Las llamadas
de Jesús
Hoy
hay plato doble, aunque ahora tenga que ser más breve; el tiempo come.
Las
lecturas de hoy nos presentan en el Evangelio (Mt 8, 18-22) dos llamadas del
Señor. Si alguien las quiere más
desmenuzadas y estudiadas, puede verlas en TRASPASANDO LA VENTANA, que presento
esta tarde, si Dios quiere, a las 8 de la tarde, en el Salón de Actos de los
Jesuitas (Málaga).
Dos
llamadas. ¡Que no dos respuestas!..., al menos a lo que parece. Porque en las
llamadas Jesús no pone las cosas de color de rosa. Jesús va a lo verdadero y no
pretende “atraer” como el que presenta a un niño un chupa-chup.
Viene
el primero muy decidido a seguir a Jesús
adonde quiera que vaya. Precioso. Jesús le responde que las zorras tienen madriguera y los pájaros
nido, pero que el Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza. O sea:
esto no es un paseo triunfal.
¿Siguió
adelante el doctor en leyes? No dice nada el Evangelio. Mi sospecha viene de
que no se da el nombre del que se ofreció. Y un individuo sin nombre en un caso
como éste, me deja que pensar.
Llega otro, que ya era discípulo, y
le plantea el caso de costumbres judías
de que el hijo soltero menor ha de permanecer cuidando a su padre hasta que
fallezca. Y el tal discípulo lo comunica a Jesús: Déjame ir hasta que entierre a mi padre. Y Jesús, que siempre es
tan humano le hace caer ven la cuenta de que esa costumbre puede y debe cambiar
cuando alguien como él está en el discipulado. Porque tiene otros hermanos que
pueden hacer esa labor. Y si él está llamado a una misión, ¡que los hermanos
asuman la responsabilidad, y no sea él quien tenga que renunciar a la suya como
discípulo.
¿Qué hizo? Otro que se va “sin nombre”… ¡Mala señal!
Todo lo cual no es la materialidad
de los hechos sino la seriedad en la vida cuando ha entrado por medio una
llamada de Jesús. Ni es “norma” insalvable. Es un paradigma que está enseñando que con el evangelio no se juega…, que
con Jesús no debemos soñar mantequillas…
Jesús es mucho más recio. Tan recio como de gran Corazón. Lo que no se puede es
dejarlo en un “buenazo”, porque eso
es desvirtuar a Jesús y al mismo Evangelio.
Por tanto, si el primero de éstos
aceptó vivir sin “madriguera” y sin “nido” que cobije y suavice, siguió a
Jesús. Si quería pero en realidad no
dio el paso, estamos ante el llamado que no sigue adelante porque había
equivocado su planteamiento.
Si el otro aceptó seguir como
discípulo y que sus hermanos acompañaran a su padre, fue uno que entendió el amor a Dios sobre TODAS las cosas. Si se dejó llevar e influir por sus afectos
humanos o las “leyes” añadidas, dejó la oportunidad de haber tenido un nombre junto
a Jesús.
Esa es la vida del creyente verdadero.
Ese es el espejo donde mirarse.
Amós (3, 1-8; 4, 11-12) presenta un
estilo novedoso en la redacción de su profecía. Si vamos al fondo, nos está
presentando el mismo tema de Jesús, aplicado a realidades sociales. A Dios no
le agradan las “religiosidades” que se dejan atrás las atenciones a los más
necesitados. Y –siguiendo el estilo propio del carácter judío- expone a un Dios
que venga los abusos que se cometen. O
sea: lo que los humanos solemos decir: “esto
no tiene perdón de Dios”, o bien “esto
no se queda así”. Lo que nosotros pensamos habitualmente, es lo que el
profeta ha escrito. Y naturalmente, poniendo a Dios por medio, porque un judío de
entonces no podría concebir nada si no es con la intervención directa de Dios.
Que el Corazón de Jesús cierre este mes colmándonos de bendiciones. Que
su Corazón se vuelque sobre nosotros. Que nosotros nos dispongamos a vivir el
AMOR A DIOS través del Corazón de
Jesucristo, encontrando su grandes y su cercanía, su exigencia y su ternura, su
poder y su misericordia a través de los SANTOS EVANGELIOS. No hay libro más
grande…, en su pequeño tamaño. Ni libro voluminoso que llegue al inmenso TAMAÑO
de los 4 Evangelios.
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