FALTÉ A LA
CITA
A la hora que habitualmente me
pongo a escribir para la meditación del blog, tomé el camino del Hospital. Muy distinto, ¿verdad? Pero para poder seguir
escribiendo –si Dios quiere- hay que empezar por cuidarse hoy. Y hoy era conveniente poner remedio a estas
manifestaciones que (de forma diversa) nos va presentando “un constipado”,
máxime cuando la experiencia de hace un año fue tan nefasta en mi salud.
Y
había pensado en todos los que buscáis la meditación de cada mañana.
Y
me había llamado mucho la atención una expresión del evangelio de hoy en San
Marcos: “el evangelio de DIOS”.
Y
puede uno decirme: ¿y es que es la primera vez que lo lee en tantos años? O bien: ¿y qué tiene de nuevo? El Espíritu sopla donde quiere y cuando
quiere. Lo normal en hablar del “evangelio de Jesucristo”, y así es el comienzo
de Marcos. Pero hete aquí que hoy comenzaba (1, 14) por: Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios”, o lo que es igual: DIOS ES BUENA
NOTICIA. Y sin embargo ¡cuántos le tienen miedo a Dios! San Pablo nos acentuará que “no hemos recibido un espíritu para recaer en el temor, sino un Espíritu de
amor para llamar a Dios: “Padre”. Y los estudiosos bíblicos han contado las
veces que aparece en la Biblia la palabra “temor” referida a Dios y jamás
indica “temor, miedo, recelo, resguardarse de…”, sino siempre expresa el amor
respetuoso de un hijo hacia su padre. [Se comprueba en los “paralelismos” que
utilizan con frecuencia los libros sagrados, en los que un verso habla de temor
y su paralelo, de amor (bajo diversas formas)].
Entonces,
Evangelio de Dios es la GRAN NOTICIA O BUENA NUEVA DE DIOS. Y si
se pone uno a ahondar, la gran noticia que el Padre nos mandó fue Jesucristo…;
la PALBRA viva del amor de Dios, fue SU HIJO hecho uno de nosotros…, yendo por
Galilea…, anunciando que el Reino de Dios está cerca… (¡tan cerca que estaba Él
allí!). Y lo que entonces pedía era: Convertíos…, CREED LA BUENA NOTICIA.
En
las horas interminables de unas “urgencias” he estado leyendo la Exhortación
apostólica del Papa. ¡Y cómo entiende uno ahí que no estamos convertidos…!, que
creer
en Dios nos está obligando a tener otros ojos, otra visión…, a salir de nosotros, de nuestra
concepción actual, de saber que mientras quede un simple recelo ahí dentro, una
ceja arqueada…, un juicio negativo…, todavía hemos de volver en nuestros
sentimientos profundos a la Buena Noticia
de Dios, al Evangelio de Dios, al
evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, esa PALABRA que Dios no se limitó a
“pronunciar” sino a enviárnosla en nuestra propia carne: “semejante en todo a nosotros, menos en el pecado”.
En
verdad que venir del “otro mundo” –como dice de sí el Papa- lleva ver la vida
desde ángulos tan distintos… Hoy me quedaba parado ante la lectura de muchas de
sus concreciones y me cuestionaba profundamente. Porque tenemos la idea de que
la “iglesia” “somos nosotros” (europeos)…, y ¡hay que ver la distancia casi
abismal que hay con la misma iglesia de nuestros hermanos de otras
latitudes! La cantidad de opciones que
hay en la Iglesia, llevando cada una a su manera la obra de Iglesia. Y me
llamaba la atención al ver los detalles en los que el Papa se fija para irnos
poniendo ante los ojos que el mundo ES MÁS GRANDE que las concepciones tribales
que tenemos. ¿Cómo es posible que amemos al mismo Jesús y vivamos los recelos,
las sospechas, las reticencias, y hasta los rechazos a quienes navegan en la
misma barca que nosotros?
Entonces
no deja de ser una cuestión muy fuerte saber que de la Buena Noticia hay
todavía avenidas de 10 carriles sin explorar…, o sin que nosotros las hayamos
explorado. La lectura objetiva de la
Exhortación es algo que merece la pena.
Claro: siempre que no la leamos “para lo bien que le viene al otro” sino
para decirme: ¿en qué latitud estoy yo? [¿Será verdad que seamos capaces de
CREER EN DIOS…, CONVERTIRNOS…, SENTIR CERCA EL REINO DE DIOS…, acoger el
evangelio de Jesús…, EL EVANGELIO DE
DIOS?].
El segundo retraso es debido a que estamos sin Internet. Hoy recurro a mi Módem para poder acudir a mi cita,
Recomiendo la lectura de la exhortación del Papa Francisco que menciona el padre Cantero, y hacerlo además pausadamente, subrayando. Yo lo del temor y el amor no lo entiendo, pero no importa. Si lo tengo que entender, ya lo entenderé. De momento esto es lo que yo asumo como temor de Dios.
ResponderEliminarExiste un temor de Dios que es un don del Espíritu Santo: Temer ofenderle, tememos al realizar nuestra propia debilidad y al saber que con facilidad podemos caer en pecado mortal y condenarnos. San Agustín decía "ama y haz lo que quieras" pero por su propia experiencia también escribió ampliamente sobre la necesidad del temor como motivo para el arrepentimiento. El temor, según San Agustín, lleva al dolor del corazón por el pecado. "Compunctus corde non solet dici nisi stimulus peccatorum in dolore penitendi".
Los buenos padres no solo hablan de amor sino que también ayudan a sus hijos a comprender los peligros. Y, como saben que la comprensión de los pequeños es muy limitada, inculcan un sano temor al castigo. Se trata del sano temor, la justa medicina. No el temor excesivo que quita la confianza y traumatiza. Recordemos que Dios es el Padre perfecto, modelo de todo padre. El sano temor es parte de su pedagogía divina para que nos mantengamos en guardia contra el grave peligro que acecha a todo hombre en la batalla espiritual contra el mundo, la carne y el demonio
Si somos humildes y realistas sobre nuestra tendencia al pecado, comprendemos que nuestro amor no siempre es perfecto. Somos niños ante Dios. Por eso, tener conciencia de las consecuencias del pecado y tenerle un sano temor nos ayuda a ser sobrios y no racionalizar el pecado, ni pretender que no ofende a Dios.
Esta es la visión que más se ajusta a lo que yo entiendo por temor de Dios, que seguramente es lo mismo que el Padre Cantero piensa.