En el día de la Virgen Dolorosa, el Santo Padre recuerda en Santa Marta cómo María es ungida Madre a los pies de la Cruz
15 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Sin la Iglesia no podemos ir
adelante, así como sin María no hubiera venido Jesús. Lo ha afirmado el santo
padre Francisco en la homilía de este lunes en Santa Marta, en el día que se
celebra la memoria de la Beata Virgen Dolorosa.
El Papa ha afirmado que la liturgia, después de mostrarnos la cruz
gloriosa, nos hace ver a la Madre humilde y bondadosa. En la Carta a los
Hebreos, Pablo subraya tres palabras fuertes: dice que Jesús,
"aprendió, obedeció y padeció". Por eso, el Papa ha recordado que
"es lo contrario de lo que ha sucedido con nuestro padre Adán, que no
había querido aprender lo que el Señor mandaba, que no había querido padecer ni
obedecer". Sin embargo, Jesús, siendo Dios, "murió, se humilló a sí
mismo haciéndose siervo. Esta es la gloria de la Cruz de Jesús".
Y así lo ha explicado el Pontífice: "Jesús ha venido al mundo
para aprender a ser hombre, y siendo hombre, caminar con los demás. Ha venido
al mundo para obedecer y ha obedecido. Pero esta obediencia la ha aprendido en
el sufrimiento. Adán ha salido del Paraíso con una promesa, la promesa que ha
ido adelante durante muchos siglos. Hoy, con esta obediencia, con este
aniquilarse a sí mismo, humillarse, de Jesús, esa promesa se ha convertido en
esperanza. Y el pueblo de Dios camina con verdadera esperanza. También la
Madre, 'la nueva Eva', como el mismo Pablo la llama, participa de este camino
del Hijo: aprendió, sufrió, obedeció. Y se convierte en Madre".
El Evangelio nos muestra a María a los pies de la Cruz. Jesús le
dice a Juan: "Ahí está tu madre". María "es ungida Madre",
ha señalado el Santo Padre.
Y ha proseguido: "y esta es también nuestra esperanza.
Nosotros no somos huérfanos, tenemos Madre: la Madre María. Pero también la
Iglesia es Madre y también la Iglesia es ungida Madre cuando hace el mismo
camino de Jesús y de María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento
y cuando tiene esa actitud de aprender continuamente el camino del Señor. Estas
dos mujeres --María y la Iglesia-- llevan adelante la esperanza que es Cristo,
nos dan a Cristo, generan Cristo en nosotros. Sin María, no hubiera estado
Jesucristo; sin la Iglesia, no podemos ir adelante".
"Dos mujeres y dos Madres", ha observado el Papa. Y
junto a ellas nuestra alma, que como decía el monje Isaac, abad de Stela,
"es femenina" y se parece "a María y a la Iglesia".
Finalmente, el Obispo de Roma en la homilía de este lunes ha
indicado que "hoy, mirando a esta mujer junto a la cruz, firme en el
seguir a su Hijo en el sufrimiento para aprender la obediencia, al mirarla
miramos a la Iglesia y miramos a nuestra Madre. Y también al mirar a nuestra
pequeña alma sabemos que no se perderá nunca, si continua siendo también una
mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y
la Iglesia". Y así, concluye: "Y como del Paraíso han salido nuestros
Padres como una promesa, hoy no podemos ir adelante sin una esperanza: la
esperanza que nos da nuestra Madre María, firme junto a la Cruz, y a nuestra
Madre Iglesia jerárquica".
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