Felicidades, ¡Sacerdotes!
Conforme
vayáis bajando en el blog hoy, tendréis la razón de mi felicitación, queridos “blogistas sacerdotes”. Los que lo seáis por vuestro
ministerio, y los que vivís el sacerdocio de Jesucristo en la realidad de
vuestro Bautismo y vocación laica.
A
propósito de ese vuestro sacerdocio he pensado hoy en el blog sacerdotal. Me lo inspira un participante lector del mismo, en una comunicación particular.
Sabéis
que pienso que si alguien me avisa que llevo una mancha en la chaqueta, será
inteligente mirarme la chaqueta y ver si la llevo o no. Si no la llevo, no ha
pasado nada. Si la llevo, ¡agradecido al que me avisó!
El
blog del APOSTOLADO –en Málaga- tiene cerca del centenar de visitas diarias, a
través de diversas partes del mundo. Tiene un reducido número de participantes
activos. Tiene muchos que dicen que “todo
está tan bien dicho que nada hay que añadir”. Y tiene algunos que prefieren
no salir. Y eso se bifurca en dos: quienes temen salir para que no les comenten
su comentario; quienes viven ahí dentro alimentándose a sí mismos.
De
los que no salen ahora los hay porque se sintieron con las alas cortadas por
alguna “respuesta” a su comentario.
Y aquí es donde yo desearía poner hoy una
plica en Flandes.
No
me gusta que el blog nuestro sea un blog
de agua bendita, un “veneremur cernui” (“adorar postrados), ni menos que
parezca que lo que yo escribo es la última palabra del Espíritu Santo.
Por
tanto: mucho más me gustaría PARTICIPACIONES que enriquecen, preguntan,
cuestionan o buscan aclarar algo.
Eso
quiere decir que cuando se dice o se
pregunta o se cuestiona se hace desde la cordialidad y buena fe, con deseo
de aprender o clarificar. No son “últimas palabras” de nadie sino aportaciones
llenas de buena voluntad que da vida.
No un blog, pues, de polémica, porque
para eso, se cierra el “kiosko”. El “sacerdote no es para sí sino para los
demás”. Cada sacerdote –vosotros- laboráis en favor del bien de los demás, o estaríais
tocando el bombo. Eso lo firmaríais cualquiera de los que visitáis este blog.
Lo visitáis buscando “algo”.
Si
partimos de esa sana y buena intención, todos escribimos para todos y todos
para bien de todos, y nadie para levantar su cresta.
Siempre
es una ayuda para esa buena actitud evitar –cuanto es posible- la opción “Anónimo”,
puesto que hay una URL en el mismo recuadro donde cabe poner el nombre. Y
cuando damos la cara es que vamos al descubierto. Y como vamos de buena fe
todos los que participamos, podemos hacerlo. El temor a que salga el nombre
propio no suele ser una situación normal. Pero para solucionar ese “problema” la
opción “anónimo” sigue ahí y es válida para algún caso.
Labor
de la dirección es SUPRIMIR algún comentario fuera de lugar, si alguien –ajeno al
fin de este blog- pretendiera colarse para otros fines. Pero puedo asegurar que
lo he hecho mínimas veces, y alguna porque fue requerido por alguien que se
creyó aludido. Y no lo hice, no por admitir unas determinadas formas o ideas,
sino para no caer en el tema de “la censura”.
Quiero, pues, aprovechar este día festivo
sacerdotal para hacer esta extensión del sacerdocio real activo de muchos
que están ahí, que participan de las riquezas de este blog, y que pueden
aportar también ellos para seguir enriqueciéndolo. Habrá cosas que “estén muy
bien dichas” comentan algunos… Pero “a propósito de …” caben siempre algunas
luces o nuevas ráfagas de luz.
CONTINUAD BAJANDO PÁGINA,
QUE HAY MÁS COSAS HOY, día 12.
Personalmente, el blog es para mi un regalo de Dios. En mi día a día como cristiano, admito con orgullo que forma parte de mi reflexión-oración-formación.
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