosotros un futuro deseable sino una realidad diaria. Y ahí tiene que entrar un espíritu tan nuevo, espíritu de amor, que haga posible lo que parece que nos supera "porque ya somos así". ¡Es que tenemos que dejar de "ser así". Y poca fuerza tendría en nosotros la venida del Señor si ni siquiera nos fuera posible salir de determinadas posturas o situaciones. Algo tiene que notarse que nuestro encuentro con el Señor es válido para superar determinadas deficiencias personales.
Algo está pasando en el mundo:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/MitchellWiggs/videos/10157762462345257/
Termino de leer su comentario de hoy, y estoy admirada de todo cuanto dice en él, sobre las demostraciones del amor a los demás. Yo siempre digo eso mismo, que no esperemos a decir a los demás lo bien que hacen las cosas, hasta el día de la Misa de funeral, que ahí ya no nos estimulan al bien ni al mal, porque el momento ha pasado para eso. Ahora, en vida, es cuando tenemos que estimular al bien a nuestros semejantes, apoyando sus buenas iniciativas, alegrándonos de sus logros
ResponderEliminarEl amor si se va es que no era amor. El amor crece de día en día a medida que te vas haciendo más cristiano porque al sentirte hijo de Dios sientes amor por los hermanos, sientes un amor incondicional Los amas porque te sale del alma. El amor a los demás se demuestra de muchas formas, sobre todo a través de la ternura y el respeto procurando estar disponible en todo momento que se nos brinde la ocasión de poder prestar nuestro apoyo. Hoy , Jesús está entusiasmado porque la luz del Espíritu Santo le muestra que hay personas muy buenas, sencillas, que viven la paz y la transmiten. Esta es una cualidad de las personas que conocen al Padre y al Hijo, que se desviven para que el mundo cambie, para que en todos crezca la capacidad de diálogo.
ResponderEliminarYo he tenido la suerte de estar rodeada de personas ejemplares y buenas; me gustaría tener la ocasión de expresarles mi amor y mi reconocimiento por todo lo bueno que de ellas he recibido, pero por mis .Entre tanto, "vamos alegres a la casa del Señor"