Inauguración del curso, HOY 19,
de la ESCUELA DE ORACIÓN,
en Málaga,
a las 5’30,
en el SALÓN DE ACTOS
de los Jesuitas
EL FUNDAMENTO DE LA FE
San Pablo ha ido in crescendo en su escrito a los fieles
de Corinto (1ª, 15, 12-20), y tras exponerles la base misma del mensaje
cristiano –era el tema de ayer- hoy se adentra en el núcleo definitivo por el
que cree y en el que se asienta nuestra fe: LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.
Ha contado aquel momento de la Cena pascual en que se rememora la muerte del Señor hasta que Él vuelva.
Pero es que no hay que esperar a la última venida. La resurrección de
Jesucristo –aparecido a miembros concretos, y aun vivos muchos de ellos para
poder atestiguarlo- es una realidad tan sobre todo lo natural y humano, que
revela a las claras que Jesucristo –y Jesucristo resucitado- es la razón y la
prueba fehaciente de que nosotros estamos en la línea de la verdad, de la fe
incontrovertible. No seguimos a un mero líder
humano que hoy es y mañana no existe; no pertenecemos a una utopía o mero deseo. Nos estamos asentando
en una realidad absoluta y constatada: somos
los seguidores de un triunfador que ha vencido a la misma muerte…, y con su
victoria nosotros también somos ya victoriosos. Y nosotros estamos abocados a
esa resurrección, a esa victoria. Y en ese campo luchamos, vivimos y nos
esperanzamos en medio de nuestras batallas. Que las hay. Que no nos podemos
evadir de ellas. Que no las negamos. La cruz es cruz y el sufrimiento es sufrimiento.
Pero nuestra historia no se acaba ahí porque no se acabó ahí el “fracaso” de
Jesús. Jesús triunfó, RESUCITÓ, su vida no se acabó en el sepulcro. Su cuerpo
no se deshizo. Jesús salió victorioso y así cimentó nuestra gran esperanza de
que nosotros resucitaremos con Él.
Alguno nos ha preguntado alguna
vez: ¿y si todo eso es una fábula y no hay resurrección, y mientras tanto
estáis apaleados? –Pues muy sencillo: si no hubiera resurrección, ya la
habríamos vivido de antemano en esta esperanza que nos estimula y empuja a la
ilusión y a la mirada al futuro y futuro feliz. Ya valdría la pena haber
esperado…
Pero es que Jesús resucitó y es un
hecho constatado por sus testigos de vista que lo vieron muerto…, y a los que
se les apareció con vida. Y entonces ya no somos unos bobos que creemos por
consolarnos, sino unos convencidos que creemos porque JESUCRISTO HA RESUCITADO.
y tenemos todos los fundamentos para ser felices y esperar con certeza nuestra
felicidad.
En el Evangelio de San Lucas (8,
1-3) tenemos una breve descripción de poca defensa explicativa, y sin embargo
con acentos dignos de mención: uno, que no es nuevo: tras un episodio de cierta
tensión (Jesús con la mujer pecadora en casa de Simón, fariseo), suceda “un
caminar”. Algo así como que el mundo no se cierra “allí” donde algunos se han
escandalizado; Jesús sigue su camino…, tiene muchas más cosas que hacer… Otro aspecto,
de no poca importancia en la mística de Jesús, es no hacer el camino Él solo.
Lo acompañan los Doce. Y un tercer matiz, muy propio de Lucas, es que la mujer
tiene un puesto en ese caminar de Jesús.
Aquí aparecen mujeres concretas de muy diversas procedencias y valoraciones.
Las mujeres serán un día las primeros testigos del sepulcro vacío, y las
encargadas de llevar a los Doce el anuncio de la Resurrección. Ahora, en la
vida pública de Jesús, le acompañan y ayudan desde ese toque femenino que tiene
calidad especial.
Y desde este grupo reducido, y con
él. Jesús se va a meter en medio de un gentío… Lo que tenemos como plato fuerte
para mañana es la Parábola del SEMBRADOR, esa explicación tan sublime de Jesús,
que es fácil de entender “desde fuera”, pero tan de examen de nuestra realidad
personal, si nos adentramos un poco en ella. Una explicación “en parábola” para
que a todos nos sirva, todos podamos mirarnos en ella, y todos nos sintamos
llamados a remover razones que nos dificultan dar el rendimiento debido.
No
sé qué indicaba la participación del “Anónimo” de ayer, observando por qué no
había “comentario del P. Cantero”. Imagino que quedó respondido con solo bajar
unas líneas del blog.
Pero si es referencia a otros “comentarios”
aparecidos, sencillamente no pretendo estar de censor. El blog está ahí para
que intervengáis y expongáis. Y sólo cuando hubiera comentarios fuera de tono o
fuera de ortodoxia, yo haría “comentario” aclaratorio que evitara confusiones.
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