EL PREDICADOR
SIGUE SORPRENDIENDO
El libro del Eclesiastés rompe
y rasga. Pero debajo de la “cáscara” encierra verdades muy interesantes que
llevan a reflexionar. Hoy nos sorprende con lo que pensaríamos que es una “manga
ancha” peligrosa. Su consejo a los jóvenes nos haría pensar en unas consecuencias
fatales y un mundo disoluto: 11, 9-12, 8 dice: Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien…; déjate llevar del
corazón. El pensamiento inmediato es: ¡adónde nos lleva eso!
Resulta que San Pablo dice también: Probadlo todo y quedaos con lo bueno. Lo que encierra la misma idea,
que no sólo se dirige a los jóvenes.
Lo que no podemos es cortar la lectura de esas afirmaciones
como si cada frase se encerrase en sí misma. El propio libro del Eclesiastés concluye
esa idea con una advertencia esencial: Pero
sabe que Dios te llevará a juicio. Es decir: disfruta y pásalo bien…, pero
bajo la mirada de Dios. El “juicio de Dios” no está como un “post” que juzga ya cuando los hechos se
han consumado, sino como un faro de puerto que indica posición y ayuda a que
las cosas vayan bien. Pensando que Dios ve y que Dios sabe lo que es bueno, disfruta y déjate llevar del corazón bajo la mirada de Dios.
Es la idea de Pablo: otea todo, “prueba” todo…, pero
quédate con lo bueno. Y la piedra de toque para saber con qué te quedas es que todas las coas son vuestras y vosotros sois
de Cristo y Cristo hace lo que agrada a Dios.
Más claro no puede ser. Y es lo que recoge San Ignacio de
Loyola en sus Ejercicios: Todas las cosas
son buenas porque son hechas por Dios. Pero el uso de ellas ha de depender de
cada persona, en orden a que les conduzca al bien…, les conduzcan a Dios.
El azúcar es bueno para la persona. Pero un diabético en tanto puede usar en cuanto le ayude y en tanto prescindir cuanto le
dañe. “La cosa” en sí es buena, pero no en toda ocasión y para toda
persona. “Prueba todo; se queda con lo que le es bueno a tal persona”.
El Mesías de Dios es bueno. Pero a los apóstoles no les va
el mesianismo que anuncia Jesús. (Lc. 9,44-45). Ellos proclamen y quieren un
mesías. Pero se han cerrado a una idea humana. Y Jesús quiere que “prueben todo”,
y que se queden con lo verdadero. Y por eso no los deja en la inopia de sus
ideas mesiánicas, y les presenta un panorama absolutamente distinto. No es el
más gustoso. Pero es el de Dios…, es el camino de Dios.
Ellos no entendían
ese lenguaje. Y Jesús tendrá que repetirlo muchas veces. Ellos quieren
quedarse con lo placentero, lo triunfalista, la idea que traen arrastrada… Y
Jesús no da un paso atrás. Ellos no quieren ni preguntar (como si con eso
evitaran enfrentarse a la verdad). Jesús volverá a repetirlo cuantas veces sea
necesario. Habrán de quedarse con lo
bueno… Pero eso lleva su tiempo. Y el propio tiempo les acabará metiendo en
la realidad, aunque les escandalice hasta última hora. “No entendían” y les
costará mucho llegar a entender… Tendrán que suceder los “desastres” y que,
todavía, tenga que venir el Resucitado a enseñarles que así tenía que padecer el Mesías para entrar en su Gloria…, y tendrá
que abrirles el entendimiento para
entender las Escrituras… Lo demás es vacío…, vaciedad.
Aunque me haga repetitivo, esto fue –por parte de Cristo y
de la experiencia de la primera comunidad- su evangelización. Trabajo
cuesta…, pero ese es el camino. Y ese camino será indispensable para aceptar la
nueva evangelización en nuestros
momentos actuales.
El ámbito de esta doctrina no es el del culto ni el del cumplimiento de los mandamientos, sino el de la reflexión y la experiencia. Ya de aquí se pasa a una intimidad con Dios y al encuentro con uno mismo y al ámbito de las relaciones sociales y humanas.
ResponderEliminarLa Saviesa presupone la apertura del hombre a la reflexión. Exige un autodominio que se adquiere a lo largo de la vida a través de la disciplina en los múltiples campos de la vida: comer y beber, instintos sexuales; control de la lengua; un arte de comportarse en la vida...La Saviesa hace que el hombre sabio sea una persona individual, un hombre alegre, con buen humos, diligente, trabajador, magnánimo, valiente y prudente; en relación con el prójimo, la Saviesa exige amabilidad,en palabras y actitudes, que sea sincero y leal e imparcial en los juicios; bien sensible frente a la opresión de los débiles.En la familia, se responsabilizará de unas buenas relaciones familiares: mucho amor y fidelidad entre los esposos, educación de los hijos, cuidar a los padres y preocuparse por el bienestar de sus sirvientes.
La doctrina de la Saviesa pretende asegurar la felicidad de esta vida. En cambio, la necedad es camino de la perdición. El término "Savio"va unido a" justo" y "piadoso"; mientras que "necio" "impío"va unido a infeliz.
A partir de aquí, el sabio, tiene un gran temor de Dios que es la fuente de su "saviesa" y rechaza todo lo que le desagrada a Dios.La Saviesa es un Don de Dios. En Cohélet se considera positiva pero insuficiente porque no da respuesta a los problemas del hombre.Después de la Revelación ya todo es distinto: Dios es una Palabra siempre abierta. La Palabra es Jesucristo, siempre presente en cada situación nueva que nos toca vivir...