DOMINGO DE
RAMOS
La liturgia
del Domingo de Ramos CREE en le encarnación.
Comienza con la explosión de gozo ante el “Hijo de David, que viene en nombre
del Señor” y entra así en Jerusalén entre alborozo de gentes que le acompañan y
vitorean. Y llegados a Jerusalén se enfrentan los sacerdotes, escandalizados
porque un hombre se deje aclamar como Mesías-Hijo de Dios. Y ahí se apagan las
luces de esta casi nueva transfiguración en la que se dan los dos elementos de
luz y de sombras.
Eso lo ha
traducido la liturgia en esas lecturas que siguen a la entrada triunfal
(procesión y aclamación), y que entran en el plano de lo realmente humano: El
Siervo de Yawhé –Is 50, 4-7-, anticipo y figura de Jesús, puede decir al
abatido una palabra de aliento porque él mismo ha pasado por ese abatimiento: ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban,
la mejilla a los que mesaban mi barba; no oculté el rostro a insultos y
salivazo. Aunque escandalice a algunos que prefieren mantenerse en “las
alturas”, aquello que ayer se ofrecía en el pretorio como “piltrafa humana”, no
escandalizó a los autores sagrados cuando presentan al Siervo de Dios como gusano de la tierra, desecho de la gente,
sin rostro humano.
No escandalizó
a Pablo ni a los fieles filipenses (2, 6-11), a los que se les presenta a
Cristo como quien a pesar de su condición
divina, no hizo alarde (=no usó, no se valió) de su categoría de Dios (=su
poderío, su impasibilidad); al
contrario, se vació de su rango, tomando forma de esclavo, semejante a uno de
tantos (=hombre). Y así actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta
someterse a la muerte y una muerte de cruz. Eso es la encarnación
verdadera. Eso es lo que San Ignacio expresa como que la divinidad se esconde, no hace de paraguas protector…; Jesús no
simuló su Pasión ni sus sufrimientos, ni fue el demiurgo que se le intenta
hacer. Jesús llegó a ser ese gusano de la
tierra, porque así fue la redención elegida por Dios y para la que en el
primer instante dijo Jesús: aquí estoy
para hacer tu voluntad; estás harto de sacrificios según la ley, y me has dado un cuerpo (humano).
De ahí que la
liturgia de este Domingo de Ramos desemboque en la PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO según San Marcos [Ciclo B] en la toda la narración está en la línea
del hombre apresado y juzgado y maltratado. Que, en ese vaivén inmenso de
nuestra fe pascual. Un instante antes de morir, y cuando es imposible que un
crucificado pueda ni siquiera respirar (la muerte se producía por asfixia), de
aquel grito que pone carne de gallina en el centurión, que entonces reconoce
que verdaderamente
este hombre era Hijo de Dios.
San Marcos ha
cerrado su propio ciclo: comenzó su narración con la afirmación: Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, y
tras todas las peripecias de la vida pública y la pasión de Jesús, Hijo del
hombre, HOMBRE con todas las de la ley, casi cierra su historia con la
luminosidad de esa confesión del centurión admirado y hasta asustado, porque el
hombre que acaba de morir, verdaderamente
era Hijo de Dios, ya ha recibido el nombre todo nombre, ante el
que se dobla toda rodilla en el Cielo, en la tierra y aun en el abismo, y
proclama JESUCRISTO ES SEÑOR, para
la gloria de Dios Padre, que diseñó esta maravilla divina, sólo posible a
Dios, y que hacemos los humanos tan parcial que nos es tan difícil asumir que
el todo Dios fue todo hombre, y que el todo hombre es todo Dios. Cualquier
acento exclusivo en una parte, desvirtúa la fe plena del misterio.
Haciendo hoy mi meditación sobre la ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN, me detengo en el llanto de Jesús al divisar Jerusalén. Aquel llanto,entre gritos alegres y en tan solemne entrada ,debió resultar completamente inesperado.Tanta alegría se había roto de golpe,en un momento. "Jesús lloró " nos dice el Evangelio.Amaba la ciudad y ve el Señor cómo sobre ella caerán otros días que ya no serán como éste, día de alegría y de salvación, sino de desdicha y de ruina.. Jesús llora la impenitencia de Jerusalén. ¡Qué elocuentes son estas lágrimas de Cristo !.Lleno de misericordia, se compadece de esta ciudad que le rechaza.
ResponderEliminarJesús lo ha intentado todo con todos :con palabras,con obras,con tono de severidad unas veces,indulgente otras; con gente sencilla,y con sabios doctores,en el campo,en la ciudad...Nada quedó por intentar.
En nuestra vida,tampoco ha quedado nada por intentar ningún remedio por poner.La historia de cada hombre es la historia de la continua solicitud de Dios sobre nosotros.
Que no tenga que decir por ti aquello que cuentan que dijo por otros a la Madre Teresa de Calcuta ""Teresa,yo quise.......Pero los hombres no han querido"".
No siempre triunfará el amor de Jesús. Él busca las almas perdidas, casi las persigue, pero, en su persecución, respeta siempre la libertad de los que busca; llama a la puerta; pero no la echa abajo; se convierte en un mendigo. Fracasa con los fariseos; quiere llevarlos a la Verdad a través del Amor y no quieren escuchar; cualquier palabra que hablara de Amor o naciera del Amor, les sonaba a blasfemia; ellos se habían encerrado en su legalismo y de ahí no se movían..Fracasó su Amor con Judas. Lloró sobre Jerusalén que, por no escuchar a Dios , sería arrasada y no quedaría piedra sobre piedra...Lloró por un amor perdido, inútil.Llora porque siendo Él el que puede perdonar los pecados, no puede hacerlo si el pecador se obstina y lo rechaza...¿Qué hace Pilato? Las contínuas idas y venidas de Pilato entre los judíos y Jesús son un indicio de su situación crítica entre el mundo de arriba: Jesús y el de abajo: los judíos. Jesús llora por el fracaso de Pilato que, sabiendo que condenaba a un Inocente lo mandó a crucificar.¡ Jesús llora hoy por tantos hombres que no "quieren" salvarse !
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