Una anécdota
clarificadora
Se
produjo hace unos años en un rincón de nuestra Andalucía, entre un protagonista
llegado de otras tierras españolas y un andaluz, y ambos, “jerarcas” en su
ámbito. El no andaluz (que no se distinguió en su labor por cercanía humana y
simpatía) se quejaba, en su jubilación, cómo se había quedado solo y que no
aparecían los que antes estaban alrededor o, incluso, como colaboradores de
oficio.
El
andaluz, con sinceridad sencilla y una verdad transparente le dijo: -Compañero, uno recoge lo que sembró.
Al
menos es para pensarlo.
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