EXPERIMENTANDO A DIOS EN
EL
SILENCIO DE LA NOCHE.
Lucrecia
Mª Arigocena
Anoche me dormí en paz; y a las dos de la mañana,
con paz y sin sobresalto siento...como que me llaman.
Experimento al abrir mis ojos al nuevo día,
un sentimiento de gozo que me da mucha alegría.
El Costado de Jesús, siempre en mi alma presente,
va mostrándome su amor, de una manera patente.
Ahora ya no bebo Agua, ni Sangre, ni nada bebo,
pues Él mismo me zambulle en la Fuente y el Venero.
Los gozos dentro del Pecho, no se pueden describir,
porque allí son tan sublimes, que no hay palabra a decir.
¡Oh Esposo, ¿qué es esto ahora, a estas horas de la noche,
que tanto a mi me enamora?
Y la respuesta callada que en sentimiento se plasma,
me dice que allí está Dios, entregándose a mi alma.
Allí, no sé qué decir a este Dios, que así me trata,
y en acto de donación, yo le entregué allí mi alma.
A Matrimonio Divino me van sabiendo estas cosas,
y sin carne de por medio, son más puras y sabrosas.
Parece que desvelado mi cuerpo, quedó en reposo;
mas no es posible dormirse, sintiendo cerca al Esposo.
Así, yo en contemplación que a esa hora favorece,
mi alma quedó prendida en Aquel que la enardece.
Volví a dormir, siempre en paz, hasta que a las seis volvió
con otro toque amoroso, este Dios mi Creador,
que hasta viene en mi reposo.
Cierto es que para Él no hay noche, tampoco día,
se comunica a las almas sin que nadie se lo impida.
¿Dormir ya más?, imposible, pues yo quedé tan tocada,
que mi alma enamorada sólo podía rezar.
Yo, queriendo responder, y, rebasándome el don,
me quedé en acción de gracias, profunda, de corazón.
Gracias, Señor, que aún teniendo debilidad y pecado,
Tú no lo tienes en cuenta, y entras en mí, sin reparo.
¡Gracias, gracias, mi Señor!. Mi ser estalla en amor,
mi corazón se dilata, pues todo es gracia, Señor.
Corta fue la noche, sí, corta y celestial ha sido,
mas, tengo que aterrizar, sin dejarla en el olvido.
El termómetro seguro que ha de decir si es de Dios,
ha de ser, que a mí los otros, me experimenten mejor.
La medida de este don ha sido tan remecida,
que a otros yo no puedo dar con raquítica medida.
Si a esta conclusión yo llego, después de tanto Costado,
es que merece la pena servirle bien al Amado.
Lucrecia tiene una idea apostólica. Si alguna de sus experiencias sirve siquiera a una persona, se da por satisfecha.
ResponderEliminarYo, que sé que el blog tiene seguidores de los más distintos estilos, con la variedad que dan los carismas de Dios..., y que en los lectores de los 5 continentes puede haber quienes sientan afinidad con estas experiencias, ofrecí el blog para que "esa posible única persona" tuviera también aquí un engarce con el blog del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN.
Por lo demás, desde el primer momento he dejado a los seguidores la posibilidad de decir alguna palabra sobre el tema.