23 novb.:
Cuestiones de poca monta
De
nuevo el evangelio de los 7 maridos que –siguiendo la ley del levirato- fueron
casándose con la viuda del anterior… Una ficción de los saduceos (que no creen
en la resurrección de los muertos) con la que pretendieron ridiculizar a Jesús
o cogerlo en juna trampa: “En la
resurrección, ¿de cuál es esposa esa mujer?
Jesús
respondió sencillamente que andaban despistados, planteando la eternidad con
los modos y formas de esta vida mortal.
Y con un razonamiento apto para aquellos mismos que le intentaban poner
en un brete, les contesta: Dios es Dios de vivos y no de muertos,
porque para Él todos están vivos. Un modo de razonar que a nosotros nos
parecerá extraño, pero que para la mentalidad judía era bastante.
Los
fariseos, siempre hostiles con Jesús, pero más hostiles con los saduceos-
reaccionan aplaudiendo a Jesús. Y dice
el final del texto que ya no se
atrevieron a hacerle más preguntas.
¡Es que quedaban mal!
Me
limitaría a una reflexión que nos fuera útil a nosotros: ¡cuántas tontas cuestiones
(o incluso discusiones y tensiones) nos buscamos por esas pequeñeces que nos
afectan tanto, que nos disgustan tanto, que nos dejan –y dejan en nuestro entorno-
un mal sabor de boca. Sencillamente porque un poco de madurez nos aconsejaría
evitar y eliminar las cuestiones de poca
monta, habiendo tantas cosas serias y prácticas que podrían hacernos bien y
hacernos crecer cuando constituyeran un alimento de nuestras conversaciones…,
unos puntos de interés…
No
hace mucho leíamos en la vida de un santo lo bien que vivía en la paz de su
convento. Un día lo nombraron Obispo y él mismo expresaba la dificultad para
mantener un equilibrio. Porque, por una parte, debía escuchar a todos; pero
cada uno descargaba sobre él su problema… Y él se hallaba más de una vez cogido
en la propia trampa de entrar al trapo de lo que le decían, unas veces
interesándose con cierto gusto de saber, pero en detrimento de su propio fiel
de balanza para calibrar con objetividad, e incluso alterándose en su interior,
con perjuicio para su oración.
Comprendo
el ridículo fácil de entrar al trapo…
Muchas mamás (sobre todo) se quejan de que no le hacen caso en su hogar “a
pesar de lo que ellas repiten las cosas”. ¡Por la boca muere el pez! Si no se entrara al trapo, no ocurriría eso.
Porque no hay más pérdida de razón que cuando se quiere imponer. Y peor: cuando
se quiere resolver una cosa por el camino que no es o con la inmediatez de un
conflicto…, en caliente…, cuando todavía se vive bajo el fragor de un
sentimiento…
Yo,
como el santo citado, vivo esas situaciones en las que uno se acaba metiendo y
pierde objetividad de juicio y de modo de expresión. ¡Cuántas veces he de darme
golpes de pecho porque no mantuve el fiel de mi balanza! Y soy capaz de enredarme en la minucia de un
tema de menor envergadura, pero que lo he “vivido afectiva y emocionalmente”…,
lo cual es la manera mejor de no acertar, de enfocar muy subjetivamente y,
entonces, equivocarme. Cosa que soy capaz de captar al vuelo en un interlocutor…,
y sin embargo perder la perspectiva cuando estoy metido en medio.
Por
todo lo cual, esta noche me voy a retirar
para hacer mis Ejercicios Espirituales, hasta el mismo 30, inclusive.
POR
ELLO no sé si pondré estas reflexiones diarias del blog o, por lo menos, en la
forma extensa. Lo que sí os voy a pedir –a quienes queráis acompañarme- es que
hagáis por mí una oración al Señor, pues no pretendo un mero “ejercicio piadoso”
sino hallar un equilibrio en mi actitud interna y de relación con los que trato.
Quiero y necesito que sea Él quien diga lo que Él quiere.
Cuente con mis oraciones. Siempre es necesario un retiro para sentir en profundidad la proximidad de un Dios bueno
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