Novena al Sagrado Corazón
Día 5º: Camino por delante
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Teoría y
práctica
El
evangelio de hoy [Mt 7, 1-5] –Misas de la mañana- es “la teoría”. Jesucristo enseña algo que nos debiera entrar a fuego
en el entendimiento, y en el corazón: No juzguéis y no seréis juzgados… La medida
que uséis la usarán con vosotros. Por supuesto en el plano humano es
así. Mucho más de lo que pensamos, somos juzgados por la gente en la forma que
nosotros lo hacemos con los demás. ¿Y cómo saben los demás nuestros juicios? Porque hablamos como juzgamos;
actuamos como pensamos.
Se
me quedó muy clavada una observación que leí en un libro, a propósito de los
maestros y profesores. Bien sabemos lo que los alumnos dan de sí…, las diversas
clases de niños o adolescentes o jóvenes que se encuentran en una clase: los
inquietos, los nerviosos, los difíciles, los estudiosos y aplicados, los
“trastos”, los repipis, los normales…, etc. Y el formador va sobrellevando a
unos y a otros, procurando dar a cada uno ese trato y modo que cada cual
requiere. Días en que perderá sus nervios y le
soltará una fresca al primero que le colme el vaso… Pero ahí se queda. Y
los alumnos seguirán confiando en él.
Pero
un día le pone uno a cien por hora y el maestro dice “este niño es insoportable. Ha emitido ya un juicio. Y a partir de
ese momento se le hace insoportable ese alumno. El juicio ha arrastrado y acaba
diciéndole al propio joven: “Eres
insoportable”. Ahí se rompió la cuerda. Él ya no podrá soportar al niño, la
clase encontrará tenso al profesor cada vez que el tal sujeto entra por medio,
y lo que era antes de una manera, acaba ya estropeado. Y los alumnos, que
huelen la situación, acaban por hacerle la vida insoportable al “profe”. La
medida que él ha usado, la usan con él.
Y
la pléyade de maestros y docentes que acaban en la depresión y dados de baja es
alarmante.
De
ahí la enorme gravedad que tiene el juicio, aunque sea interior. Un día ese
interior revienta hacia afuera, y se expresa lo que se ha pensado. Y, como por
desgracia, la tendencia es a juzgar mal, lo que se expresa es el defecto, lo
que a uno le molesta, lo que no va en consonancia con los gustos propios… Y lo
que era un juicio se acaba haciendo una crítica, y una falta de respeto y
caridad. Porque encima de todo, el juicio puede ser fácilmente juicio temerario, porque ni sabemos las
circunstancias, ni las realidades, ni los porqués…, de esa persona a la que
hemos enjuiciado.
Y
del juicio a la palabra, de la palabra a la entrada en el terreno del otro, a
quien acabamos haciendo un daño. Y no justifica ni “la buena intención”, ni
ninguna de las “razones” que uno se quiere dar a sí mismo. El daño está hecho.
Se ha perdido una relación. Se ha apartado a una persona. Y posiblemente, en
arrastre de dominó, se han perdido las normales relaciones y la confianza de
otras personas.
La
1ª lectura [2Re 17, 5-8; 13-15; 18] no podemos dejar de leerla despacio. Porque
desde una perspectiva humana (que es la que puede dar el que escribe), también
a Dios se le ha apartado. Si aquel pueblo está sufriendo infortunios, ahora
pasamos de la teoría a la práctica: el
país es asediado… Y dice el autor: “Eso
sucedió porque sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el
Señor su Dios, que los había sacado de Egipto. Es consciente el autor de
que la ingratitud del pueblo ha existido, y que Dios se le ha apartado. Aunque
sea una visión muy típica del momento, no deja de ser interesante la reflexión.
Pues aunque nosotros tengamos la seguridad de que Dios no se nos aparta, no nos
justifica nunca para que nuestras actitudes desagraden
a Dios. Y por una experiencia de catarsis, acabamos pensando y expresando
que “Dios se ha apartado”. Fue la persona la que estableció la distancia porque
su conciencia le recrimina. [Y peor si no le recrimina, porque entonces se ha
metido en una situación de mala salida: que desagradó a Dios y encima se queda
tan tranquila. Hablando a lo humano, es como si Dios fuera no ya Bueno sino un
poco tontarrón, que ni siente ni padece.
El
autor de ese libro tiene mucho más sentido de Dios y –pensando el autor desde
su sentir- ve claramente que no hicieron
caso a Dios, no confiaron en el Señor su Dios, rechazaron el pacto que había
hecho el Señor con sus padres, y las advertencias que les hizo. Entonces ve
claro el hagiógrafo que Dios “se irritó y los arrojó de su presencia”.
Por
supuesto que no es que yo tenga esa visión de Dios, pero tampoco tengo la contraria; quiero decir: no confundamos nunca
al Dios Bueno y al dios padrazo; al Dios que perdona con el dios bobo; al Dios
Padre con el dios primo hermano. La
medida que uséis la usarán con vosotros… Y aunque esa expresión se refiere
al “pago” humano, no quiero tampoco que olvidemos aquello que fue palabra de
Jesús al darnos el “Padre nuestro”: “porque
si vosotros no perdonáis, tampoco os perdonará vuestro Padre del Cielo”.
Para mí son todas estas cosas materia de
meditación profunda, sin dejar nunca la convicción profundísima de que Dios usa otros baremos
que los humanos, Pero lo que está en la PALABRA DE DIOS está en la Palabra de Dios, y sería temerario
escoger una parte y dejar la oltra, según nos guste a o nos desagrade.
PRETENDO COMPLETAR CON ALGÚN COMENTARIO MÍO
Con esta meditación tan completa sobre los juicios y partiendo de la base que todos hemos juzgado y hemos sido juzgados por alguien,sólo tengo siempre presente este sabio consejo de San Agustín:"PROCURAD ADQUIRIR LAS VIRTUDES QUE CREÉIS QUE FALTAN EN VUESTROS HERMANOS,Y YA NO VERÉIS SUS DEFECTOS,PORQUE NO LOS TENDRÉIS VOSOTROS.
ResponderEliminarBuenas tardes, pues la verdad es que somos jueces implacables y despiadados con los demás, mientras nosotros nos creemos por así decirlo, seres perfectos y puros,y como dicen los ingleses "above reproach",(Muy por encima de todo reproche), sin percatarnos de que con esa misma medida nosotros seremos juzgados no sólo por los demás sino por Dios cuando estemos ante él a rendir cuentas de nuestras acciones. Por eso debemos ser generosos y pacientes con los demás, porque nosotros también tenemos nuestras cosas.
ResponderEliminarEn cuánto al ejemplo del maestro, como maestra de infantil es un tema que me compete, en una clase con 24 niños y niñas cada uno con su realidad y ambiente, como maestra sé que deberé tener mucha paciencia con ellos, respetando sus características personales y ritmos de aprendizaje, vaya, me estoy enrollando jajajaj.
Lo que quiero decir es que debemos ser buenos cristianos , intentando parecernos más a nuestro Padre celestial, y al Señor, no juzgar a nadie porque nosotros no sabemos por lo que está pasando esa persona para comportarse así, como cristiana intento ser mejor y más tolerante con los demás día a día.
Por eso no debemos apartarnos jamás del Señor, para amar sin medida como él lo hizo, muriendo por nosotros.