Al poner el broche de oro en los Domingos
del año litúrgico, suplicamos a Dios que se realice en cada uno de nosotros SU
REINADO, que pedimos en el Padrenuestro.
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Venga, Padre, tu Reino de la Verdad que purifique tantas mentiras
en el hablar y en el vivir. Roguemos al
Señor.
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Venga a nosotros tu Reino de la
Vida, que nos lleve a valorar el respeto a la vida, la vida sana de todos,
la vida de los ancianos, de la mujer, de los hijos que deben venir, Roguemos al Señor.
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Venga a nosotros el Reino de la Santidad
que refleje tu santidad y la expanda en todos los niveles humanos, sociales,
familiares, eclesiales. Roguemos al
Señor.
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Pon en nosotros, Padrenuestro, tu Reino de la Gracia, que es tu Presencia en nosotros por tu Espíritu que mueve
nuestros corazones hacia el bien. Roguemos
al Señor.
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Venga, Padre, tu Reino de Justicia
–que es tu misericordia derramada sobre todos. Roguemos al Señor
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Envíanos tu Espíritu Santo, que es Espíritu del amor, porque este mundo está sediento de amor y te necesita. Roguemos al Señor
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Envuélvenos en tu Paz: paz
en las conciencias, paz entre las naciones, paz en los corazones…, esa PAZ que
es señal de que está en nosotros tu Reino. Roguemos
al Señor.
Lo pedimos por medio de
Jesucristo, Señor y Rey del universo, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
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