26 de enero de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre ha recitado esta
mañana, como cada domingo, la oración del Ángelus desde la ventana del estudio
en el Palacio Apostólico Vaticano, acompañado por una gran multitud de fieles y
peregrinos que han acudido a la plaza de San Pedro. Hoy han estado presentes
los jóvenes de Acción Católica de la diócesis de Roma que concluyen con la
"Caravana de la Paz" del mes de enero, un mes que tradicionalmente
dedican al tema de la paz.
Al finalizar la oración, un niño y una niña pertenecientes a dos
parroquias romanas, desde el apartamento pontificio, han leído un mensaje
en nombre de ACR de Roma y han liberado desde la ventana a dos palomas.
Estas son las palabras del Papa antes de la oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
el Evangelio de este domingo cuenta los inicios de la vida pública
de Jesús en las ciudades y en los pueblos de Galilea. Su misión no sale de
Jerusalén, es decir del centro religioso, social y político, sino de una zona
periférica, despreciada por los judíos más observadores, con motivo de la
presencia en esa región de diferentes poblaciones extranjeras; por esto el
profeta Isaías indica como "Galilea de las gentes".
Es una tierra de frontera, un zona de tránsito donde se encuentran
personas de diferentes razas, culturas y religiones. Galilea se convierte así
en un lugar simbólico de apertura del Evangelio a todos los pueblos. Desde este
punto de vista, Galilea se asemeja al mundo de hoy: coexistencia de diversas
culturas, necesidad de comparación y necesidad de encuentro. También nosotros
estamos inmersos cada día en una "Galilea de las gentes", y en este
tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir
recintos para estar más seguros, más protegidos. Pero Jesús nos enseña que la
Buena Noticia que Él trae no está reservada a una parte de la humanidad, es
para comunicar a todos. Es un feliz anuncio destinado a cuantos lo esperan,
pero también a cuantos quizá no esperan nada más y no tienen ni siquiera la
fuerza para buscar y preguntar.
Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que ninguno está excluido
de la salvación de Dios, es más, que Dios prefiere partir de la periferia, de
los últimos, para alcanzar a todos. Nos enseña un método, su método, que
expresa el contenido, es decir la misericordia del Padre. "Cada cristiano
y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero
todos somos invitados a aceptar esta llamada. ¿Y cuál es la llamada? Salir de
la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la
luz del Evangelio". (Esort. ap. Evangelii gaudium, 20).
Jesús comienza su misión no solo desde un lugar descentrado, si no
también con hombres que se les diría de "bajo perfil". Para elegir a
sus primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los
escribas o de los doctores de la Ley, sino a las personas humildes y a las
personas sencillas, que se preparan con empeño a la llegada del Reino de Dios.
Jesús va a llamarles allí donde trabajan, sobre la orilla del lago: son
pescadores. Les llama, y ellos le siguen, enseguida. Dejan las redes y van con
Él: su vida se convertirá en una aventura extraordinaria y fascinante.
Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama también hoy! El Señor
pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana; también hoy, en este momento,
aquí, el Señor, pasa por la plaza. Nos llama a ir con Él, a trabajar con Él por
el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros tiempos. Cada uno de vosotros
que piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me está mirando! ¿Qué me dice
el Señor? Y si alguno de vosotros oye que el Señor le dice: “sígueme”, sea
valiente, vaya con Él; Él no decepciona jamás. Escuchad en visestro corazón si
el Señor os llama a seguirlo. ¡Dejemos alcanzarnos por su mirada, por su voz, y
sigámoslo! “Para que la alegría del Evangelio llegue hasta a los confines de la
tierra y ninguna periferia se prive de su luz”.
Tras la oración del Ángelus, el Santo Padre ha dicho:
Ahora, veis que no estoy solo, estoy en compañía de dos de
vosotros que han subido aquí. ¡Son buenos estos dos!
Se celebra hoy la Jornada Mundial de los enfermos de lepra. Esta
enfermedad, aún estando en receso, lamentablemente afecta todavía a muchas
personas en condiciones de grave miseria. Es importante mantener viva la
solidaridad con estos hermanos y hermanas. A ellos aseguramos nuestra oración,
y rezamos también por todos aquellos que les asisten y, en diferentes formas,
se comprometen a derrotar esta enfermedad.
Estoy cerca con la oración a Ucrania, en particular a cuantos han
perdido la vida en estos días y a sus familias. Deseo que se desarrolle un
diálogo constructivo entre las instituciones y la sociedad civil y, evitando
todo recurso y acción violenta, prevalezcan en el corazón de cada uno ¡el
espíritu de la paz y la búsqueda del bien común!
Hoy hay muchos niños en la plaza, muchos. Pero también quiesiera,
con ellos, dirigir un pensamiento a Cocò Campolongo que a los tres años ha sido
quemado en el coche en Cassano allo Jonio. Esta furia sobre un niño tan pequeño
parece no tener precedentes en la historia de la criminalidad. Rezamos con Cocò
que seguro está con Jesús en el cielo. Por las personas que han hecho este
crimen para que se arrepientan y se conviertan al Señor.
En los próximos días, millones de personas, que viven en Extremo
Oriente y repartidos en varias partes del mundo, entre los cuales chinos,
coreanos y vietnamitas, celebran el fin de año lunar. A todos ellos les deseo
una existencia llena de alegría y de esperanza. El anhelo que no se puede
suprimir a la fraternidad, que alberga en su corazón, encuentre en la intimidad
de la familia el lugar privilegiado donde pueda ser descubierto, educado y
realizado. Será esta una preciosa contribución a la construcción de un mundo
más humano, en el que reina la paz.
Ayer, en Nápoles, se ha proclamado beata María Cristina de Savoya,
que vivió en la primera mitad del siglo XIX, reina de las dos Sicilias. Mujer
de profunda espiritualidad y de gran humildad, supo hacerse cargo de los
sufrimientos de su pueblo, convirtiéndose en verdadera madre de los pobres. Su extraordinario
ejemplo de caridad testimonia que la vida buena del Evangelio es posible en
cualquier ambiente y condición social.
Saludo con afecto a todos vosotros, queridos peregrinos venidos de
diferente parroquias de Italia y de otros países, como también a las
asociaciones, grupos escolares y otros. En particular, saludo a los estudiantes
de Cuenca (España) y las chicas de Panamá. Saludo a los fieles de
Caltanissetta, Priolo Gargallo, San Severino Marche y San Giuliano Milanese, y
los ex alumnos de la escuela de Minoprio. Quisiera también expresar mi cercanía
a la población que ha sufrido inundadaciones en Emilia.
¡Me diirijo ahora a los chicos y chicas de Acción Católica de la
Diócesis de Roma! Queridos jóvenes, también esto año, acompañados del cardenal
vicario, habéis venido numerosos al finalizar vuestra "Caravana de la
Paz". ¡Os doy las gracias! ¡Os doy muchas gracias! Escuchamos ahora el
mensaje que vuestro amigos aquí junto a mí, no leerán".
Al finalizar la lectura, los dos niños junto al Papa han lanzado
las dos palomas como símbolo de la paz.
Para concluir, el Santo Padre ha deseado a todos un buen domingo y
buena comida.
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