Sigue Pasión en San Juan (5)
Pilato no
había querido saber la verdad, y su pregunta escéptica y despreciativa fue: ¿Y qué es verdad? Y en su chaqueteo
pragmático creyó resolver el tema con una “trampa inteligente” (esa era su
manera de entender la verdad). Aprovechando la costumbre de la Pascua, de poner
a un preso en libertad, Pilato es –en este evangelio- quien se adelanta a
proponer. Y no –según costumbre- el que
ellos pidiesen (nos dicen otros evangelistas), sino entre dos que Pilato
propone: O Jesús, rey de los judíos) o Barrabás “ladrón” (Y Barrabás era un ladrón, dice San Juan). Y posiblemente, en el pensamiento de la época, un terrorista, -un revolucionario, en otros
evangelistas- Un “mesías” de los muchos que salían por allí. Autores
estudiosos, entre los que está Benedicto XVI, descubren la composición del
nombre: Bar Abás, que equivale a
“hijo del padre”. De ahí que Pilato proponga ahora la elección entre un “rey de
los judíos” (un mesías) y el otro “mesías “hijo del padre”). No era una mala
comparación la que hacía Pilato, sino poner en paralelo dos personas
equivalentes para la mente de los judíos. ¿Por quién se podían decantar? Para
Pilato era muy claro: En Jesús “no halla
culpa”; Barrabás era un bandido.
En este
evangelio la respuesta es tajante y directa de los sacerdotes: No a éste sino a Barrabás. Los sacerdotes
habían ya olido la situación: Plato no quería comprometerse. Estaba en las
manos de ellos decidir. Y decidieron: No
a éste, sino a Barrabás.
Y Pilato ya se
sitúa en lo peor y vislumbra –aunque se intente resistir- que ha perdido la
batalla, y manda azotar a Jesús, que era algo previo a la crucifixión. Todavía
Juan no ha hablado de que hubieran pedido expresamente la crucifixión. Pero se
cura en salud. Lo mismo que deja a Jesús en manos de la soldadesca, que
maltratan y se burlan de Jesús con la “parada militar” en que hacen mofa del
“rey” aquellas gentes embrutecidas por la guerra, y que han visto que el propio
jefe no compromete nada por aquel hombre. Así vino la idea de tejer una corona
de espinas y echarle un manto de púrpura, y darle bofetadas mientras decían: Salve, rey de los judíos.
A todo esto,
el protagonista de la historia no es Pilato, ni los sacerdotes, ni los
soldados, ni Barrabás. El protagonista es Jesús, el hombre fiel que ha nacido y
venido al mundo para ser testigo de la VERDAD. Este Jesús es el que estaba en
el centro de todo esto. ¿Y en el interior suyo? Más allá de toda esta farsa que
está viendo y oyendo, ¿qué sentía y qué pensaba Jesús? Porque aquí es donde
nosotros podemos retratar nuestro pensamiento de Jesús, la idea que nos hacemos
de la Pasión, lo que verdaderamente creemos que fue aquello. Y ahí es donde
vamos a retratar nuestra visión de unos hechos (“padeciendo, aprendió a obedecer”) o la idealización de una devoción.
En el fondo también vamos a proyectar la verdad
más íntima que sentimos. ¿Qué es VERDAD?
Para Pilato
–para la batida en retirada de Pilato- ahora sólo queda que “lavar” su
responsabilidad. Y cuando al cabo del rato ve que a Jesús lo han dejado hecho
una piltrafa, viene a buscar otro resquicio de salvación para el que él
reconoce inocente: que se compadezcan de él por lástima.
Entonces os lo saco fuera para que sepáis que no
encuentro en Él culpa alguna. Y ese Jesús que es sacado en público viene con
la corona de espinas, y el manto de
púrpura. Un espectro de hombre, que difícilmente se sostiene tras la sangre
y la traumatización de los azotes y aquel suplicio de las espinas punzantes
sobre su cabeza. Encorvado, con una figura penosa para cualquier persona con
sentimientos humanos.
Liturgia del día
ResponderEliminarEstamos ante un anticipo del Misterio Pascual. El pueblo deportado y sufriente, en su particular "viernes santo", encuentra en la profecía de Ezequiel un luz brillante que se les abre delante.
La primera lectura –Ez 37, 21-28- nos devuelve a la visión luminosa de la seguridad que es Dios y que da Dios; a la seguridad luminosa que debe ir culminando nuestra Cuaresma. Porque permaneciendo la realidad de tanta deficiencia y aun maldad humana, la rebeldía que encierra la corrompida naturaleza de la humanidad, emerge la maravilla de Dios en su promesa: Voy a recoger a los israelitas de las naciones a las que marcharon…, los voy a repatriar. Los haré un solo pueblo. No volverán a profanarse con sus abominaciones. Mi siervo David será el pastor único; caminarán según mis mandatos; habitarán la tierra que le di a mi siervo Jacob, que habitaron vuestros padres… David será su príncipe para siempre; haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos… Con ellos moraré; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y sabrán las naciones que YO SOY EL SEÑOR.
El evangelio –Jn 11, 45-56- parece ser el mentís a la promesa de Dios… Los sumos sacerdotes están escandalizados porque Jesús gana terreno. Caifás, sumo sacerdote, pronuncia una frase lapidaria que en él tiene un sentido y en su profunda verdad es la historia de la salvación: Es preferible que un solo hombre muera, por tal de salvar al pueblo. San Juan lo traduce de inmediato: Caifás hizo una profecía sin saberlo. Porque la verdad era que Jesús iba a morir por su nación y para reunir a los hijos de Dios dispersos.
En efecto ese día decidieron darle muerte, y Jesús tuvo que andar escondiéndose, retirado a la región de Efraím.
La majestad de Jesús es evidente, aunque esté hecho una piltrafa, cubierto de lesiones y debilitado por la sangre que ha perdidoy que aún está perdiendo por la coronación de espinas.Jesús conocía todo lo que había de suceder. Es Él el que da la vida, nadie se la quita. El tema de la "Hora" de Jesús, habla de su libertad, que también es obediencia al Padre. Con Pilato habla largamente sobre el tema de su realeza; viene a este mundo para dar testimonio, porque Él es la Verdad, Él no es de este mundo. En Cafarnaún lo quieren hacer Rey y se aleja; pero a Pilato le dice que es Rey venido al mundo y Pilato les hace a los judíos una declaración profética: "Aquí tenéis a vuestro rey"; y, para contentar a los judíos redacto una inscripción para ponerla sobre la cruz, decía "Jesús el Nazareno, el rey de los judíos". Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: "No escribas :el rey de los judíos, sino: Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos" Pilato respondió: Lo que he escrito, escrito está". Pilato había sido movido ya por la decisión del Señor .sin saberlo; lo mismo que Caifás que profetiza que un hombre muera por todo el pueblo.Llama la atención que la condena de Jesús no se da en la casa de Anás, sino después de la resurrección de Lázaro que se reunió el Sanedrín para comentar el milagro y decidió oficialmente la muerte de Jesús...."Si tu eres el Cristo, dínoslo abiertamente" Jesús les respondió:"Ya os lo he dicho, pero no me creéis"( Jn 10, 24).
ResponderEliminarLos Planes de Dios siguen su curso y pasan necesariamente por su Muerte en la Cruz. Muere Él para salvarnos. Acerquémonos a Jesús; tengamos intimidad con Él durante esta semana.Acompañémoslo con nuestras crucecitas de cada día...