Francisco a los
enfermos: 'No se avergüencen de ser un tesoro precioso de la Iglesia'
El papa a los voluntarios del Unitalsi. 'Vuestra obra no es
asistencialismo o filantropía, sino genuino anuncio del evangelio de la
caridad' en un contexto que tiende considerar la enfermedad sólo como un problema
ROMA, 09 de noviembre de 2013 (Zenit.org) - El santo padre Francisco esta
mañana encontró en el aula Pablo VI en el Vaticano, a los voluntarios del
Unitalsi (Unión nacional italiana transporte enfermos a Lourdes y santuarios
internacionales), asociación italiana de voluntarios conocida principalmente
por su acompañar a enfermos y discapacitados a peregrinar a los santuarios
marianos.
LAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
“Queridos hermanos y hermanas, les saludo con afecto, especialmente
a las personas enfermas y discapacitadas, acompañadas por los voluntarios, a
los asistentes eclesiásticos, a los responsables de las sección y al presidente
nacional, a quienes les agradezco por su palabras.
La presencia de cardenales, obispos y personalidades
institucionales es un signo del aprecio que la Unitalsi encuentra en la Iglesia
y en la sociedad civil.
Desde hace 110 años vuestra asociación se dedica a las personas
enfermas o en condiciones de fragilidad, con un estilo típicamente evangélico.
De hecho vuestra obra no es asistencialismo o filantropía, sino un genuino
anuncio del evangelio de la caridad y del ministerio de consolación.
Pienso a los tantos socios de la Unitalsi esparcidos por toda
Italia: son hombres y mujeres, mamás y papás, y tantos jóvenes que movidos por
el amor de Cristo y su ejemplo de Buen Samaritano, delante del sufrimiento no
voltean la cara para el otro lado. Al contrario buscan tener una mirada que
acoge, una mano que levanta y acompaña, palabras de confort, abrazos de
ternura. No se desanimen por las dificultades y el cansancio, sino por el
contrario sigan donando su tiempo, sonrisa y amor a los hermanos y hermanas que
tienen necesidades.
Que cada personas enferma y frágil pueda ver en los rostros de
ustedes, el rostro de Jesús; y que también ustedes puedan reconocer en la
persona que sufre la carne de Cristo. Los pobres, también los pobres de salud
son una riqueza para la Iglesia; y ustedes de la Unitalsi, junto a tantas
realidades eclesiales, han recibido el don y el empelo de recoger esta riqueza,
para ayudar a valorizarla, no solamente para la misma Iglesia, sino para toda
la sociedad.
En el contexto cultural y social de hoy es más bien tendiente a
esconder la fragilidad física, a considerarla solamente un problema, que pide
resignación o falsa piedad o a veces el descartar las personas.
La Unitalsi está llamada a ser signo profético y a ir contra esta
lógica mundana, ayudando a quienes sufre a ser protagonistas de la sociedad, en
la Iglesia y también en la misma asociación. Para favorecer la real inserción
de los enfermos en la comunidad cristiana y suscitar en ellos un fuerte sentido
de pertenencia es necesaria una pastoral inclusiva en las parroquias y en las
asociaciones. Se trata de valorizar realmente la presencia y testimonio de las
personas frágiles y que sufren, no solamente como destinatarias de la obra
evangelizadora, pero como sujetos activos de esta misma acción apostólica.
Queridos hermanos y hermanas enfermos, no se consideren solamente
como objeto de solidaridad y de caridad, pero siéntanse insertados a pleno
título en la vida y en la misión de la Iglesia. Ustedes tienen un lugar propio,
un rol específico en la parroquia y en cada ámbito eclesial.
La presencia silenciosa de ustedes es más elocuente que tantas
palabras, la oración de ustedes, la oferta cotidiana de los sufrimientos en
unión con las de Jesús crucificado por la salvación del mundo, la aceptación
paciente y también gozosa de la condiciones, son un recurso espiritual, un
patrimonio para cada comunidad cristiana. Nos se avergüencen de ser un tesor
precioso de la Iglesia.
La experiencia más fuerte que la Unitalsi vive durante el año es
la peregrinación a los santuarios marianos, especialmente al de Lourdes.
También vuestro estilo apostólico y vuestra espiritualidad se refieren a la
Virgen santa. ¡Descubran nuevamente las razones más profundas! En particular
imiten la maternidad de María, la atención materna que ella nos dedica a cada
uno de nosotros. En el milagro de las bodas de Caná, la Virgen se dirige a los
siervos y les dice: “Todo lo que les diga, háganlo” y Jesús ordena a los
siervos de llenar con agua las ánforas y el agua se vuelve vino, mejor del que
habían servido hasta ese momento.
Esta intervención de María junto a su Hijo, muestra la cultura de
esta Madre hacia los hombres. Es el cuidado atento a nuestras necesidades más
reales: ¡María sabe qué necesitamos! Ella se ocupa de cuidarnos, intercediendo
junto a Jesús y pidiendo para cada uno de nosotros el don del 'vino nuevo', o
sea el amor, la gracia que nos salva. Ella intercede siempre y reza por
nosotros, especialmente en el momento de la dificultad y de la debilidad, en el
momento de la angustia y del desorientamiento, especialmente en la hora del
pecado. Por ello, en la oración del Ave María, le pedimos “ruega por nosotros
pecadores”.
Queridos hermanos y hermanas, encomendémonos siempre a la
protección de nuestra Madre celeste, que nos consuela e intercede por nosotros
junto a su Hijo. Nos ayude Ella a ser ante quienes encontremos en nuestro
camino, un reflejo de Aquel que es “Padre misericordioso y Dios de cada
consolación”.
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